Vacaciones en el mar, o cómo descubrir el Mediterráneo con tu familia en un crucero Disney

Poco a poco vamos dejando atrás los meses más fríos del año. Las ganas de disfrutar del buen tiempo se incrementan a medida que los días comienzan a ser más largos. Y esto además tiene otra lectura: el verano cada vez está más cerca. Quizá entonces, y más si viajas con la familia, sea momento de ir planeando las próximas vacaciones. ¿Eres de los que huye de la monotonía y le gusta combinar mar y tierra? En ese caso, un crucero es la mejor opción, ya que estas ‘mini ciudades flotantes’ están pensadas precisamente para ello.

Una de sus principales ventajas reside en la variedad, tanto de destinos y recorridos, como de buques. Las navieras son conscientes de que no hay dos viajeros iguales y, por tanto, no pueden ofrecer las mismas actividades. Para unas vacaciones en familia, donde los más pequeños necesitan diversión casi constante; y los adultos, relajarse y desconectar, los cruceros de Disney Cruise Line son una buena alternativa al unir ambos aspectos. A los encuentros con Personajes Disney, los musicales más emblemáticos de la factoría y clubes infantiles, se suman los restaurantes y piscinas temáticas, así como zonas deportivas, de spa y solárium.

De Nápoles a Pisa

Una vez resuelta la vida en alta mar, ¿qué hacer cuando se pisa tierra firme? Junto a Viajes El Corte Inglés, y a bordo de Disney Magic, te invitamos a descubrir algunas de las ciudades más históricas del Mediterráneo.

1. Barcelona y Nápoles

Con salida desde Barcelona el 18 de julio, en la Ciudad Condal hay múltiples actividades para hacer en familia. Si es la primera vez que pisas la capital catalana, no dejes de visitar el Parque Güell (Park Güell). Con más de 100 años de historia, la esencia de Gaudí inunda estos jardines con una de las mejores panorámicas de Barcelona. Subirse al teleférico de Montjüic para divisar toda la ciudad a vista de pájaro durante más de 750 metros es otra experiencia para disfrutar con niños. Si sois golosos, el Museu de la Xocolata (Museo de Chocolate) es una parada obligada. Y si queréis disfrutar de un plan alternativo, en el barrio de Gràcia se realizan visitas teatralizadas en las que descubrir los secretos de esta zona tan emblemática.

Y de Barcelona zarpamos directamente hacia Nápoles. Esta ciudad costera al sur de Italia es considerada un 'teatro bajo el cielo'. Además de su historia milenaria, es una localidad donde los más peques también pueden divertirse. Tiene varios parques donde poder pasear y estar en contacto con la naturaleza como el de la Villa Floridiana, el Virgiliano o Real bosco di Capodimonte, donde además realizan recorridos para niños. También es posible descubrir qué hay bajo tierra, paseando por el 'Nápoles subterráneo' y todos los pasadizos que sirvieron de refugio durante la Segunda Guerra Mundial. Y si os gustan las excursiones, os recomendamos ascender el volcán Vesubio o visitar Pompeya. Finalmente, aquí nació la pizza, por lo que es buena excusa para probarla; siempre acompañada de un rico 'gelato' para el postre.

2. Civitavecchia (Roma)

Seguimos recorriendo la costa italiana para llegar a Civitavecchia, el puerto de la capital italiana. Esta ciudad de origen etrusco ha ido acumulando pedacitos de historia hasta nuestros días, por lo que los más pequeños se sentirán que viajan al pasado. Una opción es recorrer con ellos la Marina, el puerto marítimo, comenzando por el Fuerte Michelangelo, pasando por La Piazza della Vita, el muelle Viale Garibaldi y las casetas de baño del Pirgo, hasta llegar al castillo de Borgo Odescalchi.

La plaza Leandra es el corazón de la ciudad, desde donde poder acceder a la Piazza Saffi. Allí aún es posible ver restos de la antigua muralla. Y finalmente, una actividad refrescante para toda la familia es la visita a algunas de las termas cerca de la ciudad: Trajano y Ficoncella.

3. Livorno, Florencia y Pisa

Y del puerto de la región de Lacio al de la Toscana, Livorno. El encanto de la ciudad reside en sus murallas en forma de pentágono y su fortaleza rodeada de canales. De hecho, recorrerlos en barco es una experiencia que a los peques siempre les divierte. Desde allí pueden adentrarse en barrios tan curiosos como Nuova Venecia, levantado a imagen y semejanza de la localidad del Véneto. El Acquario de Livorno también sorprenderá a la familia, ya que alberga numerosas especies tanto marítimas como terrestres. Para recuperar fuerzas, lo mejor es pasarse por el mercado Vettovaglie, donde probar los platos típicos a base de pescado; y sentarse al atardecer en la terraza Mascagni, con suelos de mármol y vistas al mar.

A una hora y media de la costa, nos adentramos en uno de los 'must' italianos, la histórica Florencia. Considerada la cuna del Renacimiento, la propia ciudad es una obra de arte, llena de museos, galerías, esculturas, plazas-museo y obras arquitectónicas. Por ello, hay múltiples visitas guiadas, pensadas para grandes y pequeños, por sus calles: desde recorridos nocturnos con pizza y helado; teatralizados e interactivos por la Piazza del Duomo, la Signoria o la galería la Uffizi; hasta 'tours' en 'segway'. Eso sí, elijáis el que elijáis, no olvidéis frotar el hocico del Porcellino (una escultura en bronce de un jabalí situada en la Loggia del Mercato Nuovo) para volver así a la ciudad, según cuenta la leyenda. En el Ponte Vecchio, un puente de piedra medieval que cruza el río Arno, podréis disfrutar de una de las estampas más típicas de Florencia. Y al caer la tarde, además de daros un respiro, es un buen momento para inmortalizar la belleza del lugar en la Piazzale Michelangelo.

Siempre que se visita Florencia, de la mano suele ir Pisa. Os recomendamos que subáis con los niños hasta lo más alto de la Torre Inclinada que se encuentra en la Piazza dei Miracoli. Les encantará ascender los 294 escalones y sentir cómo la estructura fluctúa ligeramente. Tampoco olvidéis encuadrar bien la foto sujetando la torre. Es una obligación para cualquier viajero.

4. Cannes

Finalmente, la última parada, antes de volver a Barcelona, es Cannes. Esta ciudad en la Costa Azul francesa es conocida por albergar uno de los festivales de cine más importantes del mundo. Os aconsejamos visitar su zona vieja, el barrio de Suquet, prácticamente peatonal para caminar sin peligro con los niños, y situado a cierta altura. Allí no dejéis de ver las murallas y el Museo de la Castre (antiguo castillo de 1790), ya que desde pocos lugares se puede disfrutar de una mejor imagen panorámica de Cannes y su bahía.

Ya a orillas del mar, el paseo marítimo de La Croisette es uno de los puntos más conocidos de la ciudad, llena de tiendas, restaurantes y hoteles. Nuestra recomendación es recorrerlo tranquilamente a primera hora de la mañana, cuando aún no ha comenzado el bullicio, y buscar las playas que todavía son públicas para darse un baño. Los más comilones pueden acercarse al mercado de Forville, donde comprar y disfrutar de verduras, frutas y legumbres típicas de la zona. Pero, sin duda, una visita imprescindible es las Islas de Lérins. Se accede a ellas en barco desde La Croisette y el recorrido dura 20 minutos. Si no tenéis mucho tiempo, lo mejor es que visitéis la más pequeña, Saint-Honorat.

Una ciudad Disney flotante

A la experiencia mediterránea se une el entretenimiento a bordo de Disney Magic. Durante la estancia, los más pequeños podrán cruzarse en cualquier momento con sus Personajes favoritos, que pasean tranquilamente por el barco, además de clubes infantiles para que los niños de tres a 12 años puedan sumergirse en los mundos de Marvel, Star Wars™, Disney y Pixar a través de áreas de juego temáticas, actividades interactivas, manualidades, desafíos e incluso un laboratorio científico. Los adolescentes también tienen su espacio en Edge y Vibe, donde es posible escuchar música, ver pelis y jugar a videojuegos. Toda la familia asimismo puede disfrutar de musicales al estilo Broadway, así como de cintas clásicas y estrenos de la factoría en la sala de cine del barco.

En la cubierta del buque hay varias piscinas temáticas, áreas de juegos y toboganes acuáticos. Destacan AquaDuck, una montaña rusa acuática en el mar de tres pisos de altura; AquaMouse, una atracción acuática Disney donde se combina música, iluminación y efectos especiales; o Quiet Cove, un spa solo para adultos con zonas de hidromasaje y una piscina de poca profundidad. En el solárium Serenity Bay, los adultos también pueden relajarse al sol. Los más deportistas disponen de un gimnasio y diferentes torneos deportivos.

Además de esta oferta de ocio para grandes y pequeños, la gastronomía es otra experiencia: desde la cocina sureña acompañada de música jazz en vivo en Tiana’s Place, pasando por la cocina italiana en Palo (solo para adultos) hasta la variedad de Animator’s Palate. Por la noche, en cualquiera de los bares o 'lounges', se puede disfrutar de las mejores bebidas y cócteles. A todo ello, además, se le suma régimen de pensión completa.