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La brújula que apunta al centro de la galaxia en tu teléfono móvil
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Galactic Compass

La brújula que apunta al centro de la galaxia en tu teléfono móvil

Una nueva app apunta al centro de nuestra galaxia e indica la distancia hasta el agujero negro que es su corazón. Un acto sencillo que provoca la reflexión sobre nuestro lugar en el universo

Foto: Una sencilla flecha que es un potente recordatorio de lo que es insignificante y especial de nuestra existencia. (Matt Webb)
Una sencilla flecha que es un potente recordatorio de lo que es insignificante y especial de nuestra existencia. (Matt Webb)

Qué fácil es olvidar lo insignificantes que somos en la niebla interminable de nuestra impostada civilización. Envueltos en nuestros conflictos sin sentido, ahogándonos en pozos de alquitrán hechos de emociones desencadenadas por reacciones químicas en un cerebro que aún no entendemos cómo funciona, perdemos fácilmente de visión de quiénes somos, de dónde estamos, de lo que es realmente importante en la breve chispa que es nuestra vida en la aparentemente infinita oscuridad del espacio y el tiempo. Nuestra existencia es tan importante para el cosmos eterno como un grano de sal en el fondo de la Fosa de las Marianas lo es para ti mientras tomas un café leyendo este post intrascendente. Un café hecho realidad gracias a la larga cadena de seres humanos que te lo trajeron desde alguna plantación perdida en América del Sur hasta tu taza, cada uno de ellos tratando de mantenerse a flote en sus propias historias de amor y odio, alegría y tristeza, felicidad y sufrimiento. Y, sin embargo, aunque perdidos en esta nada, todos compartimos la esperanza de encontrar nuestro camino.

Pues también hay una aplicación para esto, homo sapiens.

Foto: Una de las protoestrellas analizadas. (Rocha et al/NASA)

Se llama Galactic Compass: una sencilla utilidad de iOS que apunta al centro de nuestra galaxia, el agujero negro conocido como Sagitario A*, y te dice lo lejos que estás de él. "Érase una vez que me entrené para saber siempre dónde buscar el centro de la galaxia, que se mueve, por supuesto, a lo largo del día y del año", dice Matt Webb en su blog anunciando el lanzamiento de la aplicación el pasado 14 de febrero. "Eventualmente, tuve esta imagen de mí mismo, y de la Tierra, y el sistema solar, y el centro de la galaxia que inicialmente había estado girando a mi alrededor, y ahora se había invertido y yo estaba orbitando en torno a él". Webb, que desarrolló la aplicación e inventa productos en su estudio de diseño Acts Not Facts, no sabía cómo escribir código en el lenguaje Swift —que se usa para hacer apps para iPhone y Mac— así que usó ChatGPT para le ayudara a programar Galactic Compass y lanzarlo en la ‘App Store’.

La experiencia del usuario es lo más simple que se puede imaginar: una flecha 3D verde flota en el centro de tu pantalla. Usando el GPS del teléfono, sabe dónde estás tú. Con esa información, puede usar los circuitos del iPhone para apuntar al centro de la galaxia en cualquier momento del día o la noche. Si mueves tu cuerpo siguiendo la flecha y, después de un par de segundos, estarás mirando directamente en la dirección del insignificante agujero negro (se estima que hay 40 trillones de agujeros negros en el universo conocido) que ata nuestras insignificantes vidas (unos 8.100 millones de humanos y contando) a un insignificante planeta (hay alrededor de 160.000 millones de planetas en la Vía Láctea) que orbita nuestra insignificante estrella (alrededor de 300 trillones de estrellas en el universo). Sólo tendrás que viajar durante aproximadamente 26.000 años al 99,999% de la velocidad de la luz para llegar allí.

Una experiencia metafísica

Pero hay más que eso encerrado en esta app. Esta simple flecha verde es un recordatorio de lo que Carl Sagan llamó las Grandes Degradaciones en su libro 'Pale Blue Dot'. En ese capítulo, el astrónomo repasa la secuencia de descubrimientos astronómicos que pusieron a nuestra especie en su lugar correcto entre las estrellas, haciendo pasar de pensar que éramos el centro de la existencia a reconocer que no somos nada en el tejido cósmico.

"Y si las luces del cielo se elevan y giran a nuestro alrededor, ¿no es evidente que estamos en el centro del Universo? Estos cuerpos celestes revelan tan claramente que somos especiales. El Universo parece diseñado para seres humanos. Es difícil contemplar estas circunstancias sin experimentar emociones de orgullo y tranquilidad. ¡Todo el Universo, hecho para nosotros! Realmente debemos ser algo importante", escribió Sagan en 1994. "Esta satisfactoria demostración de nuestra importancia, respaldada por las observaciones diarias de los cielos, hizo que la vanidad geocentrista fuera una verdad transcultural, enseñada en las escuelas, incorporada en el idioma, parte integrante de la gran literatura y las sagradas escrituras. A los disidentes se les desanimaron, a veces con la tortura y la muerte. No es de extrañar que durante la gran mayor parte de la historia humana, nadie cuestionara esta idea".

Eso fue hasta que el científico polaco Nicolás Copérnico descubrió en el siglo XVI que este no era el caso y, de hecho, había otros planetas en nuestro Sistema Solar. Fue nuestro primer descenso de categoría cósmica. Luego vino Galileo Galilei, que volvió a destrozar nuestros frágiles egos humanos con el segundo descenso de categoría: nuestro Sol no era el centro de la ‘creación’. Pero ésa no fue la última gran degradación. Con cada nuevo descubrimiento científico, las fichas de dominó fueron cayendo una tras otra hasta hoy, el momento en que sabemos con certeza lo poco importantes que somos en esta vasta arena cósmica.

placeholder Galileo nos mostró el camino de nuestra insignificancia y nuestro lugar en el cosmos.
Galileo nos mostró el camino de nuestra insignificancia y nuestro lugar en el cosmos.

La Brújula Galáctica subraya este mismo concepto o, como dice Webb, "una vez que puedes seguirlo, comienzas a ver el centro galáctico como el verdadero punto fijo, y nosotros somos los que zumbamos y giramos. Ahí está, el agujero negro supermasivo en el centro de nuestra galaxia, Sagitario A*, sólido como una roca, eterno. Mientras vagamos por nuestros días, él siempre está ahí".

Pero, mientras miras la solitaria flecha verde de esta brújula cósmica, considera la imposible cadena de eventos que te ha llevado a este momento de la vida. No importa lo mal o bien que te encuentres en este momento, esa flecha verde es una razón para celebrar quiénes somos, para darnos cuenta, como dijo Sagan, de lo importante que es ser amables y considerados los unos con los otros. Es una perspectiva cósmica que da vértigo, una experiencia inspiradora que a la vez ofrece una sensación de realidad y arraigo. Pensando sobre ello, es increíble poder tener esta ventana metafísica en la palma de tu mano. Es el recordatorio perfecto de lo insignificantes y, a la vez, lo especiales que somos en medio del violento universo que nos rodea.

Qué fácil es olvidar lo insignificantes que somos en la niebla interminable de nuestra impostada civilización. Envueltos en nuestros conflictos sin sentido, ahogándonos en pozos de alquitrán hechos de emociones desencadenadas por reacciones químicas en un cerebro que aún no entendemos cómo funciona, perdemos fácilmente de visión de quiénes somos, de dónde estamos, de lo que es realmente importante en la breve chispa que es nuestra vida en la aparentemente infinita oscuridad del espacio y el tiempo. Nuestra existencia es tan importante para el cosmos eterno como un grano de sal en el fondo de la Fosa de las Marianas lo es para ti mientras tomas un café leyendo este post intrascendente. Un café hecho realidad gracias a la larga cadena de seres humanos que te lo trajeron desde alguna plantación perdida en América del Sur hasta tu taza, cada uno de ellos tratando de mantenerse a flote en sus propias historias de amor y odio, alegría y tristeza, felicidad y sufrimiento. Y, sin embargo, aunque perdidos en esta nada, todos compartimos la esperanza de encontrar nuestro camino.

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