Es noticia
La desaparición del formato familiar, un éxito para el verano
  1. Televisión
TELEVISIÓN

La desaparición del formato familiar, un éxito para el verano

Nostalgia: dícese de la tristeza melancólica originada por el recuerdo. Las parrillas en televisión se llenan de nuevos formatos, musicales, ficciones o documentales. ¿Dónde quedan las

Nostalgia: dícese de la tristeza melancólica originada por el recuerdo. Las parrillas en televisión se llenan de nuevos formatos, musicales, ficciones o documentales. ¿Dónde quedan las coreografías del público aprendidas cinco minutos antes del inicio del programa? ¿Qué programa tiene una melodía tan característica que su primera nota te traslada a otro tiempo? El programa familiar, un éxito de anteriores veranos, ha muerto en televisión.

Sin duda, “esto ya no es lo que era”. Un dicho de pueblo que bien se puede aplicar a la televisión actual. Los concursos en los que participaba toda la familia han quedado relegados a un plano inexistente.

Para hablar de concursos familiares habría que nombrar el Un, dos, tres como precursor del formato. Emitido por primera vez en 1972, el espacio es todavía recordado y tuvo hasta un regreso en 2004 con Luis Roderas al frente.

Para hablar de programas familiares hay que hablar de Ramón García. El presentador ha tenido todo tipo de formatos en televisión y por eso se convirtió en uno de los rostros más valorados de TVE. En el pasado contó con formatos como Aquí jugamos todos (1995), Todo en familia (1999) o Cuando calienta el sol (1995), el predecesor al más moderno Grand Prix.

Fueron programas que duraron relativamente poco en televisión para los grandes éxitos con los que ha contado Ramón García en televisión. Ana Obregón era su compañera estrella en ¿Qué apostamos? Un auténtico experimento de TVE que reunió a toda la familia alrededor de la televisión.

Verano tras verano, los pueblos esperaban su momento con El Grand Prix del verano (1995), un formato que ha variado tanto de copresentador como de bailarines. Acabó en la FORTA, pero su etapa en TVE fue la más valorada por el público.

Su homónima femenina: Mayra Gómez Kemp. Además del éxito cosechado con Un, dos, tres, todo el mundo sabe tararear una canción idónea para las bodas. Luna de miel (1993) es recordado por algunos como uno de los programas más familiares de la historia. Y por familias no hubo pocas. Aquí participaba hasta el primo lejano. Todo, por una boda de ensueño.

Si se hiciese una encuesta sobre el programa que le gustaría que regresase a la parrilla, habría uno muy bien posicionado. El gran juego de la oca (1993) supuso el verdadero lanzamiento de Antena 3. Emilio Aragón y Lydia Bosch eran estrellas nacionales y el programa consiguió uno de los momentos más recordados en televisión. Tuvo edición en Antena 3 hasta 1994 y pasó a ser propiedad de Telecinco en 1998.

Los intentos actuales

Pocos son los intentos que han funcionado en la época más actual para devolver el sentido familiar a la televisión. Guaypaut (2008) o Mi familia contra todos (2009) no lograron llamar la atención del público. Parece que el género tuvo su época y el talent show o el reality ocuparon su lugar.

Nostalgia: dícese de la tristeza melancólica originada por el recuerdo. Las parrillas en televisión se llenan de nuevos formatos, musicales, ficciones o documentales. ¿Dónde quedan las coreografías del público aprendidas cinco minutos antes del inicio del programa? ¿Qué programa tiene una melodía tan característica que su primera nota te traslada a otro tiempo? El programa familiar, un éxito de anteriores veranos, ha muerto en televisión.