Es noticia
"Quienes triunfan olvidan su pasado y viven completamente el presente"
  1. Alma, Corazón, Vida
¿LOS PRIVILEGIADOS TIENEN OTRA MORAL?

"Quienes triunfan olvidan su pasado y viven completamente el presente"

Adam y Cynthia son una joven pareja estadounidense. Ambos tienen sólo 22 años cuando deciden casarse y formar una familia. Su boda, una colosal fiesta llena

Foto: "Quienes triunfan olvidan su pasado y viven completamente el presente"
"Quienes triunfan olvidan su pasado y viven completamente el presente"

Adam y Cynthia son una joven pareja estadounidense. Ambos tienen sólo 22 años cuando deciden casarse y formar una familia. Su boda, una colosal fiesta llena de excesos de juventud, es el pistoletazo de salida de Los privilegios (Anagrama), la primera novela del escritor neoyorquino Jonathan Dee que llega ahora a nuestro país.

Aunque en términos literarios la novela de Dee es de las que se llevan muy buena nota, se trata de un libro que tiene, también, un importante calado social. Así como Capital, de John Lanchester ha sido bautizada como La hoguera de las vanidades del siglo XXI, Los privilegios bien puede ser, como apunta Justo Navarro en el epílogo de la edición española, El Gran Gatsby de nuestro tiempo (aunque el conflicto sentimental que aborda la novela sea diametralmente opuesto).

El libro relata a la perfección el clima que se vivía en la alta sociedad de Manhattan en el momento previo al estallido de la crisis financiera a través de la familia Morey, formada por Adam y Cynthia y sus dos hijos, April y Jonas. El matrimonio rompe enseguida con sus padres para consagrar su propia religión: ser cada día más ricos.

Pero los Morey no persiguen el dinero sólo para acumularlo, sino para poder hacer todo lo que quieran. Se aman, son inmensamente ricos y, aunque su riqueza se ha generado con actividades deshonestas, no tienen ningún dilema moral y, lo que es más chocante, ningún problema. Simplemente, son felices.

A los privilegiados no les falta moral, simplemente tienen una diferenteTal como ha explicado Dee a El Confidencial, el dinero hace felices a los Morey porque les abre al mundo. “No son especialmente ambiciosos ni ostentosos, simplemente quieren hacer lo que les plazca, cuando les plazca”, explica el escritor vía correo electrónico. “Yo no suelo mirar al mundo de esa forma, pero decir que la riqueza trae automáticamente la infelicidad es un placebo moral, diseñado para consolar a los envidiosos”.

Para Adam y Cynthia, cuenta Dee, el dinero es lo único que puede ofrecerles una libertad absoluta: “Para ellos, el dinero es igual a la posibilidad de elegir, es decir, la libertad. Quieren más dinero por puro instinto, no hay detrás ninguna perversa dimensión moral. La idea de que el dinero tiene, además, una dimensión social no es algo que valoren. Creo que uno de los secretos para vivir el tipo de vida de los Morey es la habilidad para ver el dinero como algo distinto al dinero”.

En busca de lo auténtico

En la familia Morey sólo hay un miembro díscolo: Jonas. El hijo varón se rebela contra sus padres porque se lo han dado todo hecho. “Siente que hay algo irreal, poco auténtico, en la vida que ha heredado de sus padres”, esxplica Dee. Es por ello que se encierra en su cuarto a escuchar viejos vinilos de punk y folk, la música de verdad, todo lo contrario, piensa, al pastiche indie del que gustan sus compañeros de escuela.

Los hombres y mujeres que triunfan viven siempre en el momento y piensan sólo en lo que viene despuésPero, al final de la novela, descubre que la “realidad” que pensaba se estaba perdiendo “es más bien algo de lo que defenderse que lo que codiciar”, asegura Dee. “Los espíritus inquietos siempre van a querer rebelarse contra lo que la cultura dominante prescribe para ellos”, explica Dee. Pero el dinero trae más cosas buenas que malas, y es difícil, si no imposible, renegar de él.

“El principal objetivo de la novela es reafirmar que la realidad nunca es en blanco y negro”, asegura Dee. “Una buena novela no simplifica nuestro juicio sobre la naturaleza de los demás, más bien lo complica”. Y eso es lo que hace Los Privilegios. En el transcurso de la lectura buscamos incansables la tragedia: queremos que Adam y Cynthia se estrellen, acaben en la cárcel o sufran alguna desgracia, y deseamos que Jonas mande al cuerno a sus padres y viva su propia vida. Nada de esto ocurre. 

Un crimen sin castigo

Adam es el perfecto retrato del estafador moderno. Es consciente de que sus actividades son ilegales pero en ningún momento cree que carecen de ética: está en juego la felicidad de su familia. Lo único que busca es mostrarle a su mujer el intenso amor que siente. “Adam, en particular, puede sobrevivir sin dinero, pero nunca podría sobrevivir sin el amor de su mujer”, asegura Dee. “Mi principal idea al crear esta pareja es que el dinero no les hace como son: es lo que son lo que les hace ganar dinero”.

Y por mucho que nos pese, explica el escritor, su comportamiento no carece de moral: “Nunca iría tan lejos como para decir que todos los financieros son inmorales. Aquellos hombres y mujeres que conozco que prosperan en este mundo tienden a tener una habilidad en común: son capaces de ignorar el pasado. Viven siempre en el momento y piensan sólo en lo que viene después. No están obsesionados por sus propios errores. En otras palabras, tienen alma de jugador, y a los jugadores no les falta moral, simplemente tienen una diferente”.

Dee comenzó a escribir la novela en 2004, mucho antes de que estallara la crisis, que, sin embargo, ha sido clave en la recepción que ha tenido el libro. “El clima en el que se ha publicado la novela ha ayudado y ha hecho daño a la misma”, asegura Dee. “Los lectores han mostrado un interés inusual por el asunto que trata, pero también tenían un hambre notable de ver a los ricos castigados, que es algo que no ocurre en esta novela”.

Después de todo lo que ha acontecido será difícil encontrar relatos en los que los ricos salgan bien parados. La lucha de clases, un concepto que dábamos por muerto, está volviendo irremediablemente a nuestras vidas y, tal como asegura Dee, “sólo es cuestión de tiempo que regrese también a la novela”. 

Adam y Cynthia son una joven pareja estadounidense. Ambos tienen sólo 22 años cuando deciden casarse y formar una familia. Su boda, una colosal fiesta llena de excesos de juventud, es el pistoletazo de salida de Los privilegios (Anagrama), la primera novela del escritor neoyorquino Jonathan Dee que llega ahora a nuestro país.