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Malta: qué ver en La Valeta, Rabat, Vittoriosa y más (sin contar con la 'Ventana Azul')
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ha sido escenario de muchas películas y series

Malta: qué ver en La Valeta, Rabat, Vittoriosa y más (sin contar con la 'Ventana Azul')

Además de ser un cereal básico en la elaboración de la cerveza y una Orden religiosa, el nombre del país encierra un sinfín de atractivos de lo más singulares

Foto: Uno de los pintorescos rincones de Malta. (Shutterstock)
Uno de los pintorescos rincones de Malta. (Shutterstock)

Siempre está en boca de los amantes de la cerveza o de los forofos de la historia de las Cruzadas. No hay quien lo mencione sin recurrir al recuerdo de una fría ‘pinta’ o del pasado medieval. A pesar de que esta palabra se puede utilizar con varios sentidos, en el contexto de los viajes a Malta es mucho más que el cereal básico de la cerveza o una la Orden religiosa: Malta es un país para disfrutar.

Aunque es una nación muy pequeña –su extensión de 316 kilómetros cuadrados se aproxima a la mitad del terreno que ocupa la ciudad de Madrid–, esta república ofrece tantas cosas que ver que una semana en sus dominios se hace corta. Solo en La Valeta, su capital, el tiempo parece detenerse mientras se admira la maravillosa luz que regala el Sol a este país mediterráneo. Los rayos solares combinarán a la perfección con las tonalidades verdes de los jardines de Upper Barraca, uno de los puntos más apreciados por los turistas que visitan la ciudad durante sus vacaciones por el Mediterráneo.

La agencia de viajes PANGEA recuerda que La Valeta también puede presumir de cultura en su callejero. Muy famoso es el edificio de la Concatedral de San Juan, construido por los caballeros de la Orden de Malta en el siglo XVI y que sirve de ‘morada’ al cuadro ‘La decapitación de San Juan Bautista’ firmado por la mano del genial Caravaggio. Además, en la arquitectura de la ciudad no puede faltar la referencia al fuerte de San Telmo, fortificación que separa el puerto Marsamxett del Gran Puerto cuyas mejores vistas se obtienen desde la costa de la localidad de Sliema.

‘Juego de Tronos’ ama Malta

Y si La Valeta ha sido escenario de películas tan recordadas como ‘Ágora’, de Alejandro Amenábar, y series tan afamadas como ‘El Príncipe’, de Telecinco; la ciudad de Mdina no se queda atrás. En sus dominios se rodaron algunas escenas de ‘Juego de Tronos’ en su primera temporada. Sus casas de piedra caliza y sus calles empedradas fueron el lugar escogido por el equipo de la serie para llevar sus guiones.

El mapa de Rabat, a ocho minutos en coche de Mdina, también se llenó de cámaras para el rodaje de ‘Juego de Tronos’. Los fieles seguidores de la serie reconocerán en el claustro del Convento de Santo Domingo los jardines de la Fortaleza Roja donde Cersei Lannister y Ned Stark mantuvieron uno de sus diálogos más recordados. Las catacumbas de San Pablo y Santa Águeda, a pesar de no aparecer en la ficción, son de visita obligada para los que quieren conocer este ‘laberinto’ bajo tierra que los romanos excavaron para el descanso de sus muertos.

Dejar atrás el ‘mundo de la oscuridad’ de las catacumbas es posible al poner la vista en la lontananza desde los acantilados de Dirgli, el punto más alto de Malta. Si tiene tiempo, déjese caer por los Jardines Botánicos de San Antón –lugar donde se encuentra la residencia del presidente del país– y sucumba a la tentación de comprar alguna de las piezas de artesanía que se venden en la cercana ciudad de Ta’Qali.

La isla de Malta es una de las tres que componen el archipiélago del país. Junto a ella aparecen la de Comino y Gozo, siendo esta última el lugar donde ‘Juego de Tronos’ localizó la boda entre Daenerys Targaryen y Khal Drogo. La ‘Ventana Azul’ –nombre con el que se conocía a una fotografiadísima formación rocosa arqueada– aparecía en los planos, pero desafortunadamente ya no se puede contemplar: el fuerte oleaje del pasado mes de marzo rompió su estructura haciéndola desaparecer en el fondo del mar. Por suerte, los templos de Ggantija y la ciudadela de Victoria que acoge Gozo en su interior aún se mantienen en pie.

Las ‘tres ciudades de Malta’

Senglea, Vittoriosa y Cospicua conforman el conjunto de localidades conocido como ‘las tres ciudades de Malta’. Podría decirse que hablar de ellas por separado no tiene sentido: las fronteras que las ‘separan’ son tan difusas que solo los lugareños consiguen distinguir si están en una o en otra. La triada, llamada también La Cottonera en honor al maestre Cotoner que las mandó fortificar en el siglo XVII, aporta singularidades a cada una a pesar de su cercanía.

Así, en Senglea resulta fundamental la visita al fuerte de St. Michael, fortaleza con vistas increíbles a La Valeta. En Vittoriosa, por su parte, el fuerte toma el nombre de St. Angelo y se anima al turista a conocer el Palacio del Inquisidor sito en la Main Gate Street. Los bastiones alzados por los caballeros de la Orden de Malta son un imán para los visitantes de Cospicua, que no dejan pasar la oportunidad de disfrutarlos.

Ojos en los barcos de Marsaxlokk. (CC)‘Las tres ciudades de Malta’ están estrechamente relacionadas con el mar. La vida marinera es una constante en sus orillas e, incluso, disponen de un tipo de barco único en la región: ‘dghajsa’. Muy parecido a una góndola veneciana, este medio de transporte se diferencia de los barcos de Marsaxlokk en que los primeros no llevan pintados ojos en sus tablones. Los de la Marsaxlokk, llamados ‘luzzus’, sí optan por mantener viva la tradición fenicia de dibujar estos órganos en su proa para alejar los malos espíritus y atraer la suerte a los pescadores.

Los atractivos del sur de Malta

En el sur de la isla de Malta, además de Marsaxlokk, otros enclaves destacan por sus atractivos. Es el caso de Hagar Qim, unos templos declarados Patrimonio de la Humanidad situados sobre la cima de una colina alejada unos dos kilómetros de Qrendise. Lo más llamativo de este complejo arqueológico es lo perfectamente conservado que aparece a pesar del paso del tiempo: 25 siglos no han sido suficientes para hacer mella en estos increíbles templos megalíticos.

Las cuevas de Ghar Dalam, también al sur de la isla –en las afueras de Birżebbuġa– surgen como uno de los puntos más importantes para la historia del país. En su interior se encontraron restos de los primeros poblamientos en Malta, datados en torno al año 5.500 a.C. Los visitantes que se adentren entre las cavernosas paredes de la cueva aprenderán más sobre esta formación gracias a las explicaciones del museo donde se aglutinan restos neolíticos y esqueletos de animales como hipopótamos enanos o elefantes endémicos de menor tamaño que los actuales.

Destino ideal para niños y jóvenes

Desde hace años, Malta ha despuntado como uno de los destinos favoritos para aprender inglés. Puesto que sus habitantes dominan el idioma de Shakespeare y la forma de vida de la isla es muy atractiva –hace buen tiempo y todas las noches se puede salir de fiesta con copas a dos euros–, el país se ha convertido en uno de los más apreciados por los jóvenes que quieren aprovechar sus conocimientos en lengua extranjera.

Pero también el público infantil encuentra en el noroeste de Malta un lugar de ocio. Al norte de la isla, los niños disfrutarán como nunca si visitan el pueblo de Popeye. En este parque de atracciones temático, situado en Anchor Bay, Olivia y el marinero más aficionado a las espinacas campan a sus anchas saludando a los turistas. En origen, los edificios del parque se construyeron para el rodaje de la película de Popeye, pero más tarde se reutilizaron para dar cabida a la imaginación de los más pequeños.

Playmobil también ha conseguido hacerse un hueco en la isla. En las proximidades de Birżebbuġa, el Playmobil Fun Park es a la vez fábrica y museo de estos míticos juguetes. Los muñecos a tamaño gigante son solo parte del encanto de este lugar, al que se accede a través de una gran puerta medieval que simula el castillo más popular de los Playmobil.

Siempre está en boca de los amantes de la cerveza o de los forofos de la historia de las Cruzadas. No hay quien lo mencione sin recurrir al recuerdo de una fría ‘pinta’ o del pasado medieval. A pesar de que esta palabra se puede utilizar con varios sentidos, en el contexto de los viajes a Malta es mucho más que el cereal básico de la cerveza o una la Orden religiosa: Malta es un país para disfrutar.

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