'Medicamentos sorpresa': cómo un fármaco existente puede ayudar a tratar el covid-19

Conseguir frenar la pandemia del coronavirus se ha convertido en el principal objetivo de los expertos, que trabajan denodadamente para encontrar un remedio efectivo que haga que el covid-19 deje de ser mortal. Trabajar en una vacuna no es algo sencillo, especialmente por los tiempos que maneja. No en vano, puede llevar entre 10 y 17 años encontrar una cura efectiva. Por ello, los científicos han decidido ir por un atajo: encontrar un tratamiento con el reacondicionamiento de medicamentos.

Ha ocurrido en centenares de ocasiones pero, probablemente, el caso más conocido sea el de la viagra. Cuando Pfizer comenzó a realizar pruebas médicas con un medicamento pensado originalmente para tratar la angina de pecho, descubrió un efecto secundario inesperado: muchos hombres que lo había probado, sufrían erecciones repentinas. Tras este descubrimiento, la farmacéutica decidió continuar dándole un nuevo sentido al medicamento.

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Así es como nació la conocida viagra, utilizada para acabar con la disfunción eréctil de los hombres. Pero, además, poco después se le consiguió extraer una nueva función: en dosis mucho más pequeñas y con otro nombre comercial, Revatio, se utiliza para tratar la hipertensión pulmonar. Es decir, de la idea original que había en la creación de un medicamento, se terminó descubriendo que también servía para solventar otros problemas. ¿Sería posible hacer algo parecido con el coronavirus?

Ante la dificultad para hallar una vacuna en tiempo récord, otra de las vías que se explora es la de buscar un tratamiento que sirva para recuperar a los enfermos de covid-19. Pero crear un medicamento desde cero es una labor larga y costosa. En primer lugar, porque es necesario contar con un gran espacio de tiempo, pues hay que hacer infinidad de pruebas previas para comprobar que no existe daño celular ni ningún otro tipo de efecto secundario nocivo. A continuación, es necesario realizar análisis preclínicos para, después, pasar a probar en humano. Solo una cadena de resultados positivos se termina convirtiendo en una licencia para el medicamento.

Pero ante la crisis sanitaria actual, no tenemos ese margen de tiempo. ¿Cómo recortarlo? Muy sencillo, hacer pruebas con medicamentos ya existentes, pues toda la cadena previa de estudios en seres humanos ya ha sido desarrollada. O, dicho de otra manera, existe gran literatura de sus pruebas, lo que nos asegura que en ningún momento será dañino para las personas. Al principio, el reacondicionamiento de medicamentos surgió por azar: ahora, es buscado.

Eso sí, es necesario realizar pruebas clínicas para demostrar que el nuevo uso es efectivo. Pero, ¿por dónde empezar? "Sabemos que el virus se une a la célula por un receptor ACE2. Entra y, gracias a una enzima en particular, se replica dentro de la célula, produce sus propias proteínas y luego hace que la célula se vuelva disfuncional y muera, lo que da lugar a un proceso inflamatorio", explica Bruce Bloom, director de Cures Within Reach, a 'BBC'.

Teniendo esto en cuenta, se pueden estudiar fármacos que posean características para luchar contra los receptores ACE2, contra las enzimas, contra las rutas por las que se genera la inflamación o, incluso, hacer una combinación de ellos para luchar contra varios blancos al mismo tiempo. Y aquellos que han sido creados para luchar contra otros virus, como es el caso del ébola, tienen muchas papeletas para poder ayudar a acabar con el coronavirus.

La llegada de una vacuna efectiva será larga en el tiempo, por lo que otra solución para ayudar a revertir la situación radica en buscar un medicamento que ayude a recuperar a aquellos que han enfermado de coronavirus, que se pueda fabricar en masa y que pueda estar disponible en las farmacias. El proceso va a ser lento, por lo que el reacondicionamiento de medicamentos se antoja básico para conseguir un tratamiento contra el coronavirus lo antes posible.