Miryam Gallego, de 'Salón de té La Moderna', era la mítica villana de otra serie de TVE

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La nueva serie de época Salón de té La Moderna acaba de comenzar su andadura en La 1 de Televisión Española, y ya ha sorprendido por el gran elenco de actores que presenta entre sus filas. Protagonizada por Helena Ezquerro, Stéphanie Magnin y Almagro San Miguel, se trata de una coproducción entre la Corporación pública y Boomerang, y está basada en la novela Tea rooms, de Luisa Carnés.

Sin embargo, no todo son rostros nuevos en la nueva ficción de época del canal, porque por esa Puerta del Sol madrileña de la década de los 30 pasea también algún que otro intérprete que los espectadores reconocerán de otras ficciones televisivas o cinematográficas. Es el caso de Miryam Gallego, una habitual en la pantalla pequeña, que en la serie de Boomerang TV interpreta a Rosario, la madre coraje de Matilde.

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Con más de 25 años de profesión a sus espaldas, la actriz Myriam Gallego es una todoterreno que ha sabido adaptarse a complejos papeles, muy diferentes entre sí, a lo largo de su carrera. Su rostro ha formado parte de longevas series que han pasado a ser ya historia de la televisión española, aunque también ha participado de manera esporádica en otras producciones.

Salto a las cadenas en abierto

Nacida en Ourense (Galicia), Myriam Gallego se licenció en Arte Dramático por la RESAD de Madrid en 1998, y un año más tarde estudió un curso de aptitud pedagógica sobre la didáctica de la expresión artística. Entre sus estudios, cuenta con cursos de habilidades como voz y canto, tao de la voz, juego mímico y comedia del arte, aunque también ha participado en talleres de teatro clásico, centrado en Lope de Vega, danza clásica y flamenco o teatro contemporáneo, entre otros.

A comienzos del milenio, Gallego protagonizó un anuncio de Telefónica para su campaña navideña, pero antes de eso, la actriz ya había probado suerte sobre las tablas del teatro durante la década de los 90, con producciones como A Esmorga, de la compañía Teatro Sarabela, entre 1995 y 1997; o Bodas de sangre, llevada a cabo por Juan Pastor en 1998. Más adelante interpretaría a Codelia en la obra El rey Lear, dirigida por Gerardo Vera, o Lira en la obra Numancia, en el Teatro Español, en 2016.

A partir de 1999, participó en dos series procesales de Antena 3 y Telecinco

Sin embargo, es en televisión donde Gallego comenzó a ser reconocida a escala nacional. Para la Televisión de Galicia, participó en la telecomedia Platos combinados a mediados de los 90, para, más tarde, incorporarse al elenco de Encuentros, de José Luis Arellano y Carlos Montero. Le llegaría su gran oportunidad a partir de 1999, cuando participó en dos series procesales, con un episodio de Policías en el corazón de la calle, de Antena 3 y otro en El comisario, de Telecinco, con Tito Valverde.

Una villana inolvidable

Posteriormente, formó parte de la serie Lobos, en 2005, con Sancho Gracia y Cayetana Guillén-Cuervo, y tuvo su pequeño cameo en la comedia Aída. En Hospital Central su papel de Merche se mantuvo durante ocho episodios; y encarnó a la inolvidable y pérfida Lucrecia, desde 2009 hasta 2016, en Águila Roja. Sin dudas, esta serie la lanzó al estrellato con sus nueve temporadas y un largometraje, donde formó una pareja letal junto a Francis Lorenzo.

En la era de las plataformas digitales de vídeo bajo demanda, Gallego ha intervenido en dos producciones para Movistar Plus+: el thriller Secretos de Estado, donde coincidió con José Luís García-Pérez antes de Salón de té La Moderna, e Instinto, con Mario Casas. Con un nuevo corte de pelo, la actriz también participó en la serie Sequía, una co-producción entre TVE y Portugal, que ahora puede disfrutarse en Netflix.

La etapa más reciente de Gallego le ha llevado a formar parte de la comedia 4 estrellas, un género en el que no es demasiado habitual verla, pero donde se defiende con capa y espada. Además, la popular intérprete también ha aparecido en obras maestras del cine español, como la película Concursante, de Rodrigo Cortés, y el drama sobre la Guerra Civil La voz dormida, de Benito Zambrano