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El futuro es de los vuelos hipersónicos: de Madrid a Nueva York en hora y media
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EL AVIÓN VIAJARÍA A UNA VELOCIDAD DE 6.000 KM/HORA

El futuro es de los vuelos hipersónicos: de Madrid a Nueva York en hora y media

A mediados del pasado mes de agosto se celebró uno de los experimentos más importantes de los últimos años, pero la atención acaparada por la misión

Foto: El futuro es de los vuelos hipersónicos: de Madrid a Nueva York en hora y media
El futuro es de los vuelos hipersónicos: de Madrid a Nueva York en hora y media

A mediados del pasado mes de agosto se celebró uno de los experimentos más importantes de los últimos años, pero la atención acaparada por la misión del Curiosity en Marte y las vacaciones estivales provocaron que este pasase prácticamente desapercibido. Un avión hipersónico, el X-51 Waverider fue lanzado sobre el Océano Pacífico con el objetivo de permanecer en vuelo alrededor de cinco minutos. Diseñado por la Fuerza Aérea americana y construido por la compañía Boeing, el éxito de este prototipo permitiría viajar entre Los Ángeles y Nueva York en apenas cuarenta y cinco minutos, rompiendo por seis veces la barrera del sonido. Es decir, el avión sería capaz de alcanzar casi 6.000 kilómetros por hora (por encima del mach 5), es decir, más de seis veces de la velocidad que pueden alcanzar los vuelos comerciales

Sin embargo, todo salió mal, y en apenas treinta y un segundos el avión se despedazó por encima de los mares. El error, señaló la nota de prensa publicada por los responsables, probablemente se debió a “una aleta de control defectuosa”. Afortunadamente, el aparato no se encontraba pilotado, por lo que no hubo que lamentar ninguna víctima mortal.  Sin embargo, y a pesar de las dificultades, todos los expertos coinciden en señalar que nos encontramos mucho más cerca de lo que pensamos de ser capaces de dar la vuelta al planeta en cuestión de minutos.  

A toda pastilla

Lo hipersónico, como su nombre indica, es el escalón inmediatamente superior a lo supersónico; lo que diferencia a los primeros de los segundos es que pueden volar por encima de la velocidad de los 6.000 kilómetros por hora. Si resulta sorprendente la existencia del X-51 Waverider, más llamativo aún es el proyecto que se puso a prueba durante el verano de 2011 por el DARPA, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados del Ejército de Estados Unidos. La velocidad que su avión, el Falcon HTV-2, podía alcanzar era de mach 20, unos 21.000 kilómetros por hora, muchísimo más que el fallido proyecto testeado este mismo verano. La prueba de la aeronave, que era lanzada de forma vertical, como un cohete espacial, también fracasó cuando, veinte minutos después de su lanzamiento, se perdió contacto con ella y terminó precipitándose al mar.

El coste económico de estos proyectos sigue siendo muy altoTambién existió otro prototipo anterior al Waverider lanzado en el verano de 2010, que concluyó antes de lo esperado pero que al menos consiguió alcanzar durante más de tres minutos una velocidad de mach 4,88. Todos estos (caros) errores forman parte de lo esperado, ya que el objetivo final de estos experimentos es desarrollar un aparato lo suficientemente estable como para ser utilizado der manera regular. La posible aplicación a vuelos comerciales está provocando una gran inversión en este tipo de experimentos, que han conocido un auge sin precedentes desde la década de los sesenta, a pesar de que la mayor parte de estos proyectos se originen en el campo militar.

Para poder llevar a cabo vuelos tripulados, los ingenieros deberán ser capaces de solucionar el problema del calentamiento térmico –que lleva a alcanzar más de los 2.000 grados centígrados– generado una vez se supera la velocidad de mach 5. El alto coste económico de estos proyectos y la dificultad de manejar los diferentes motores que se requieren para dar el salto a la velocidad hipersónica dificultan el desarrollo de una tecnología que podría llevar la exploración espacial a una nueva fase.

El revival de la hipervelocidad

A muchos sorprenderá que los primeros intentos de construir un avión supersónico se originen en la Alemania nazi, absolutamente fascinada por las manifestaciones más extremas de la tecnología. Fue en concreto el V-3 el prototipo de misil  que los nazis quisieron desarrollar como continuación a sus misiles V-1 y V-2, con el objetivo (frustrado) de atacar ciudades como Nueva York o Londres, desvalidas frente a este tipo de cohetes. Durante los años sesenta, Estados Unidos se planteó la posibilidad de llevar a cabo un cohete de reconocimiento que alcanzase el mach 17 en el conocido como Proyecto Isinglass (o proyecto Rheinberry), que fue abandonado en el año 1967.

Durante las últimas décadas se consideraba que el SR91, el Aurora, era uno de los “proyectos negros” (es decir, secretos) más importantes del ejército de los Estados Unidos, capaz de alcanzar el mach 5 –cinco veces la velocidad del sonido–, aunque nunca se ha llegado a confirmar por completo la existencia de dicha aeronave. Al menos, le ha servido para aparecer en obras tan dispares como la novela La conspiración de Dan Brown, El puño de Dios de Frederic Forsyth o el videojuego de estrategia Command & Conquer. De la realidad a la ficción sólo hay un paso.

A mediados del pasado mes de agosto se celebró uno de los experimentos más importantes de los últimos años, pero la atención acaparada por la misión del Curiosity en Marte y las vacaciones estivales provocaron que este pasase prácticamente desapercibido. Un avión hipersónico, el X-51 Waverider fue lanzado sobre el Océano Pacífico con el objetivo de permanecer en vuelo alrededor de cinco minutos. Diseñado por la Fuerza Aérea americana y construido por la compañía Boeing, el éxito de este prototipo permitiría viajar entre Los Ángeles y Nueva York en apenas cuarenta y cinco minutos, rompiendo por seis veces la barrera del sonido. Es decir, el avión sería capaz de alcanzar casi 6.000 kilómetros por hora (por encima del mach 5), es decir, más de seis veces de la velocidad que pueden alcanzar los vuelos comerciales