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¿Por qué no están funcionando las estrategias para luchar contra la obesidad?
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“MUÉVETE MÁS, COME DE FORMA MÁS INTELIGENTE”

¿Por qué no están funcionando las estrategias para luchar contra la obesidad?

Mientras las autoridades sanitarias estadounidenses se vuelcan en buscar una solución a la creciente epidemia de obesidad que afecta a niños y adultos, un equipo de

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¿Por qué no están funcionando las estrategias para luchar contra la obesidad?

Mientras las autoridades sanitarias estadounidenses se vuelcan en buscar una solución a la creciente epidemia de obesidad que afecta a niños y adultos, un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado ha llegado a la conclusión de que lo que necesita el país es un nuevo plan de batalla, que podría servir para todos los países desarrollados. Según estos científicos, se debe remplazar el énfasis en la restricción generalizada de alimentos y la pérdida de peso, y deben primarse las medidas que ayuden a las personas a alcanzar un “equilibrio energético” y un peso corporal saludable.

En el artículo, publicado en la revista Circulation, James O. Hill, autor principal del estudio, arroja luz sobre el eterno debate acerca de qué factor influye más a la hora de desarrollar obesidad: una ingesta excesiva de comida o una insuficiente actividad física.

Niveles más bajos de actividad están asociados con un mayor aumento de pesoLos investigadores proponen un nuevo paradigma basado en el “balance energético”, un índice que combina ingesta de comida, gasto de energía derivado de la actividad física y grasa acumulada­­. El balance saludable para cada persona se puede lograr mediante estrategias dirigidas a lograr una adecuada ingesta de alimentos que encaje con un nivel de gasto de energía mayor que el que se realiza de media en la actualidad, permitiendo así que el sistema biológico que regula el peso corporal trabaje más eficazmente. Este nuevo enfoque para abordar la lucha contra la obesidad viene avalado por diversos estudios que muestran que mayores niveles de actividad física están asociados con un menor aumento de peso, mientras que niveles comparativamente más bajos de actividad están asociados con un mayor aumento de peso a lo largo del tiempo.

La cuadratura del círculo

“Un peso saludable se mantiene mejor con un nivel de ejercicio más elevado que el que desarrollamos de media en la actualidad y una ingesta de energía que encaje con este”, explica Hill. “No vamos a lograr reducir las tasas de obesidad centrándonos sólo en reducir la ingesta alimentaria. Si no aumenta la actividad física entre la población estaremos sólo promoviendo restricciones alimentarias insostenibles. Esta estrategia no ha funcionado y no parece que vaya a funcionar en un futuro. De lo que hablamos es de cambiar el mensaje de ‘come menos, muévete más’ a ‘muévete más, come de forma más inteligente'”.

Una dieta no se puede mantener indefinidamente, y en cuanto se abandona, el balance energético pasa a ser positivoLos autores argumentan que prevenir la aparición de sobrepeso es un logro más sencillo que tratar la obesidad una vez que ha aparecido. En su opinión, una simple reducción de 100 calorías en la ingesta calórica diaria, un incremento en la actividad física y pequeños cambios en el tipo de comida que se consume, podrían hacer que el 90% de la población adulta dejara de ganar peso.

La gente que apenas realiza actividades físicas tiene muchos problemas para alcanzar un balance energético, ya que tendrían que pasar hambre constantemente para lograr que su ingesta encaje con el poco gasto de energía que realizan. Una dieta no se puede mantener indefinidamente en el tiempo, por mucho que se intente, y en cuanto se abandona, el balance energético pasa a ser positivo –se ingieren menos calorías de las que se consumen– y aumenta la masa corporal, que está formada entre un 60% y 80% de grasa. El incremento de la masa corporal eleva entonces el gasto de energía y restablece el balance energético, pero con un peso mucho mayor. De hecho, los investigadores creen que ser obeso es la única manera de alcanzar el balance energético cuando se tiene una vida sedentaria en un entorno como el nuestro, de abundancia alimentaria.

Los investigadores concluyen, además, que la restricción de alimentos por sí misma no es efectiva para reducir la obesidad.  A pesar de la restricción calórica que produce la pérdida de peso, este proceso desencadena el hambre y las defensas naturales del cuerpo que luchan por mantener el peso corporal actual, lo que conduce a una tasa metabólica en reposo más baja y a cambios notables en la forma en la que el cuerpo quema calorías.

Comer menos y hacer más ejercicio: requisito obligatorio

Utilizando una revisión exhaustiva de todas las investigaciones realizadas sobre el balance energético, los investigadores insisten en el rechazo a la teoría popular que asegura que la creciente tasa de obesidad se puede atribuir exclusivamente a dos factores: el cambio en la dieta y el aumento de la ingesta total de energía sin compensarlo con un gasto de ésta.

Para luchar contra la obesidad es indispensable que aumente la actividad física que realizamos a diarioUsando estimaciones aproximadas del aumento en la ingesta de alimentos y la disminución en la actividad física entre 1971 y 2000, los investigadores han calculado que si no fuera por los procesos fisiológicos que producen un balance de energía, los adultos estadounidenses habrían experimentado un aumento de peso entre 30 y 80 veces mayor durante ese período, lo que demuestra por qué no es realista atribuir la obesidad solamente a la ingesta calórica o los niveles de actividad física. De hecho, el gasto energético se redujo drásticamente durante el siglo pasado, y nuestras vidas requieren mucha menos actividad física sólo para pasar el día. Los autores sostienen que esta caída en el gasto de energía es un requisito previo necesario para tratar el problema de la obesidad actual. En definitiva, para combatir la obesidad es indispensable que aumente la actividad física que realizamos a diario.

Tal como explica John Peters, coautor del estudio, “para luchar contra la obesidad hay que prestar atención a la ingesta de alimentos y la actividad física. Las estrategias que se fijen solo en una de las dos no van a funcionar”. 

Mientras las autoridades sanitarias estadounidenses se vuelcan en buscar una solución a la creciente epidemia de obesidad que afecta a niños y adultos, un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado ha llegado a la conclusión de que lo que necesita el país es un nuevo plan de batalla, que podría servir para todos los países desarrollados. Según estos científicos, se debe remplazar el énfasis en la restricción generalizada de alimentos y la pérdida de peso, y deben primarse las medidas que ayuden a las personas a alcanzar un “equilibrio energético” y un peso corporal saludable.