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Tom Barrack, el mayor inversor inmobiliario del mundo, huye del ladrillo en busca de nuevas oportunidades
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Tom Barrack, el mayor inversor inmobiliario del mundo, huye del ladrillo en busca de nuevas oportunidades

Cuenta la leyenda que cuando Rockefeller escuchaba hablar de Bolsa a su jardinero, él vendía a toda prisa. Algo así pudo verse de modo palpable en

Cuenta la leyenda que cuando Rockefeller escuchaba hablar de Bolsa a su jardinero, él vendía a toda prisa. Algo así pudo verse de modo palpable en España varios lustros más tarde, a finales de los años 90, cuando los taxistas llevaban conectada Radio Intereconomía en sus coches y las familias se pegaban por suscribir de manera masiva las OPVs, con mención especial para Terra. Los resultados son por todos conocidos.

Ahora, Tom Barrack, el más importante inversor inmobiliario del mundo, dice que está vendiendo su cartera en EEUU, ante la locura de precios actual y “porque hay demasiados amateurs dentro, que serán pisoteados”.

Barrack preside Colony Capital, una firma de inversión que toma posiciones únicamente en real estate, y que desde 1990 ha obtenido rendimientos anuales del 21%, según informa CNN News. Este coloso financiero-inmobiliario mueve cerca de 250.000 millones de dólares, es decir, unos 35 billones de pesetas. Esta suma equivale a casi una cuarta parte del PIB español.

El experto reconoce que está deshaciendo “metódicamente” sus inversiones en EEUU, ante la escalada de precios y la burbuja creada por el ingente número de particulares que han entrado en esta industria. Barrack considera que el panorama actual se asemeja “a un partido de polo lleno de amateurs, en el que es fácil llevarse un martillazo”.

Eso, precisamente, “es lo que le va a ocurrir a todos los inversores que han llegado al ladrillo al calor de unas cifras espectaculares que son sólo fruto de la especulación”, opina. “Es un gran momento de vender y un terrible momento de comprar”, sentencia, aclarando que la mentalidad de la burbuja tecnológica, que tan mal acabó hace cinco años, se puede ver ahora en el ladrillo.

Uno de los síntomas detectados por el experto es el bajo retorno que ofrecen las inversiones de alto standing. El mercado ha llegado a un punto “en el que los hedge funds, los grupos de inversión y el capital riesgo están pujando a la vez por las mismas propiedades”, lo que “ha llevado los precios a unas cotas en las que es imposible obtener rentabilidades superiores a las de los bonos, del 5% ó 6%”.

Barrack anuncia que las primeras señales de deflación en la industria se verán en lugares principalmente especulativos, como Miami o Las Vegas. Así las cosas, en los únicos inmuebles en los que está invirtiendo Colony en la actualidad es en Casinos.

Atracón en España

Recientemente, El Confidencial informaba de que los fondos de inversión inmobiliaria habían elevado sus coeficientes de liquidez, ante el caudal de dinero que les ha entrado este año. Una síntoma que puede evidenciar cierta madurez en la industria española, aunque en el mercado doméstico no se escuchan voces agoreras que alerten de una fuerte caída de precios.

Ni siquiera el temido repunte de tipos de interés parece asustarles. Los mercados de capitales siguen sin ver a Trichet moviendo ficha. Ayer, en el mercado interbancario, las entidades se prestaban dinero al 2,05% a un día, pero a un año lo hacían sólo al 2,40%.

La deuda a largo plazo tampoco descuenta cambios en la política monetaria. El 10 años europeo se mantiene razonablemente estable en el entorno del 3,20%-3,25%, pese a que los tipos de interés oficiales están al 2%. Varios han sido los fondos de inversión que han sufrido pérdidas por posicionarse a favor de subidas de tipos. Ahora, los mercados parecen tomárselo con más calma, aunque al otro lado del Atlántico, suenen voces de alarma.

Cuenta la leyenda que cuando Rockefeller escuchaba hablar de Bolsa a su jardinero, él vendía a toda prisa. Algo así pudo verse de modo palpable en España varios lustros más tarde, a finales de los años 90, cuando los taxistas llevaban conectada Radio Intereconomía en sus coches y las familias se pegaban por suscribir de manera masiva las OPVs, con mención especial para Terra. Los resultados son por todos conocidos.