“Recomendarte que te dediques a lo que tiene más salidas es algo muy estúpido”

“Tu trabajo debe ser tu mayor pasión”, “orienta tu carrera profesional hacia aquello que mejor se te dé” o “dedícate a lo que más salidas laborales tenga” son algunas de las máximas que suelen repetir los orientadores académicos y que guían las decisiones de los estudiantes, tanto para elegir una carrera universitaria como para buscar un determinado trabajo. El propósito de estos consejos no es otro que buscar la felicidad mediante la satisfacción laboral. Sin embargo, se trata “de las recomendaciones más estúpidas que un estudiante pueda escuchar”, según arremete William MacAskill, profesor de ética y filosofía en las prestigiosas universidades de Oxford y Princeton, donde también fundó la asociación 80.000 Horas, que presta servicios de asesoramiento laboral.

Para MacAskill el enfoque habitual de los orientadores laborales está equivocado de raíz: “Las decisiones a la hora de elegir una carrera o un trabajo no deberían basarse en el beneficio individual, sino en el colectivo, pues a la larga ese es el único camino para tener una vida feliz y plena”. La mejor motivación, añade, surge al perseguir el “altruismo”, en lugar del éxito personal, con el que solo se consigue “una insatisfacción constante”.

Los lemas del profesor son “haced algo trascendente y valioso” y “dejad que los problemas del mundo dicten vuestras decisiones”. Unas máximas que él mismo reconoce que “nunca se oirán en un discurso de graduación”. Y es que la mayoría de sus colegas han tachado su filosofía de ingenua y trivial. A pesar de ello, el filósofo se ha reforzado en su tesis y ha intentado argumentarlas mediante estudios científicos con un enfoque multidisciplinar: espiritual, científico y pragmático.

1.- Justificación espiritual

El éxito y el dinero solo permiten obtener satisfacciones puntuales; es decir, pequeños espejismos que “cuando miras hacia atrás y te preguntas qué has hecho bien y de utilidad, solo te viene a la cabeza el piso de la playa o el coche deportivo. Sin embargo, si has hecho cosas relevantes que han ayudado a los demás y han contribuido a hacer del mundo un lugar mejor, entonces vivirás en una atmósfera de satisfacción constante”.

Para este filósofo de Oxford y Princeton, el mejor camino para encontrar un sentido a la vida es involucrarse en actividades significativas, que tengan repercusión en el mundo exterior más allá de nuestra cuenta corriente en el banco. Lo trascendental y espiritual, añade, nos hace más felices que meramente material.

2.- Justificación científica

Una multitud de estudios psicológicos defienden la tesis de que el altruismo y la búsqueda del interés general son las mejores actitudes para cultivar la felicidad. En un experimento llevado a cabo por la investigadora Francesca Borgonovi se llegó a la conclusión de que las personas que ejercían algún tipo de voluntariado no solo eran más felices que la media, sino que disfrutaban de una mejor salud, tanto psíquica como física. Según el estudio, estas diferencias entre unas personas y otras se deben a que el altruismo aporta “sentido, modifica nuestra escala de valores para priorizar los positivo frente a lo negativo, y permite ser conscientes de las cosas buenas que nos da la vida”.El altruismo y la búsqueda del interés general son las mejores actitudes para cultivar la felicidad

El hecho de donar dinero a causas que creamos justas o personas necesitadas también se ha demostrado como una de las mayores fuentes de felicidad a largo plazo. Así se asegura, por ejemplo, en el estudio Spending Money on Others Promotes Happiness dirigido por Elizabeth Dunn. A partir de análisis de las emociones de los participantes se determinó que quienes gastaban parte de su dinero en los demás eran más felices que quienes gastaban todo en sí mismos. El mismo resultado se obtuvo en una macroencuesta en la que se comparaba la cantidad porcentual de dinero destinado a donativos con las tasas de felicidad.

Otros estudios han demostrado también que uno de los factores que más influyen en la satisfacción laboral es que las tareas realizadas tengan una repercusión en el bienestar de los demás. Asimismo, cuanta más importancia se le atribuya al trabajo que realizamos, mayor será nuestro rendimiento laboral.

3.- Justificación pragmática

MacAskill se basa en su propia experiencia personal para justificar sus teorías sobre las decisiones laborales y académicas. Si en un principio, inmediatamente después de su graduación, “solo trabajaba para crecer personalmente como filósofo”, ahora lo hace para ayudar a los demás, lo que ha mejorado su vida en muchos aspectos, según asegura. “En lugar de dejarme llevar por la masa y hacer lo políticamente correcto, intento regirme por mis propios principios y valores”.

La ventaja de esta filosofía de vida, dice, es que “cuando se trata de altruismo no existe la competencia porque compartes unos mismos objetivos con los demás”. En cambio, continúa, “si buscas tu propio interés, competirás con todo el mundo que te rodea, ya sea por dinero, fama, poder o estatus social”. La finalidad de las enseñanzas de MacAskill no es que sus alumnos acaben trabajando en una ONG, sino que “descubran lo que es provechoso para la sociedad y escojan un trabajo que le dé sentido a sus valores”.