Es noticia
La película que debes ver este finde, si quieres aprender algo sobre el éxito
  1. Alma, Corazón, Vida
una comedia negra sobre el entorno empresarial

La película que debes ver este finde, si quieres aprender algo sobre el éxito

Nightcrawler, de Dan Gilroy, es la pelílcula sorpresa de este comienzo de año. Es una comedia negra, llena de mala leche soterrada, sobre el mundo de la empresa

Foto: Jake Gyllenhaal, en una imagen de Nightcrawler.
Jake Gyllenhaal, en una imagen de Nightcrawler.

La semana de su estreno, a pesar de una recaudación modesta, fue la película que más rentabilidad dio por sala. Es llamativo, porque el argumento no es particularmente interesante (está ambientada en el mundo de un reportero televisivo de sucesos en cadenas locales americanas), tampoco ha habido campaña publicitaria y no cuenta con grandes bazas comerciales, caso de un buen despliegue de efectos especiales. Es, además, una película para adultos, lo que suele generar desconfianza en un sector ya dedicado a niños y jóvenes. Todo, pues, apuntaba a que Nightcrawler (Dan Gilroy, 2014) fuese una más de esas producciones que desaparecen de pantalla a la semana siguiente de su estreno. Sin embargo, sin haberse convertido en un éxito, sí ha generado bastante expectación. Las críticas han sido positivas y el boca a boca ha funcionado bien, lo que le ha permitido sobrevivir holgadamente.

Nightcrawler es una película pequeña, un proyecto de autor para lucimiento de una estrella como Jake Gyllenhaal, necesitado de un trabajo que hiciera evidentes sus cualidades interpretativas. En ese plano, funciona a la perfección, con Gyllenhaal sacando partido de su peculiar físico para dar brillantemente cuerpo a un personaje que han emparentado con el Travis Bickle de Taxi Driver. Y es cierto: si el perturbado que encarnaba Robert de Niro era el resultado de la obsesión de las ciudades occidentales de los setenta, con su paranoia delictiva y su sensación de sociedad en imparable deterioro, el Louis Bloom de Nightcrawler lo es de la patología más evidente de nuestra época.

En segundo lugar, la película está muy lograda como producto de entretenimiento. Tiene ritmo, se sigue con facilidad y logra mantener la tensión, sacando partido de los escasos elementos de intriga. La atmósfera sórdida de los sucesos nocturnos en que se ambienta, que no es abordada desde el sensacionalismo, conforma un telón de fondo adecuado y creíble para una historia que atrapa nuestra atención.

Una comedia negrísima

Pero ambos elementos sólo darían como resultado una obra entretenida, lo cual suele ser bastante. Lo llamativo, y lo que la convierte en una obra apreciable, es un sentido del humor irónico a través del cual se articula una sátira soterrada y divertida de los discursos del management y del mundo de los negocios. Más que un drama o una película de intriga, es una comedia negrísima, que emplea el periodismo como hilo argumental, pero que podría haber funcionado en otro contexto. La pelea sin cuartel por las audiencias podía ser una buena excusa para hacer una crítica del sensacionalismo, pero las intenciones de guionista y director apuntan a los escalones superiores, a los de quienes imponen la lógica que incita a aplicar esas tácticas.

Nightcrawler funciona bien en el plano de la diversión irónica porque recoge todos los tópicos del management, sacándolos de contexto y llevándolos a lugares inesperados: el speech sobre evaluación y rendimiento que un buscavidas le suelta en un viejo coche a su empleado, que no tiene dinero para pagarse el alquiler de una casa, podría haber sido pronunciado en las últimas plantas de cualquier rascacielos. La manera de llevar (y resolver) las negociaciones, con sus particulares argumentos, son pura chanza respecto del lenguaje de los directivos; la exposición de sus cualidades ante el dueño de un garaje, un receptador de productos robados, para convencerle de que le contrate como empleado, incluso en prácticas, hubiera funcionado en cualquier selección de personal; y la peculiar negociación con la que consigue que una periodista se convierta en su amante, podría haber sido utilizada, para otros propósitos, por cualquier director de recursos humanos.

El hombre de negocios exitoso en el siglo XXI

Sobre todo, la película es una crítica acerada a las prácticas empresariales, especialmente puestas de manifiesto por la divergencia entre sus discursos, de los que Jake Gyllenhaal / Lou Bloom es el más fiel seguidor, y sus acciones reales. Bloom no hace nada que no haya aprendido en los manuales de gestión, que ha consultado por internet. Su personalidad es la lógica consecuencia de la aplicación de esas teorías: es alguien centrado en su trabajo, que pone todos sus esfuerzos en alcanzar el siguiente nivel, que muestra un notable deseo de progresar, que trata de satisfacer las necesidades de los clientes, que conduce su empresa atendiendo a costes y beneficios y que sabe aprovechar al máximo las oportunidades de que dispone. Es cierto que eso le hace parecer un psicópata, pero ahí está la cosa, porque también se acerca mucho al retrato del hombre de negocios exitoso del siglo XXI.

Lou Bloom es un tipo centrado y enfocado, que sabe lo que quiere, y que pone los medios para conseguirlo. Sabe cómo explotar las debilidades legales, saltando al otro lado de la línea pero siempre con cobertura, las personales, aprovechando las situaciones de fragilidad emocional, profesional o económica de quienes le rodean para sacarles el máximo partido (en todos los terrenos), y las comerciales, siendo consciente de cuándo se puede apretar en una negociación y cuándo rechazar una oferta.

Lou Bloom afirma que ”Si me ves, es que estás teniendo el peor día de tu vida”. Así es, por muchas razones. Pero al menos, este retrato del triunfador del siglo XXI nos es contado con el suficiente humor para convertir Nightcrawler en una comedia negra en lugar de en una película de terror.

La semana de su estreno, a pesar de una recaudación modesta, fue la película que más rentabilidad dio por sala. Es llamativo, porque el argumento no es particularmente interesante (está ambientada en el mundo de un reportero televisivo de sucesos en cadenas locales americanas), tampoco ha habido campaña publicitaria y no cuenta con grandes bazas comerciales, caso de un buen despliegue de efectos especiales. Es, además, una película para adultos, lo que suele generar desconfianza en un sector ya dedicado a niños y jóvenes. Todo, pues, apuntaba a que Nightcrawler (Dan Gilroy, 2014) fuese una más de esas producciones que desaparecen de pantalla a la semana siguiente de su estreno. Sin embargo, sin haberse convertido en un éxito, sí ha generado bastante expectación. Las críticas han sido positivas y el boca a boca ha funcionado bien, lo que le ha permitido sobrevivir holgadamente.

Sucesos Trabajo Rentabilidad Recursos humanos Periodismo
El redactor recomienda