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Adiós a 'Sálvame', el padre de la televisión rebelde que todo nos lo consentía
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OPINIÓN

Adiós a 'Sálvame', el padre de la televisión rebelde que todo nos lo consentía

Si lo aborrecías, abstente. Otros muchos sí lamentamos el fin del exitoso y veterano programa de Telecinco, que deja un enorme vacío después de 14 años en emisión

Foto: Colaboradores de 'Sálvame'. (Mediaset)
Colaboradores de 'Sálvame'. (Mediaset)

14 años dan para mucho. Quien escribe estas líneas cursaba primero de la carrera a la que orgullosamente ahora se dedica, cuando Jorge Javier Vázquez y su equipo tomaron las tardes de la principal cadena de Mediaset. Los responsables de La Fábrica de la Tele empezaron a coquetear con lo políticamente incorrecto en la pequeña pantalla: merendaban en directo, echaban abruptamente a invitados por incomodísimas tensiones, te hacían partícipe de sus males y alegrías, la censura casi ni la practicaban y cubrían eventos de la prensa rosa con ese sabor a 'Tomate' que siempre los ha caracterizado. Y, claro, creó escuela.

Cámara en mano, el neorreality de Telecinco nos enseñó lo que había detrás de bambalinas, hizo de los pasillos de la cadena una extensión más de su plató, persiguiendo cualquier potencial contenido digno para sus fieles seguidores, algo que poco después empezaron a copiar las cadenas de la competencia. Sálvame tuvo el poder, hasta el punto de despedir y recibir el nuevo año desde el balcón de la Puerta del Sol con los rostros más aclamados en aquel momento. La Fábrica convirtió en telerrealidad el mundo del corazón, dándoles el protagonismo absoluto a sus propios tertulianos. El padre de la televisión rebelde nos lo consentía absolutamente todo, hasta el punto de penetrar en las vidas de los que hacían el programa líder de su franja durante muchos años consecutivos.

¿Quién no ha empatizado con los llantos de Lydia Lozano? ¿Qué telespectador no se ha quedado embobado con los belenazos de Belén Esteban? ¿Cuándo no te has desternillado de risa con la mordacidad del llamado eje del mal o los brotes de la siempre eterna Mila Ximénez? ¿Quién no se ha rebotado con las sentencias no siempre acertadas de Jorge Javier, Paz Padilla y Carlota Corredera?

Sálvame cruzó todos los límites, pero sabiendo que los cruzaba y ateniéndose a las consecuencias. Un plató que no solo servía para entretener y dar compañía a millones de personas que enchufaban Telecinco con el único objetivo de desconectar, de evadirse de sus enfermedades, y de poner un punto y aparte a sus inseguridades y debilidades. También era un punto de encuentro de otros desaparecidos de la caja tonta o creador de un vocabulario propio que ya se ha quedado grabado en la mente de los españoles: desde el chuminero, pasando por el agua con misterio, el hijo de hospital o el mítico mortero o monedero.

placeholder Paz Padilla y los colaboradores de 'Sálvame'. (Mediaset)
Paz Padilla y los colaboradores de 'Sálvame'. (Mediaset)

Muchos se alegran del entierro del programa más longevo de las tardes de Telecinco, pero otros tantos lloran su muerte. Encender el televisor a las cinco de la tarde y sentirte acompañado por las voces de María Patiño, Gema López, Kiko Hernández, Lydia Lozano o Belén Esteban se había convertido en algo automático. Lo dejabas de fondo y te sorprendías al leer sus incendiarios faldones con la última hora de la actualidad.

"Sálvame' fue medicina para muchos cuando España sufrió su peor pandemia"

En definitiva, Sálvame era uno más de la familia. Fue medicina para muchos cuando España cruzó su peor pandemia. Ha sido la primera fuente de información para muchos con temas tan complejos como sucesos, desapariciones, fallecimientos o política, y ha servido de apoyo para infinidad de contenidos del canal que ahora le ha cerrado la puerta casi a la carrera y sin valorar el servicio que ha dado durante década y media a nuestra televisión (sobre todo a la suya).

Se ha ido para no volver, tal y como lo conocemos. Se acabó la ironía en directo, murió el sarcasmo con la información más incómoda para otros. Desaparece el inventor de otras surrealistas versiones como La última cena, Las bodas de Sálvame, Sálvame Okupa, Mediafest o la Sálvame Fashion Week. Ha dejado de respirar el padre televisivo que nos mimó a todos, que nos escuchaba en redes sociales, que nos dio gasolina cuando la pedimos y que nos ha hecho reír incluso en su último suspiro. Gracias infinitas y gracias por servir.

14 años dan para mucho. Quien escribe estas líneas cursaba primero de la carrera a la que orgullosamente ahora se dedica, cuando Jorge Javier Vázquez y su equipo tomaron las tardes de la principal cadena de Mediaset. Los responsables de La Fábrica de la Tele empezaron a coquetear con lo políticamente incorrecto en la pequeña pantalla: merendaban en directo, echaban abruptamente a invitados por incomodísimas tensiones, te hacían partícipe de sus males y alegrías, la censura casi ni la practicaban y cubrían eventos de la prensa rosa con ese sabor a 'Tomate' que siempre los ha caracterizado. Y, claro, creó escuela.

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