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El dinero crece en los árboles (aunque a veces no seamos conscientes de ello)
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El dinero crece en los árboles (aunque a veces no seamos conscientes de ello)

Es el libro de no ficción más vendido en Reino Unido. Y, sorprendentemente, no se trata de un tomo de autoayuda, ni de la biografía del

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El dinero crece en los árboles (aunque a veces no seamos conscientes de ello)

Es el libro de no ficción más vendido en Reino Unido. Y, sorprendentemente, no se trata de un tomo de autoayuda, ni de la biografía del famosete de turno, sino un libro sobre el medio ambiente que, eso sí, adopta un punto de vista innovador. Si la mayor parte de ensayos ecologistas se centran en la defensa de nuestro planeta basándose en razones morales –y, según sus críticos, recurriendo a un molesto adoctrinamiento –, Tony Juniper defiende en What Has Nature Done for Us (Profile Books) que no sólo debemos cuidar el medio ambiente por nuestra responsabilidad hacia las generaciones venideras, sino también, porque es un recurso natural que permite un gran provecho económico. Si no los convencemos por su corazón, parece haber pensado Juniper, habrá que convencerlos por su bolsillo.

Juniper ofrece en su volumen un gran número de estadísticas, tanto positivas (el dinero que podemos obtener de la naturaleza) como negativas (el dinero que nos cuestan catástrofes naturales). Por ejemplo, calcula que el coste que supone la contaminación originada por el nitrógeno empleado en la agricultura se encuentra entre los 70 y 320 mil millones de dólares. Y si la catástrofe de Nueva Orleáns fue devastadora desde el punto de vista humano, también lo fue en términos económicos, costando nada menos que 81.000 millones de dólares a Estados Unidos.  

Todos nos aprovechamos de los servicios del ecosistema, gratuitos pero no ilimitadosLa tesis del autor, reflejada en la introducción del libro, es clara: “Existe la creencia de que el desarrollo económico y el crecimiento se ralentizan si insistimos en proteger la naturaleza, pero nada más lejos de la realidad”. En realidad, señala el director ejecutivo de Friends of the Earth, podemos beneficiarnos de manera sustancial de lo que el planeta nos ofrece, siempre y cuando nos mostremos dispuestos a corresponderle en consonancia. Juniper cuenta con grandes aliados, como Carlos, Príncipe de Gales, que firma el prólogo del libro.

Gratis, sencillo y útil, pero condenado a desaparecer

¿Para qué gastar dinero creando artificialmente sistemas y recursos que la propia naturaleza nos entrega?, se pregunta el autor. Disponemos de unos “servicios del ecosistema”, completamente gratuitos y accesibles para todos, que desde mediados del siglo XX han ido cayendo uno detrás de otro. Es el caso, por ejemplo, del agua, pero también de las plantas o de los animales. El libro está formado por un gran número de casos que nos recuerdan de qué manera todas las empresas y países aprovechan los recursos naturales de una forma u otra, pero que raramente se preocupan por preservarlos. Como dice el refrán, sólo nos damos cuenta de lo útiles que eran cuando dejamos de tenerlos.

Nuesta conciencia ecológica puede ser estimulada tanto por lo económico como por lo éticoLos datos hablan por sí mismos. Desde mediados del siglo XX, alrededor de un tercio del suelo cultivado ha sido degradado por la aplicación continua de químicos. Entre 2000 y 2010, ha desaparecido en el planeta una cantidad de bosque equivalente a una superficie superior al tamaño de Alemania. El agua de los océanos proporciona una cantidad de recursos equivalente a los 21 billones de dólares. Y Juniper calcula que la creación de un 10% más de áreas de ciclismo en Copenhague supuso un beneficio de unos 12 millones de dólares. Aunque, claro, se trata de un concepto tan intangible –el autor habla de beneficio mental– que es difícil estimar dicha cifra.

El buitre como salvador del país

Juniper, por ejemplo, utiliza en el arranque del libro el ejemplo de los buitres de la India para señalar de qué manera los animales más desagradables también pueden ser necesarios en el bienestar de la sociedad. A comienzos de los años noventa se estimaba que existía una población de buitres en el país asiático que rondaba los 40 millones. Los buitres, a pesar de su mala fama social, cumplían una labor imprescindible a la hora de eliminar la basura. En concreto, porque se alimentaban del desecho orgánico generado por los cadáveres del ganado muerto, unas doce toneladas al año. Diez años después, los granjeros indios comenzaron a alimentar con drogas antiinflamatorias a los animales. Los buitres, al devorar dichos cadáveres, morían envenenados.

¿El resultado? Una insospechada cadena de desastres que le ha costado a la India más de 30 mil millones de dólares. Debido a la reducción significativa de la población de buitres, fueron los perros salvajes los que comenzaron a alimentarse de los cadáveres del ganado, una vía de supervivencia que provocó su rápido crecimiento. Ahora mismo el país se enfrenta a una plaga de perros salvajes que ha llevado al aumento exponencial de los ataques a la población y nada menos que 48.000 muertes anuales ocasionadas por la rabia. Nada de esto habría ocurrido de no haberse diezmado la población de buitres.

El giro económico de los medioambientalistas

La tesis defendida por Juniper entronca con una tendencia poco frecuente entre los medioambientalistas, al menos hasta ahora. Si en el pasado se había apelado a lo ético para defender el planeta, ahora es el turno de lo económico. Lo que es bueno para la naturaleza, es bueno para nuestros bolsillos, señala el autor, que ha colaborado con compañías como Danone y Skanska (una constructora sueca) para desarrollar sus campañas de estrategia y sostenibilidad.  

La orientación económica de la ecología es un cambio de paradigmaEl autor es plenamente consciente de que la mayor parte de la población no quiere saber nada del medio ambiente, y postula dos teorías para explicarlo. Por un lado, que el futuro tan catastrófico que se nos pinta resulta tan devastador que preferimos no saber nada de él y centrarnos en el presente. Por otro, que otorgamos poca veracidad a unos datos que, si de verdad fuesen tan alarmantes, ya habrían conducido a las autoridades a ponerle remedio. Además, la recesión económica nos quita demasiado el sueño como para unirle más preocupaciones.

Se trata de un cambio de paradigma en las ciencias sociales que está contribuyendo a que empresas y países comiencen a colaborar para proteger el medio ambiente. En un momento en el que la situación económica ha obligado a todas las instituciones a examinar hasta el detalle el más mínimo euro gastado, no podemos permitirnos despreciar aquello que se nos ha entregado sin coste, defiende el autor.

Es el libro de no ficción más vendido en Reino Unido. Y, sorprendentemente, no se trata de un tomo de autoayuda, ni de la biografía del famosete de turno, sino un libro sobre el medio ambiente que, eso sí, adopta un punto de vista innovador. Si la mayor parte de ensayos ecologistas se centran en la defensa de nuestro planeta basándose en razones morales –y, según sus críticos, recurriendo a un molesto adoctrinamiento –, Tony Juniper defiende en What Has Nature Done for Us (Profile Books) que no sólo debemos cuidar el medio ambiente por nuestra responsabilidad hacia las generaciones venideras, sino también, porque es un recurso natural que permite un gran provecho económico. Si no los convencemos por su corazón, parece haber pensado Juniper, habrá que convencerlos por su bolsillo.