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¿Se puede meter alguien con Twitter sin que le insulten?
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LA RED NO PERDONA NI AL ESCRITOR DE MODA

¿Se puede meter alguien con Twitter sin que le insulten?

“Si Jonathan Franzen no hubiera mostrado su odio a Twitter”, explica uno de los usuarios, “nunca se habría dado cuenta de que mucha gente piensa que es

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¿Se puede meter alguien con Twitter sin que le insulten?

“Si Jonathan Franzen no hubiera mostrado su odio a Twitter”, explica uno de los usuarios, “nunca se habría dado cuenta de que mucha gente piensa que es un imbécil pomposo.” Otro comenta que “Twitter está hecho para gente como Franzen, que se avergüenza de sí mismo cada vez que habla con más de 140 caracteres.” Franzen es el escritor del momento, pero las redes sociales no perdonan. Arremeter contra los avances tecnológicos no está bien visto.

Aunque el escritor norteamericano se hizo famoso con su novela Las correciones, que ganó el National Book Award en 2001, su consagración absoluta llego el año pasado cuando fue portada de la revista Time y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recomendó la lectura de su última novela, Libertad. Todo eran alabanzas, hasta que Franzen empezó en sus conferencias a criticar a las redes sociales y a la tecnología en general. Primero arremetió contra Facebook, luego contra los ebooks y el pasado lunes –en una conferencia en la Universidad de Tulane, de Nueva Orleans– contra Twitter. Franzen no dudó en calificarlo como un servicio “indescriptiblemente irritante” y le acuso de ser “el medio irresponsable definitivo”.  

Franzen no fue parco en su crítica: “Es difícil citar datos o crear un argumento en 140 caracteres… Es como si Kafka hubiera decidido hacer su Metamorfosis en un vídeo casero. O como escribir una novela sin la letra ‘P’… La gente que me importa son los lectores, particularmente los lectores y escritores serios. Esa es mi gente, y no nos gusta cotorrear sobre nosotros mismos.”

Los comentarios, hechos públicos ayer por el rotativo británico The Guardian, han sido recibidos por los usuarios de la red con los brazos abiertos. Los twitteros no tardaron mucho en responder a Franzen llamándole irritante e irresponsable, metiéndose con sus novelas y haciendo todo tipo de chistes. Pronto se creó un hashtag dedicado al escritor, #JonathanFranzenHates, que recoge todas las críticas al autor. Internet no perdona. En nuestro país, Lucía Etxebarría lo comprobó amargamente.

Franzen, un escritor chapado a la antigua

Twitter no es el único adelanto tecnológico contra el que ha arremetido Franzen, que siempre se ha jactado de no usar Internet para nada, ni siquiera para documentarse. Como era de esperar tampoco es amigo de los ebooks. El mes pasado dijo en otra conferencia –en el Hay Festival Cartagena (Colombia)– que los lectores serios siempre iban a preferir las ediciones impresas de los libros, pues “una pantalla siempre transmite la idea de que podemos borrar lo que está escrito, cambiarlo o moverlo de sitio”. Para un “apasionado de la literatura”, como se define a sí mismo, los ebook “nunca serán lo suficientemente permanentes.”

El aclamado escritor de Libertad y Las Correcciones –sus dos bestseller, también disponibles en formato electrónico– dijo en su día que "es dudoso que cualquier persona con una conexión a Internet en su lugar de trabajo pueda escribir buena ficción". El mismo se toma esto muy en serio. Cuando se pone a escribir sella el puerto de Ethernet de su propio ordenador para bloquear la conexión a la red. No acaban ahí sus recursos para concentrarse, también retira la tarjeta gráfica del ordenador para no poder usar los videojuegos y escribe con unos cascos antirruido –como los que usan los operarios de los martillos neumáticos– para evitar distracciones.

Capitalismo y tecnología, una combinación “incontrolable”

Las críticas de Franzen no se limitan al campo tecnológico, según el escritor “la combinación de tecnología y capitalismo nos ha dado un mundo que realmente está fuera de control”.  En la misma conferencia en la que arremetió contra los ebook, Franzen culpó a los Iphone de mantener “secuestrada” a la población: “Si vas a Europa los políticos no importan. La gente que toma las decisiones son banqueros. Esto tiene muy poca relación con la democracia o la voluntad del pueblo. Somos rehenes de esto porque nos gustan nuestros IPhone.” 

“Si Jonathan Franzen no hubiera mostrado su odio a Twitter”, explica uno de los usuarios, “nunca se habría dado cuenta de que mucha gente piensa que es un imbécil pomposo.” Otro comenta que “Twitter está hecho para gente como Franzen, que se avergüenza de sí mismo cada vez que habla con más de 140 caracteres.” Franzen es el escritor del momento, pero las redes sociales no perdonan. Arremeter contra los avances tecnológicos no está bien visto.