Es noticia
Te has gastado todo el dinero: cuándo debes sentirte culpable y cuándo no
  1. Alma, Corazón, Vida
¿ESTÁS SEGURO DE QUE HAS HECHO LO CORRECTO?

Te has gastado todo el dinero: cuándo debes sentirte culpable y cuándo no

Nos sucede a todos. Compramos algo con muchísima ilusión y tras meditarlo enormemente, pero nada más salir de la tienda nos entra un extraño remordimiento: ¿y

Foto: Te has gastado todo el dinero: cuándo debes sentirte culpable y cuándo no
Te has gastado todo el dinero: cuándo debes sentirte culpable y cuándo no

Nos sucede a todos. Compramos algo con muchísima ilusión y tras meditarlo enormemente, pero nada más salir de la tienda nos entra un extraño remordimiento: ¿y si no es tan bueno como dicen? ¿Y si se me rompe enseguida? ¿Y si podría haberlo encontrado más barato? Todas estas dudas son normales a la hora de gastar dinero, pero no siempre son buenas consejeras y, además, son precisamente las personas más irresponsables las que no las tienen. Hay razones lógicas para preocuparse por gastar dinero, pero otras no lo son tanto y pueden convertirse en un problema si aparecen cada vez que compramos algo.

CUÁNDO DEBES SENTIRTE CULPABLE POR GASTAR DINERO

No es tu dinero

Es una buena razón, y es más habitual de lo que parece. No se trata de que hayas robado el dinero, sino de que realmente no te pertenece. Esto es muy habitual entre los jóvenes, y no tan jóvenes, que viven en casa de sus padres. ¿De verdad te está dando tu familia dinero para que lo gastes en eso? Si vives por cuenta ajena y no estás dando palo al agua tu sentimiento de culpa está más que justificado.

Le dijiste a tu cónyuge que no ibas a gastar el dinero en eso

En la mayoría de parejas y matrimonios, aunque no se comparta legalmente el dinero, el presupuesto de uno acaba siendo el presupuesto de otro. Si la pareja acuerda no hacer determinados dispendios no es de recibo que una de las partes incurra en gastos que la otra no esté llevando a cabo. 

Has superado el presupuesto

Todo el mundo sabe, aproximadamente, cuánto dinero puede gastar en ocio y caprichos a lo largo del mes. Si tu cuenta está bajo mínimos quizás no deberías comprar unos nuevos zapatos o irte a cenar a un buen restaurante.  Esto se convierte en un peligro si cuentas con una buena tarjeta de crédito. Recurriendo a la frase favorita de los tertulianos españoles: no vivas por encima de tus posibilidades.

Estás rompiendo una promesa

“Lo juro, hasta las rebajas no me compro más zapatos”. Mentira, y de las gordas.  Si no vas a cumplir una promesa, no la hagas. Peor todavía es hacerte una promesa a ti mismo y pasar de largo. Las promesas están para cumplirlas y si se rompen el sentimiento de culpa está asegurado.

Te estás endeudando

Esta es quizás la razón más importante por la que no deberías comprar una cosa. Ya debas el dinero al banco o a un amigo, piensa en que tendrás que devolverlo en algún momento, y puede que ese momento no llegue nunca. ¿De verdad eso que quieres comprar es tan importante como para pedir dinero prestado? Piénsalo detenidamente y no cometas una estupidez.

Tu estilo de vida es descaradamente ostentoso

Esto sólo le sucede a los ricos, pero harían bien en sentirse culpables. Cuando tu estilo de vida gira en torno a las apariencias y al lujo por el lujo estás dando razones al resto de la humanidad para que te señalen con el dedo. Si tienes mucho dinero, ¿por qué no invertirlo en crear riqueza para la comunidad? ¿Por qué no emprender una obra filantrópica? Muchas de las personas más ricas del mundo se plantean esta cuestión, pero muchas otras prefieren gastar por gastar, sin pensar en el presente, ni el futuro.

CUÁNDO NO DEBES SENTIRTE CULPABLE POR GASTAR DINERO

Has ahorrado para poder comprarlo

Este remordimiento es muy habitual, y es el más absurdo de todos. Has trabajado duro para ahorrar el dinero necesario para comprar algo en concreto y cuando llega el momento te asaltan todo tipo de dudas. Si has hecho un esfuerzo por conseguir algo es tuyo, y es justo que hagas ese gasto. Además, las compras que se hacen tras haber ahorrado son siempre las más meditadas. Nadie ahorra demasiado sólo por un capricho.

Estás compartiendo tu riqueza

Si tienes suficiente dinero para compartir con tus familiares y amigos no hay nada malo en ser dadivoso, de hecho, es lo mejor que puedes hacer. ¿Para qué quieres un dinero que no vas a usar? ¿Para que se lleve el Estado un buen pellizco cuando te vayas? Nada de eso.

Llevas una vida austera

Si llevas una vida sin grandes dispendios, sin lujo, y sin permitirte caprichos, no debes estar preocupado si en algún momento tienes que gastar más dinero de la cuenta. Simplemente, te lo has ganado. Ser excesivamente tacaño no va a llevarte a ningún sitio.

El gasto entra dentro de tu presupuesto

Si el gasto no compromete tu cuenta corriente y no tienes deudas, no tienes por qué preocuparte. Quizás no necesitas una nueva camisa, pero es muy bonita, te gusta y tienes el dinero para comprártela. No les des más vueltas. No debes sentir ningún remordimiento.   

Realmente necesitas comprar algo

Hay determinadas compras que no se pueden postergar. Evidentemente, la primera es la comida, pero tampoco deberíamos ser tacaños en lo que respecta a la educación de nuestros hijos, la vestimenta, o una parte de nuestra casa que se está cayendo a pedazos. Si ha llegado el momento de renovar algo es que ha llegado el momento, y siempre que se tenga el dinero no hay que sentirse culpable por gastárselo en ello. Es necesario. (Caseros, apuntad este consejo, por favor).

Te han hecho un regalo

Un regalo, ya sea dinero contante y sonante o un cheque para compras en una gran superficie, no deja de ser un regalo, y lo lógico es que lo gastes en comprarte algo que te guste, aunque quizás no lo comprarías en tus circunstancias. Que no te entren remordimientos, es lo último que quiere la persona que te ha dado el dinero. 

Nos sucede a todos. Compramos algo con muchísima ilusión y tras meditarlo enormemente, pero nada más salir de la tienda nos entra un extraño remordimiento: ¿y si no es tan bueno como dicen? ¿Y si se me rompe enseguida? ¿Y si podría haberlo encontrado más barato? Todas estas dudas son normales a la hora de gastar dinero, pero no siempre son buenas consejeras y, además, son precisamente las personas más irresponsables las que no las tienen. Hay razones lógicas para preocuparse por gastar dinero, pero otras no lo son tanto y pueden convertirse en un problema si aparecen cada vez que compramos algo.