Los 'otros' Goya de la noche: las caras de Melanie Griffith y las 'pullas' de Santiago Segura

Las redes sociales se convirtieron el pasado domingo en el mejor termómetro para valorar la gala de los XXVI Premios Goya, los cuales consiguieron acaparar la mayoría de los comentarios de la noche. En Twitter, sin ir más lejos, los premios del cine español consiguieron monopolizar todos los temas del momento. La popular red social sirvió para criticar el poco ritmo de la gala, su intento por parecerse a los Oscars, los discursos políticos de algunos de los premiados, demostrar la alegría por la reaparición de Silvia Abascal, pero sobre todo para hacer humor. 

De hecho, las caras de Melanie Griffith, quien aparentemente "no se enteraba de nada" fueron de lo más comentado de la noche. "Sufro de ver a Melanie que no para de reír y seguro que no se entera de ná", comentaba un usuario. "Melanie, al oído de Antonio: ¿Dónde coño me has traído", opinaba otro tuitero. "A Salma ni la enfocan por si alucina, digo yo", decía por su parte el presentador Màxim Huerta.

También hubo hueco para exigir a la Academia que Santiago Segura sea el presentador de los próximos Goya después de realizar un discurso cargado de "verdades como puños". "¿Buscando al Ricky Gervais español? Ahí tenéis a Santiago Segura. Sin dudarlo", podía leerse en el hashtag #Premios Goya. "Twitter ya ha elegido presentador para los Goya 2013: Santiago Segura", resumía una internauta.

Entre otras cosas, Segura le confesó a Salma Hayek que "si hay una estrella internacional en una película, la nominamos pero sólo para que venga", le dijo a Benito Zambrano (La voz dormida) que "estoy contento que por una vez se valore la Guerra Civil con una película", o a Pedro Almodóvar que "no te voy a decir nada que te cabreas y te vas de la Academia".

También lanzó pullas a los académicos por no haberle dado ninguna nominación, a pesar de que Torrente 4 fue la película más taquillera de 2011. "Yo sé como votan los académicos... no científicamente. Hay odios, rencillas, amistades. Tenemos manías. Los académicos somos como los españoles, cachondos".