Siete planes para descubrir Padua en una escapada de fin de semana

Situada entre Venecia y Verona, Padua se erige como el corazón del Veneto. Una ciudad con más de 3.000 años de historia que se cuentan a través de sus monumentos, tesoros artísticos y enclaves como la Basílica de San Antonio de Padua, que la convierten en uno de los destinos religiosos más interesantes.

Se trata también de un centro con gran tradición artística que queda patente en sus numerosos eventos de cine, teatro y arte a lo largo de todo el año. De hecho, una de las características más apreciadas de Padua es su riqueza cultural gracias a las colecciones de los Museos Cívicos y los Museos Universitarios, los palacios del centro histórico y sus dos joyas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: el Jardín Botánico de Padua y las Series de frescos del S.XIV. Paseando por sus calles te encontrarás con grandes contrastes arquitectónicos entre sus palacios, plazas, callejuelas y mercados. Te invitamos a recorrer Padua a través de estas siete paradas ineludibles.

1. Adentrarse en el jardín botánico más antiguo del mundo

El Jardín Botánico de Padua fue instituido en 1545, convirtiéndose en el primer jardín botánico universitario del mundo. Está situado en el corazón de la ciudad, no lejos de Prato della Valle, entre la Basílica de San Antonio y la Basílica de Santa Giustina.

Fundado para el estudio de las plantas medicinales, el jardín ha desempeñado un papel destacado en la comprensión de la relación entre naturaleza y cultura. A lo largo de los siglos, se ha enriquecido continuamente con plantas de diversas partes del mundo y hoy contiene alrededor de 3.500 especies diferentes.

En 1997 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por ser el “origen de todos los jardines botánicos del mundo”, así como representar la cuna de la ciencia “y del intercambio científico y del estudio”, contribuyendo “al progreso de muchas disciplinas científicas modernas como la Botánica, la Medicina, la Química, la Ecología y la Farmacia”.

En 2014, además, se creó el Jardín de la Biodiversidad, compuesto por cinco grandes invernaderos, cada uno de ellos con un entorno climático diferente, en los que se acogen más de 1.300 especies provenientes de diferentes puntos del planeta.

2. Descubrir los frescos del S. XIV escondidos

También han sido incluidos en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, y no es para menos, ya que entre ellos se encuentran los frescos de Giotto di Bondone, en la capilla de los Scrovegni, que se consideran precursores del Renacimiento en el arte del fresco.

En ellos puede apreciarse un intenso cielo estrellado y algunas de las escenas clave de la Biblia en las paredes. La Capilla Sixtina de Miguel Ángel, que vio la luz 200 años después, muestra la influencia de Giotto y la evolución de la pintura renacentista a lo largo del tiempo.

En la serie también se encuentran los murales de otros artistas como Jacopo da Verona, Guariento de Arpo, Giusto de Menabuoi, Altichiero de Zevio y Jacopo Avanzi. Todas las obras comparten estilo y son representativas de la evolución de la pintura mural.

3. Pasear por el casco histórico de la ciudad

¿Hay un plan mejor que perderse por las calles de un lugar que visitas por primera vez? En Padua podrás disfrutar de la belleza de algunas de sus plazas, como la de Prato della Valle, Piazza dei Signori o la plaza del Duomo; y de sus palacios. Nosotros te recomendamos el Palazzo della Ragione, que también acoge frescos, además del Palazzo Bo, que se trata del edificio principal de la Universidad de Padua.

Y como buena ciudad universitaria, en sus calles no faltan las terrazas en las que sentarse a tomar algo. Uno de los lugares favoritos es el histórico Caffè Pedrocchi, data del siglo XIX y es famoso por su café con crema de menta. También destacan sus mercados de antigüedades y ropa de segunda mano donde perderse para darse algún capricho.

4. Visitar la Basílica de San Antonio de Padua

Cada día llegan hasta ella cientos de peregrinos procedentes de diferentes partes del mundo buscando venerar a San Antonio; allí se encuentran sus restos. A nivel arquitectónico destaca por su complejidad, ya que en ella confluyen diferentes estilos como el bizantino, el barroco, el gótico y el renacentista. Cuenta con ocho cúpulas, una nave principal y dos laterales.

La entrada es gratuita y allí es posible visitar la tumba de San Antonio -en la Capilla del Arca-, al que muchos peregrinos acuden para pedir una buena pareja a través de diferentes rituales como dejar una ofrenda de 13 monedas. En su interior también destaca el altar mayor, con estatuas de bronce del escultor Donatello; la Capilla de las Reliquias, donde están las de San Antonio; y la Capilla del Santísimo Sacramento, que llama la atención por sus colores vivos.

5. Sus murallas y el castillo de Carrarese

El centro de Padua se encuentra rodeado por murallas renacentistas que fueron construidas entre 1523 y 1544 para reforzar la seguridad tras una ocupación de las tropas imperiales de Massimiliano de Austria. Anteriormente, contaban con murallas medievales de las cuales quedan algunos restos bajo edificios. También es interesante visitar el Castillo Carrarese: por su ubicación, a orillas del río Bacchiglione, obtenía protección por agua y por tierra.

Su torre La Specola fue convertida en un observatorio astronómico en 1767 y permaneció en uso hasta 1930, cuando la Universidad de Padua se trasladó a una instalación más moderna. En 1994 fue convertido en un museo astronómico donde hoy es posible conocer los instrumentos que utilizaban los astrónomos durante los siglos XVIII y XIX.

6. Naturaleza en el Parque de los Colli Euganei

Está ubicado al suroeste de Padua y es el lugar ideal para conectar con la naturaleza una vez hayas visitado la ciudad. Se trata de un espacio natural protegido en el que es posible encontrar yacimientos arqueológicos, jardines históricos, villas venecianas y caminos por los que perderse, como el del Monte Cinto, donde podrás observar la formación rocosa Buso dei Brigante, o el del Monte Venda por el sendero de Lorenzoni, indicada para senderistas experimentados.

La zona también es muy reconocida por sus vinos y es posible hacer una degustación en alguna de sus bodegas. De hecho, una de las rutas más agradables es la Strada del Vino de las Colinas Euganeas, en la que se recorren diferentes bodegas y mesones, además de poder probar los productos más apreciados de la zona.

7. Desconectar en algunas de las termas Euganeas

Para poner la guinda a la escapada, puedes regalarte un momento de relax en alguna de sus termas. Euganeas está conformado por las localidades de Abano, Montegrotto, Galzignano, Battaglia y Teolo, en las que cuentan con aguas termales con propiedades beneficiosas. Allí es posible encontrar numerosos hoteles y establecimientos termales donde se ofrecen terapias de salud y belleza en termas exteriores o interiores. También destacan los tratamientos con arcilla, que es extraída de las Colinas Euganeas, de origen volcánico.

Puedes encontrar más información para planificar tu viaje en la web de Turismo Italia y de Véneto.