Viaje por los Balcanes: estas son las joyas de la costa Dálmata
Aunque es una zona amplia y variada, nosotros te proponemos un recorrido por algunos de los lugares más bellos de tres de sus países 'top': Croacia, Bosnia y Montenegro
En los 90 sangraron mientras el resto de Europa observaba perpleja desde lejos, y ahora las relaciones entre vecinos son tan complejas como el problema que tuvieron que afrontar durante aproximadamente un siglo hasta su desintegración. Al fin y al cabo, la Primera Guerra Mundial empezó en esta zona. Son los Balcanes, la antigua ex Yugoslavia, con una historia digna de conocer y unas playas, ciudades y paisajes espectaculares. Y son un destino estupendo para pasar el verano.
Advertimos que si no aguantas el calor, no obstante, este quizá no sea el lugar adecuado para escapar de él. Sus preciosas playas, sin embargo, quizá te hagan cambiar de idea. Aunque es una zona amplia y variada, y con una gran gastronomía, nosotros te proponemos un recorrido por algunos de los lugares más bellos de tres de sus países top: Croacia, Bosnia y Montenegro.
Split (Croacia)
Una de las paradas fundamentales de Croacia es Split, ciudad en la costa dálmata famosa por sus playas, su centro y el precioso palacio de Diocleciano, erigido por el emperador romano en el siglo IV. Por supuesto, también cuenta con multitud de cafés, terrazas, tiendas y librerías por las que puedes perderte intentando no acabar achicharrado por el calor (para eso están sus preciosas playas).
Parque Nacional de Krka (Croacia)
Desde Split al Parque Nacional de Krka tan solo hay una separación de una hora, por lo que es factible visitarlo tanto en autobús como en coche alquilado si te animas a conducir por la zona. El precio ronda las 200 kunas (aunque para mirar precios actualizados lo mejor es ver la web del parque).
Conocido por sus siete cascadas, también puede recorrerse un sendero natural que atraviesa la cascada Roški Slap, el monasterio de Krka construido sobre unas antiguas catacumbas romanas, y la isla de Visovac, que alberga el monasterio franciscano de Nuestra Señora de la Misericordia (del siglo XV). Lo ideal es aprovechar para darse un baño.
Hvar (Croacia)
Si te quedas unos días más en Split puedes aprovechar para coger un ferry y visitar alguna de las impresionantes islas cercanas, como Hvar. Si deseas verla en un día, puedes perderte por sus calles, subir hasta la fortaleza en la cima de una colina, ver la plaza principal con su catedral renacentista, comer un crepe... también tiene playas y un campo de lavanda en el interior. Una buena elección para conocer un poco más del país.
Dubrovnik (Croacia)
Por supuesto, en un viaje a Croacia no puede faltar Dubrovnik. En los últimos tiempos adquirió fama gracias a que parte de 'Juego de Tronos' se grababa en ella (Desembarco del Rey es sospechosamente similar), y porque mucha gente la elige como zona de fiesta. Pero Dubrovnik es antigua y lleva muchos años ofreciendo cosas al viajero.
Es conocida por su característica Ciudad Antigua, rodeada de enormes murallas de piedra del siglo XVI. Sus edificios bien conservados van desde la Iglesia de San Blas de estilo barroco hasta el Palacio Sponza renacentista y el Palacio del Rector de estilo gótico, que actualmente es un museo de historia. Encontrarás restaurantes, tiendas, cafés, vestigios de la guerra pasada y mucha piedra caliza.
Cataratas de Kravice (Bosnia)
Desde Croacia puedes alquilar un coche y adentrarte en Bosnia, con unos paisajes espectaculares y maravillas naturales como las cataratas de Kravice, mucho menos masificadas que el parque nacional de Krka, más baratas y, si cabe, más impresionantes.
Se encuentran formadas en un bosque profundo, durante el paso del río Trezibat, y tienen más de 25 metros de altura. Ya sea una parada en el camino puntual para comer, o un sitio elegido para bañarse, merecen sin duda la pena. Lleva el bañador en la mochila por si acaso.
Mostar (Bosnia)
Aunque no es la costa propiamente dicha, merece la pena. El viajero que encamine sus pasos hacia Mostar podrá leer escrito sobre una piedra 'don't forget'. Las cicatrices de la guerra todavía se notan en esta imprescindible ciudad, igual que en Croacia aún pueden observarse los edificios agujereados y dañados por la guerra. Es su puente probablemente lo más famoso, desde donde en ocasiones se lanzan al río Neretva sus ciudadanos.
El Stari Most, que es como se lo conoce, fue un símbolo de convivencia entre los bosnios-croatas católicos y musulmanes, hasta que fue bombardeado en el 93. A día de hoy, está reconstruido. Además de pasear por él, puedes tomarte algo o visitar su casco histórico con sus mezquitas, bares y restaurantes.
Blagaj (Bosnia)
Probablemente, el lugar más especial que verás en tu visita a los Balcanes. A tan solo a 12 km al sur de Mostar, se trata de un pueblo rodeado por un paisaje lleno de diversidad con aguas subterráneas y acantilados rocosos donde se encuentra el impresionante Monasterio de los Derviches y las preciosas aguas turquesas del Manantial de Buna. Acoge visitantes de forma gratuita durante todo el año, aunque aviso para navegantes: es probable que, si eres mujer y llevas pantalón corto, te hagan taparte.
Perast (Montenegro)
Es quizá el pueblo más bonito de Montenegro. Aunque es una parada perfecta en tu camino desde algún punto de Croacia, por las bellas carreteras dálmatas hacia Kotor, quizá comer y pasear un rato te sepa a poco.
Es un pueblo de poco más de 300 habitantes que comenzó siendo una humilde aldea de pescadores, con iglesias preciosas y un paisaje marítimo, rodeado de montañas, impresionante. Ideal para perderte por sus calles.
Kotor (Montenegro)
Por último está la joya de la corona. A menos de 20 minutos de Perast, la villa fortificada en la costa Adriática tiene un imponente casco medieval, un museo marítimo, otro dedicado a los gatos, y varias iglesias románicas.
Lo mejor es perderte entre sus calles mientras compras un imán, observas la artesanía o hablas con sus gentes sobre la guerra, Yugoslavia y las relaciones con sus vecinos. Aunque aprieta el calor, la bahía de Kotor es impresionante, como sacada de un cuento de hadas, aunque quizá te sorprenda su nacionalismo. Como ellos mismos se califican, los montenegrinos son 'los más serbios entre los serbios'.
En los 90 sangraron mientras el resto de Europa observaba perpleja desde lejos, y ahora las relaciones entre vecinos son tan complejas como el problema que tuvieron que afrontar durante aproximadamente un siglo hasta su desintegración. Al fin y al cabo, la Primera Guerra Mundial empezó en esta zona. Son los Balcanes, la antigua ex Yugoslavia, con una historia digna de conocer y unas playas, ciudades y paisajes espectaculares. Y son un destino estupendo para pasar el verano.