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La gran alternativa al coche eléctrico: el motor de combustión de hidrógeno
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Hidrógeno en vez de gasolina

La gran alternativa al coche eléctrico: el motor de combustión de hidrógeno

Toyota cree que el único problema del coche de combustión es que usa gasolina y produce CO₂. Ahora, parece que la industria está empezando a ponerse de su parte

Foto: El Yaris de combustión de hidrógeno. (Toyota)
El Yaris de combustión de hidrógeno. (Toyota)

Todos los fabricantes y gobiernos se han subido al carro del coche eléctrico a pesar de que son plenamente conscientes de la interminable lista de problemas que conllevan, desde la escasez del litio que causará un nuevo orden mundial controlado por China al traslado de la polución de los países ricos a los más vulnerables, pasando por el esclavismo y la explotación infantil en minas de materia prima para producir baterías, por no hablar de la glacial velocidad de carga, su autonomía limitada o el peligro del litio. ¿Todos? No, hay un fabricante irreductible que todavía resiste al invasor, más interesado en tomar decisiones con la ciencia en la mano que el marketing modernete del falso ecologismo: Toyota.

Foto: El Entropy Vest está diseñado para usarlo debajo de la ropa. (Petit Pli)

A pesar de haber sido los heraldos del coche eléctrico con sus tan sensatos como aburridos Prius, el fabricante de coches más grande del mundo lleva años denunciando que el eléctrico de baterías no es la solución al gran problema de la polución del vehículo de combustión interna. No les falta razón, como ya hemos contado aquí otras veces. Los datos y los estudios científicos son tercos por mucho que se empeñe Elon Musk. El coche eléctrico de baterías es innegablemente un viaje a ninguna parte, algo que también reconoce la propia industria, desde el presidente de BMW a la mismísima Volvo, aunque luego se plieguen a la moda.

Hidrógeno, también por combustión interna

La marca japonesa cree que la clave está en el hidrógeno, algo que ya sabíamos. Sus coches con pila de hidrógeno siguen batiendo récords de distancia, pero no llegan al mercado por el problema del huevo y la gallina: sin una red de fabricación y distribución del elemento más común del universo, es imposible tener coches de hidrógeno. Y sin coches de hidrógeno, no habrá interés en crear una red de distribución de combustible. En estos momentos, todo depende del abaratamiento de la producción de este líquido y su adopción por más industrias antes de que pueda llegar al consumidor.

La noticia, como observa The Drive, está en que Toyota ha empezado a proponer el motor de combustión interna con hidrógeno en vez de gasolina. Como apunta la publicación automovilística, “el presidente de la compañía, Akio Toyoda, ha argumentado durante mucho tiempo que el problema con los motores de combustión no es la combustión en sí, sino más bien el subproducto de carbono de la quema de combustibles fósiles. Es por eso que el hidrógeno, que emite una cantidad casi insignificante de carbono, es la solución perfecta a los ojos de Toyota”.

placeholder El Toyota Yaris GR con motor de hidrógeno. (Toyota)
El Toyota Yaris GR con motor de hidrógeno. (Toyota)

Después de fabricar un Yaris GR con motor de combustión de hidrógeno, según Automotive News, varios grandes fabricantes de componentes para la industria del automóvil han anunciado que van a apoyar este cambio de filosofía con nuevas divisiones y grupos dedicados a producir componentes para este tipo de coches. Es un cambio sorprendente que también está afectando a otras marcas, como Rolls-Royce — que está invirtiendo en motores para avión de combustión de hidrógeno — a Yamaha, que recientemente ha afirmado que está planeando motocicletas que usen este combustible.

Necesidad de un cambio radical en la movilidad

Pero tenga o no razón Toyota con su apuesta de casi-todo-al-hidrógeno, lo que está claro es que se necesita un cambio en el mundo de la movilidad y que el coche eléctrico de baterías no es el santo grial que nos librará de todos los males del petróleo y el coche de combustión. Cambiar este último por los vehículos de baterías de la noche a la mañana es la definición exacta de salir de la sartén para caer en el fuego y acabar incinerando el planeta en otra decisión absurda.

Como me cuenta el Dr. Solomon Asfaw — experto en baterías, profesor de economía solar e investigador de la universidad de LUT en Finlandia — no podemos seguir pensando en mantener este ritmo de fabricación de vehículos. El coche de baterías, dice, está condenado a convertirse en una nueva gran crisis económica y medioambiental a no ser que racionalicemos su fabricación y repensemos la movilidad.

placeholder Zona de extracción de litio en Chile
Zona de extracción de litio en Chile

Aún con el reciclaje del 100% de los materiales de las baterías — algo que todavía no hacemos ni está planeado a escala industrial todavía — la idea de seguir fabricando vehículos para cada individuo que quiera un coche es absolutamente inviable. Los números de las reservas de materiales no engañan: si no queremos que la industria termine en un colapso catastrófico por la falta de litio, cobalto y otros elementos, necestitamos otras soluciones.

Éstas van desde otras tecnológías — como ésta del motor de combustión de hidrógeno o las células — hasta otras quizás mucho más ambiciosas pero más racionales, como un cambio profundo en la idea de movilidad que pasa por una modificación del urbanismo de las ciudades y la adopción del coche compartido autónomo e inteligente. Sólo de esa manera podremos garantizar la comodidad del ser humano y la supervivencia de la industria automotriz y, aún más importante, del mismísimo planeta.

Todos los fabricantes y gobiernos se han subido al carro del coche eléctrico a pesar de que son plenamente conscientes de la interminable lista de problemas que conllevan, desde la escasez del litio que causará un nuevo orden mundial controlado por China al traslado de la polución de los países ricos a los más vulnerables, pasando por el esclavismo y la explotación infantil en minas de materia prima para producir baterías, por no hablar de la glacial velocidad de carga, su autonomía limitada o el peligro del litio. ¿Todos? No, hay un fabricante irreductible que todavía resiste al invasor, más interesado en tomar decisiones con la ciencia en la mano que el marketing modernete del falso ecologismo: Toyota.

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