La estafa de las webs falsas que no cesa: "Me han timado 2.500 euros y nadie me ayuda"

"Me ha vuelto a pasar, no me lo puedo creer", dice Rosa entre sollozos al otro lado del teléfono. "Al menos esta vez han sido 500 euros. Hace dos años fueron más de 2.000, así que todavía puedo decir que voy mejorando".

Rosa estaba haciendo las maletas el pasado 8 de enero para irse a pasar unos días con una parte de su familia que vive en Essen, al oeste de Alemania. "Tenía que llevarles los regalos de Navidad a mis sobrinos adolescentes, pero no sabía qué comprarles. En Instagram me apareció un anuncio de camisas Scalpers que prometía envíos en un día, así que compré cuatro, una para uno", dice a este periódico. "Y un par de cosas para mi hermana y para mí. En total, 498 euros". Según Rosa, no había nada que le hiciera desconfiar del sitio. "Conozco la web de esta marca, la he visitado estas mismas Navidades. Tenía el candado de seguridad, mostraba rebajas muy razonables, sobre el 10%, y además venía de un anuncio de Instagram en el que se publicitaba la marca y el logotipo sin esconderse", continúa.

La cosa empezó a torcerse cuando le llegó el correo de confirmación. Rosa descubrió que el tracker para seguir el envío no funcionaba y sufrió una dolorosa regresión. En 2021 compró un ordenador Asus, también para sus sobrinos, que nunca llegó. "Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. La misma sensación de rabia, de tristeza, de desamparo", explica.

Rosa recuerda con horror el trance del ordenador. Denunció ante la policía y Consumo, pero nunca consiguió que le devolvieran un solo euro. Mastercard le dijo que no podía reembolsarle el dinero al haber hecho un ingreso en una plataforma de terceros, del que ella no tenía constancia, y en la policía le advirtieron de que poco podían hacer ante un engaño que viene del sureste asiático, normalmente de Malasia.

Se crean clones desde Malasia que viven 24 horas, tiempo suficiente para engañar a unos cuantos

Se trata de un engaño, el de Rosa, que sufren cientos de españoles cada año desde hace casi una década. Fuentes de la Policía Nacional detallan el modus operandi: "Son delincuentes que cogen la página oficial de una marca y la clonan. Queda exactamente igual, solo que tiene una coletilla en la dirección web, normalmente outlet, aunque también lo hemos visto con un simple .es, que denotaría que es la filial española de un fabricante internacional".

Las páginas falsas están entre 24 y 48 horas operativas. La de Scalpers, la que estafó a Rosa, se creó el 8 de enero a las seis de la mañana y desapareció a medianoche. Tiempo suficiente para que unos cuantos incautos, atraídos por las rebajas a través de un anuncio en las redes sociales, les regalen su dinero sin contrapartida. "Suelen utilizar pasarelas de pago que llevan el dinero a una plataforma externa, como Western Union o Wise, y ahí se pierde el rastro. La operación se computa como uno de los miles de envíos de dinero que se hacen a diario, no levanta ninguna sospecha", afirman desde la policía. "Y, como podrá cualquiera imaginar, nosotros no podemos plantarnos en Malasia con una orden de registro o detención, mucho menos cuando está sucediendo constantemente".

Una guerra personal

Es el desamparo al que se refería Rosa. Cuando alguien es estafado por una página falsa, en muy pocas ocasiones recupera su dinero. Así, se ve obligado a emprender una batalla personal contra un enemigo sin cara ni nombre. "Es como si tirases el dinero a un pozo. Ni la policía, ni el banco, ni Consumo pueden hacer nada. Para colmo, los foros de estafados están llenos de abogados que dicen poder recuperarte el dinero si adelantas un 10% de lo estafado, lo que implica a menudo una segunda estafa porque, que yo sepa, a nadie le han devuelto lo que le quitaron", sigue Rosa.

A menudo, los arranques quijotescos acaban en frustración y más dinero gastado. Malasia, como Nigeria o Serbia, se ha convertido en un paraíso del cibercrimen. Detrás no suele haber mafias ni bandas organizadas, sino el boca a boca entre jóvenes que ven cómo en un día pueden conseguir el sueldo de 10 años de trabajo. Una vez han consumado la estafa, se pasan por la oficina de Western Union a recoger el dinero y nunca más se sabe de ellos. Perseguirlos es una quimera, sobre todo para ciudadanos sin influencia política ni recursos ilimitados.

De modo que la responsabilidad de no ser estafado recae sobre el consumidor. La abogada Carmen Aguilera, del grupo Atico34, explica la situación a El Confidencial. "Es un fenómeno que antes sucedía solo en Navidades y rebajas, pero que desde el confinamiento sucede durante todo el año, y cada vez más", dice la experta. "En los últimos tiempos, la policía bloquea este tipo de páginas para evitar que la gente siga cayendo en la trampa, poco más pueden hacer".

Este mes, hemos vivido una pequeña involución en la seguridad de nuestras compras. Google Chrome, el navegador que usan tres de cada cuatro españoles, ha dejado de mostrar el candado en la barra de direcciones. En su lugar, la última actualización presenta dos rayas con un punto en las que hay que clicar para comprobar si la web dispone de los certificados en regla. Este minúsculo cambio implica que ya no podamos verificar la autenticidad de una web de un solo vistazo. "Es una pena, porque el certificado de seguridad es lo primero que hay que mirar para no ser engañados. Este cambio de interface ayuda a los cacos", lamenta Aguilera.

La abogada indica que se deben revisar con detenimiento la información legal, el diseño de la página y, sobre todo, los precios. "Es muy habitual que los delincuentes le pongan el mismo precio a todos los productos, no se complican mucho la vida. Además, la ficha del producto suele dar muy poca información, o dar la misma en todos los productos", afirma.

Llamar al comercio antes de comprar es una de las medidas más efectivas para evitar la estafa

No obstante, los mecanismos de engaño se van sofisticando. En foros como Alarmadefraude.com, hay usuarios que han detectado páginas clonadas al milímetro, con los mismos precios y descripciones que el fabricante original. Algunas recrean un seguimiento del pedido online e indican que se ha entregado el producto e incluso contactan con el estafado para decirle que le han devuelto el importe de la compra. Nada es verdad: son nuevas estrategias para demorar el momento en el que el comprador se da cuenta de que le han engañado y acude a la comisaría.

"Ese tiempo lo utilizan los delincuentes para deshacerse de las pruebas y desaparecer", explican desde la policía. "Al final, lo más efectivo es una llamada a la tienda antes de comprar, porque suelen estar al tanto cuando falsifican su página web. No te lleva más de un minuto y puede ahorrarte miles de euros".