Fortalezas y debilidades del estreno de 'Así es la vida', el sustituto de 'Sálvame' en Telecinco

Sálvame ya es historia en Telecinco. Este lunes, 26 de junio, ha aterrizado en el canal el magacín que cubrirá su hueco durante los meses de verano hasta el desembarco de Ana Rosa Quintana en la franja de tarde con el arranque de la nueva temporada televisiva. Sandra Barneda lidera Así es la vida de la mano de César Muñoz y un nutrido y variado grupo de colaboradores con los que pretenden disfrutar de unas jornadas "imprevisibles e increíbles", como ella misma ha destacado en los primeros compases del programa.

Es precisamente en ese amplio plantel de rostros donde se encuentran las primeras caras y cruces de esta apuesta, siendo sus dos presentadores lo más destacado de este arranque. Por un lado está Barneda, quien lleva gran parte del peso del programa a sus espaldas, echándoselo a los hombros sin complejos, desenfadada y juguetona, mucho menos encorsetada que en anteriores trabajos, lo que sin duda ayuda a generar esa sensación de frescura tan importante en un formato con marcado carácter veraniego.

Ella es el principal valuarte de este estreno, mostrándose muy activa y participativa en todos los bloques, pero especialmente suelta en las entrevistas. Ahí ha brillado la catalana gracias a derrochar camaradería con Maxi Iglesias, con quien se notó su amistad personal, y su cercanía con Agustín Bravo. Con diferencia, lo mejor de este estreno, ya que de la mano del presentador se pudo indagar más en el lado humano de Carmen Sevilla, indudable protagonista de la jornada por el agravamiento de su estado de salud. Contar con él en plató fue todo un acierto, rindiendo un bonito homenaje a la querida artista.

Pero no solo Sandra estuvo a la altura de la apuesta, ya que Muñoz también supo brillar en todos los momentos en que estuvo en pantalla: desde el desenfadado flashmob protagonizado con los colaboradores en el arranque de Así es la vida, una muy buena carta de presentación ante la audiencia del canal, hasta su sección de noticias cortas o su entrevista exclusiva con el cura que casará a Tamara Falcó e Íñigo Onieva. En tan solo un programa, César ha conseguido demostrar que es un profesional polifacético que no tiene miedo a nada, al que la televisión nacional no debe perder de vista.

La cruz de este primer programa han sido sus colaboradores, donde se ha echado en falta mayor carisma, peso en las opiniones y profundidad en las intervenciones. Los espectadores se han encontrado con perfiles muy variados entre sus filas, como Pedro García Aguado, Rosa Villacastín, Beatriz Trapote, Belinda Washington o Marina Esnal, pero ninguno ha conseguido destacar por encima del resto, pese a ser hasta nueve tertulianos en la amplia mesa que preside el plató. Quizá eso juegue precisamente en su contra, ya que si muchos de ellos no tienen nada interesante que aportar, estorban (y más si están apelotonados en un extremo de la mesa).

Telecinco busca ir poco a poco alejándose de la polémica, y Así es la vida es un claro ejemplo de ello, tanto en sus contenidos como en sus enfoques y, sobre todo, en el perfil de sus tertulianos. El contraste entre lo que se veía en la franja hace solo unos días con Sálvame es más que evidente, por lo que acostumbrar al público a ese drástico cambio no parece tarea sencilla (no hay más que ver la no muy positiva recepción en redes sociales). La apuesta por contenidos más blancos como este es una carrera de fondo en la que a Mediaset le queda todavía mucho por recorrer.

Por último, el otro gran talón de Aquilés del estreno han sido sus directos. El programa ha contado con un importante despliegue de reporteros en varias zonas del país, al que, sin embargo, no han logrado sacar partido. Contar con una reportera en el hospital en el que se encuentra Carmen Sevilla era una apuesta segura en un día como hoy, pero la joven no ha podido estar más desaprovechada: Sandra conectaba con ella hasta en tres o cuatro ocasiones para ofrecer una "última hora" inexistente, con la periodista tratando de rellenar su tiempo cambiando de puerta sin ningún dato relevante que ofrecer. Conectar por conectar.

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N. Costas

Lo mismo sucedió con tres reporteros emplazados en distintos puntos de la geografía española con la única función de decir a cuántos grados estaban. Sin reportajes complementarios, sin declaraciones o entrevistas en primera persona sobre la ola de calor. Conexiones sin sustancia, muy habituales en este tipo de espacios, que conviene desterrar, pues el único aliciente es ver al reportero pasándolo mal al sol en franjas de picos de temperatura.

Con todo ello, Así es la vida ha aterrizado marcando la senda de la nueva Telecinco, una cadena en pleno proceso de transformación para alejarse de la polémica, los gritos y el enfrentamiento. En este sentido, el estreno ha cumplido con creces, de la mano de un buen tándem de presentadores que, lamentablemente, no ha estado rodeado de colaboradores en igual estado de gracia. Al programa se le debe exigir mucho más que buenas intenciones, y en lo que a ingenio, creatividad, emoción y entretenimiento se refiere ha ido más que justito.