Es noticia
El increíble dato de Japón que muestra la futura gran crisis global que se avecina
  1. Tecnología
  2. Novaceno
Pierde casi 100 personas por hora

El increíble dato de Japón que muestra la futura gran crisis global que se avecina

La estadística del decrecimiento de la población japonesa es escalofriante porque es un adelanto de lo que se avecina en España y el planeta. Si no se corrige, la IA y los robots serán una necesidad imprescindible

Foto: La población japonesa está cayendo a plomo. Es el futuro de lo que nos espera a todos si no se toman medidas. (Reuters/Kim Kyung-Hoon)
La población japonesa está cayendo a plomo. Es el futuro de lo que nos espera a todos si no se toman medidas. (Reuters/Kim Kyung-Hoon)

La población de Japón está cayendo en barrena, perdiendo casi 100 personas por hora. Según su gobierno, su población total ha caído ya a 124,3 millones, un verdadero cataclismo social que ha ido empeorando durante 13 años consecutivos. Lo peor es que el resto del mundo —incluyendo España, que tiene unas proyecciones demográficas aterradoras hasta mitad de siglo— sigue el mismo camino.

Esta vez, a pesar de que sabemos de este problema desde hace mucho tiempo, las últimas cifras oficiales del gobierno nipón hacen que la gravedad del problema dé vértigo. Los datos dan la razón a aquellos que, empezando por los propios japoneses, están apostando por la inteligencia artificial y la robótica como soluciones necesarias ante un futuro descenso de la productividad que dan por seguro. En el lado contrario, parece que los agoreros de la explosiones demográficas se han vuelto a equivocar como ya lo hizo Malthus. A este ritmo, y si las tendencias demográficas no se corrigen pronto, nuestro mundo futuro requerirá una reordenación económica y social usando la tecnología.

Foto: Una ilustración de una nave espacial. (Inteligencia Artificial/Dall-e)

Datos de vértigo

Según las últimas estadísticas, durante el año previo al 1 de octubre de 2023, el país perdió 837.000 ciudadanos japoneses, la mayor disminución anual desde que comenzaron estos registros en 1950. Esto equivale a una disminución diaria de aproximadamente 2.293 personas. Un déficit poblacional de 96 personas muertas por hora que no son reemplazadas por nuevos humanos.

Lógicamente, el primer ministro Fumio Kishida ha reconocido una vez más la gravedad del problema ante unos números apabullantes. Según Kishida, Japón está "al borde de no poder mantener las funciones sociales". Ante la gravedad de los hechos, el gobierno de Tokio ya implementó medidas para fomentar tasas de natalidad más altas, como la reducción del coste médico y educativo de las familias. Sin embargo, a pesar de su plan, el número de bebés nacidos en 2023 fue de sólo 758.631, una caída del 5,1% con respecto al año anterior. Esto representa un verdadero fracaso de estas políticas de unas medidas que parece que, por lo menos todavía, no han invertido la tendencia.

El futuro que nos espera a todos

Pero ya sabemos que no sólo es Japón. Corea del Sur, China y la mayoría de naciones europeas también están experimentando caídas aceleradas de su población. Según las Naciones Unidas, la tasa de fertilidad mundial fue de 2,31 en 2023, aunque esta cifra está probablemente más cercana al 2,2. El bajón es global e incluye regiones que antes eran motores poblacionales como África.

España sigue el camino hacia el abismo demográfico. La proyección es que pasemos de los 46 millones de hoy a menos de 23 millones para finales de siglo si algo no cambia. Las bajas tasas de fertilidad sostenidas y el envejecimiento de la población tendrán profundos efectos en la economía, el sistemas de seguridad social y los servicios de salud. Mientras tanto, sube la presión fiscal y las ayudas para fomentar la natalidad son de risa hasta llegar a la vergüenza ajena. La inmigración como una estrategia para reforzar la fuerza laboral —y mantener todo este tinglado de gasto público desmesurado y asegurar las pensiones— se ha hecho imprescindible.

Una crisis mundial que ya ha empezado

Pero a nivel mundial está pasando lo mismo, así que todos los países occidentales van a luchar por una fuerza que se agotará porque el crecimiento demográfico está cayendo en todo el planeta.

Económicamente, un menor número de trabajadores conducirá a una reducción de la productividad y la contracción económica. Socialmente, el envejecimiento de la población aumentará la tasa de dependencia, con más jubilados apoyados por menos trabajadores jóvenes. Este cambio demográfico también puede conducir a cambios geopolíticos dramáticos: el colapso de las poblaciones llevará a un colapso económico y, con él, a otro colapso: el de la influencia política a nivel global.

El otro escenario es la solución tecnológica, con la robótica y la inteligencia artificial como agentes de cambio global para mantener la productividad con menos trabajadores. ¿Pero quién va a comprar todo lo que se produzca si no hay gente? La sostenibilidad a largo plazo de estas soluciones es imposible sin otros cambios drásticos en el que el ser humano asuma otro papel en el planeta. Todo esto nos aboca a una reforma forzada y completa de la sociedad.

Y si pensáis que no será para tanto, considerad una vez más esa cifra japonesa: casi 100 personas menos cada hora. No sé si estas caídas generalizadas nos llevará al colapso de la civilización tal y como la conocemos pero, desde luego, nos dirigimos hacia un abismo por ahora insondable y, al parecer y por lo poco que hace la clase política para remediarlo, inevitable.

La población de Japón está cayendo en barrena, perdiendo casi 100 personas por hora. Según su gobierno, su población total ha caído ya a 124,3 millones, un verdadero cataclismo social que ha ido empeorando durante 13 años consecutivos. Lo peor es que el resto del mundo —incluyendo España, que tiene unas proyecciones demográficas aterradoras hasta mitad de siglo— sigue el mismo camino.

Tendencias de futuro
El redactor recomienda