La vida rural como solución (poco original) a los problemas

La historia seguro quesuena familiar. Una mujer (o un hombre) de mediana edad siente que su vida personal y profesional en una gran ciudad no le llena y se da cuenta de que está desperdiciando sus mejores añossin ser feliz. De repente, por alguna circunstancia, tiene que viajar a un lugar que choca con su personalidad (mejor si es un sitioexótico o rural). Al principio encontrará mil dificultades en su estancia en eseinhóspito paraje, pero irá descubriendo la bondad de sus gentes, lo rico de sus costumbres y la libertad de ese sitio que había prejuzgado. Entonces se dará cuenta de que allí precisamente alejada de su cotidianeidad ha encontrado la felicidad, y muy posiblemente elamor.

El cine ha visto como esta historia le pasaba aRussell CroweenUn buen año, aJulia RobertsenCome, reza, ama, aDiane LaneenBajo el sol de la Toscanao incluso a un grupo de ancianos formado porJudi Dench, Maggie Smith y Tom Wilkinsonque encontraban en la India el sitio donde redescubrir su existencia, enEl exótico hotel Marigold.

Contar una historia con esta premisa es, por tanto, unamisión complicadasi se quiere llegar a buen puerto, o al menos no llegar a uno donde haya otro barco atracado. O bien la forma tiene que ser arriesgada, o aportarle untono diferente… Algo que se desmarque del resto.

Una casa en Córcega, ópera prima dePierre Duculotcree tener esa fórmula, pero su receta no es lo suficientemente fuerte para que la película consiga ser algo más que unfilme agradableque se ve con gusto y se olvida fácilmente. En este caso se cuenta la historia de Christine, que con 30 años vive en Charleroi (Bélgica) y tiene un trabajo que no le gusta y un novio al que no quiere. Cuando muere su abuela recibe en herencia una casa medio derruida en Córcega con la que verá una ventana para escapar de una realidad que no le satisface.

Duculot acierta al retratar el contraste de la gris vida en Charleroi y la luminosa Córcega, y sobre todo enalejarse del destino de postalque siempre se nos pinta en este tipo de producciones, aquí no vemos las imponentes playas ni los destinos turísticos, sino un sitio recóndito y apartado que es tratado con mucho gusto. Además cuenta con una protagonista que se aleja de cualquier prototipo de mujer atractiva pero que desprende encanto y naturalidad y, muy importante, aunque esboza unahistoria de amoren este rural paraje nunca se centra en ella como motor de la historia, sino que siempre se encuentra en un segundo plano.

Está claro que el realizador quierealejarse del tópico, pero estos detalles de calidad no hacen que el resto siga todas las pautas ya vistas: unos primeros días duros en Córcega, el ir conociendo poco a poco a la gente y las costumbres del lugar para ver lo campechanos y acogedores que son… Aunque afortunadamente Duculot prefiere dejar un final abierto que dar todo mascado al espectador. El filme termina dejando claro que lo que nos ha plasmado es un trozo de vida de la protagonista, pero que realmente lo importante empieza a partir de ese momento.

En definitiva,nada molesta ni estorbaen esta pequeña película en la que se echa en falta un mayor riesgo por parte de su director para tirarse a la piscina por completo. Con su ópera prima se queda en tierra de nadie, como le pasa también, por desgracia, al espectador.

Una casa en Córcega

Director: Pierre Duculot

Género: Drama

País: Francia / Bélgica

Duración: 82 minutos

Reparto: Christille Cornil, François Vincentelli, Marijke Pinoy