La berrea de ciervos en el Parque Nacional de Monfragüe, un espectáculo de otoño

Si el director de cine James Cameron tuviera que elegir banda sonora para la berrea otoñal, sin duda elegiría la letra de 'Dos hombres y un destino'. En este caso, con licencia del autor original, tendría que modificar el título para hablar de 'varios ciervos y un destino'. Y es que el otoño es la época ideal para disfrutar de un espectáculo único en la naturaleza donde estos cornudos mamíferos compiten para conseguir el 'amor de una cierva'. En palabras menos románticas, es durante la tercera estación del año cuando estos animales entran en época de celo y luchan, literalmente, por lograr aparearse.

[Aquí puedes cantar con Cameron mientras disfrutas de la berrea]

A berridos, los machos intentan acaparar la atención de las hembras a la vez que esos sonidos ahuyentan a otros ejemplares de género masculino. Seducción y territorialidad se compaginan para esparcir ADN por doquier y continuar la especie. La experiencia es tan agotadora que los machos pueden perder hasta el 30% de su peso –bien por las luchas, bien por los actos amatorios– e incluso llegan a morir extenuados.

Siguiendo el abecedario establecido en los párrafos anteriores –con la 'a', animales; con la 'b', berrea–, el siguiente concepto debería empezar por 'c'. Y es que en Cáceres se sitúa uno de los mejores lugares de España para presenciar la berrea en primera persona: el Parque Nacional de Monfragüe. Los que lo comparan con el Serengueti africano no hacen una semejanza correcta, pues las dehesas del territorio extremeño son únicas en el mundo –ningún otro país puede presumir de ofrecer este tipo de bosque entre sus paisajes–.

España es el único país del mundo que ofrece dehesas entre sus paisajes

En este entorno de encinas y matorrales, los amantes de los animales también podrán saciar su ansia de conocimiento a través de la observación de aves. Existen rutas y excursiones –que puedes disfrutar aquí– donde los senderistas pueden contemplar en su hábitat natural especies tan impresionantes como el buitre leonado, el buitre negro, el roquero solitario, el águila imperial o el alimoche. Todo ello, gracias a la experiencia de los guías que acompañan en el paseo y que localizan los nidos ocultos para los ojos menos avezados.

Para calmar el hambre que acecha después de subir hasta parajes tan increíbles como los que se pueden contemplar desde el mirador de la Portilla del Tiétar, nada mejor que un buen plato de jamón para saciar el apetito. En Extremadura es posible recorrer a pie explotaciones de cerdo ibérico –previa reserva– donde un guía nos hará partícipes de la forma de vida del cerdo, un animal del que la tradición oral asegura que 'se aprovechan hasta los andares'.