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Esta gente sí que lo va a pasar mal en las empresas en los próximos años
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LOS CUADROS INTERMEDIOS, DEPRIMIDOS CON RAZÓN

Esta gente sí que lo va a pasar mal en las empresas en los próximos años

Parecía de sentido común: cuanto más arriba estuvieras en una empresa, mayor salario, más seguridad y menos estrés. Un estudio viene a demostrar que en el medio se vive peor

Foto: ¿Este tipo de trabajadores tienen los días contados? Bueno, salvo el jefe. (iStock)
¿Este tipo de trabajadores tienen los días contados? Bueno, salvo el jefe. (iStock)

Los del medio son quienes peor lo están pasando. En una situación de crisis de empleo, y cuando los trabajos están difíciles de conseguir, damos por sentado que quienes ocupan las escalas más bajas de la pirámide laboral son quienes más propensos resultan a sufrir estrés, depresión u otro tipo de afecciones psicológicas causada por la presión laboral. No es así: un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Columbia, para el que entrevistaron a 22.000 trabajadores a tiempo completo, llega a la conclusión de que quienes ocupan posiciones intermedias son quienes enferman con mayor frecuencia: el 18% de los cargos de gestión sufrió depresión frente al 11% de los ejecutivos y de los propietarios de las empresas y el 12% de los empleados en los niveles más bajos.

La primera razón de este malestar es el lugar indefinido que ocupan, que los investigadores denominan “posición contradictoria de clase” (contradictory-class location). Son personas que gozan de una mayor retribución y de más autonomía que el resto de empleados, pero que trabajan más horas que los de abajo, tienen más responsabilidades y carecen de poder de decisión real, dado que su papel consiste en ser transmisores de las directrices que les llegan de los directivos y en cumplir con las cifras que les imponen como objetivo. Su papel suele ser el de traductores de las órdenes, a menudo cambiantes, del equipo gestor de la empresa, lo cual les conduce a un espacio ambiguo: pueden entender y compartir las quejas de sus subordinados, al mismo tiempo que están obligados a poner en práctica los planes de la empresa.

Los cuadros intermedios han sido la diana a la que han disparado las nuevas técnicas de management

Como asegura Seth Prins, doctorando en Epidemiología en la Columbia University’s Mailman School of Public Health y autor principal del estudio, en un artículo publicado en The Atlantic, se sienten sometidos a un fuego cruzado. "A diferencia de los enfoques estándar, que predicen menos ansiedad por cada peldaño que se asciende en la escala de educación y de ingresos, lo que señala nuestro estudio es que el medio es el espacio en el que se acumulan más depresión y ansiedad”, máxime cuando carecen de las ventajas de hallarse en lo alto de la pirámide y tampoco cuentan con “la solidaridad y el apoyo social que suelen ser propios de quienes están en la base”.

No sois necesarios

Hay, no obstante, un factor que añade mucha tensión a la tarea cotidiana de los cuadros intermedios. Al igual que muchos trabajadores especializados, los middle managers han sido el foco principal de las nuevas técnicas del management desde los años 90. Eran una diana previsible: sus salarios eran más altos, solían plantear más problemas derivados de la correcta realización del trabajo, y una de sus principales funciones, la de supervisión, podía ser llevada a cabo de maneras eficaces y menos costosas. Gran parte de los sistemas de gestión que se implantaron en las firmas tuvieron como meta la sistematización y estandarización del trabajo, a menudo gracias a la ayuda de los nuevos medios informáticos, así como el establecimiento de formas de medición del rendimiento que no pasaban por la vigilancia presencial. En este contexto, cada vez menos cuadros intermedios pasaron a ser percibidos como necesarios. Más al contrario, fueron considerados como un coste inapropiado para una época que apostaba por el empoderamiento, esto es, por ofrecer a los trabajadores de base más autonomía y por añadir a sus tareas cotidianas parte de las que realizaban los middle managers.

Pocas opciones laborales, posición ambigua en la empresa y funciones en declive: no es extraño que estén muy angustiados

Esta tendencia se halla operativa, lo que ha provocado que muchos empleados con cierta edad y conocimiento de la empresa hayan sido sustituidos por otros con menor trayectoria laboral y con retribuciones más bajas, y lo será aún más en el futuro cercano si algunas modas como la gig economy, o el uso de robots continúan siendo promovidas por los gurús tecnológicos. No es extraño, pues, que la ansiedad en los cuadros intermedios sea mucho más frecuente: poco empleo, situación ambigua en la estructura de la empresa y funciones en declive...

Los del medio son quienes peor lo están pasando. En una situación de crisis de empleo, y cuando los trabajos están difíciles de conseguir, damos por sentado que quienes ocupan las escalas más bajas de la pirámide laboral son quienes más propensos resultan a sufrir estrés, depresión u otro tipo de afecciones psicológicas causada por la presión laboral. No es así: un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Columbia, para el que entrevistaron a 22.000 trabajadores a tiempo completo, llega a la conclusión de que quienes ocupan posiciones intermedias son quienes enferman con mayor frecuencia: el 18% de los cargos de gestión sufrió depresión frente al 11% de los ejecutivos y de los propietarios de las empresas y el 12% de los empleados en los niveles más bajos.

La primera razón de este malestar es el lugar indefinido que ocupan, que los investigadores denominan “posición contradictoria de clase” (contradictory-class location). Son personas que gozan de una mayor retribución y de más autonomía que el resto de empleados, pero que trabajan más horas que los de abajo, tienen más responsabilidades y carecen de poder de decisión real, dado que su papel consiste en ser transmisores de las directrices que les llegan de los directivos y en cumplir con las cifras que les imponen como objetivo. Su papel suele ser el de traductores de las órdenes, a menudo cambiantes, del equipo gestor de la empresa, lo cual les conduce a un espacio ambiguo: pueden entender y compartir las quejas de sus subordinados, al mismo tiempo que están obligados a poner en práctica los planes de la empresa.

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