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La razón por la que no puedes parar de subir y bajar el volumen cuando ves Netflix
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La razón por la que no puedes parar de subir y bajar el volumen cuando ves Netflix

La diferencia de volumen entre los diálogos y la música o los efectos se ha convertido en una de las quejas más habituales de las plataformas. ¿Hay forma de poder ver una serie o película sin tener que estar pegado al mando?

Foto: Persona poniendo Netflix. (Reuters/Denis Balibouse)
Persona poniendo Netflix. (Reuters/Denis Balibouse)

Estás viendo una serie en Netflix, HBO o cualquier otra plataforma de streaming. En la escena solo hay un diálogo tranquilo, pero de repente aparece música o ruido a un volumen ensordecedor. Toca coger el mando y bajar el volumen. Cuando vuelve a darse una conversación, se escucha tan floja que hay que repetir el proceso a la inversa. Se trata de una escena que resulta familiar a cualquier usuario de estas aplicaciones que haya tratado de ver una serie o una película. Es algo que acaba tirando por tierra buena parte de la experiencia de usuario.

"Estamos en 2023 y ver una serie o película se parece a un videojuego, subiendo y bajando el volumen con las flechas", lamentaba hace unos días una usuaria de Twitter, en referencia a un post en el que se pedía que se arreglaran las mezclas para dejar de vivir este tipo de situaciones y que se acabó haciendo viral. "Viendo Élite o cualquier serie de Netflix, por ejemplo, me tengo que poner subtítulos. Si no, no me entero de una mierda, y tiene narices, porque estás escuchando tu propia lengua", criticaba otro tuitero, mientras algunos se preguntaban si comprar un dispositivo de audio, como una barra de sonido, valdría para solucionar el problema.

Ahora bien, ¿qué ocurre para que a estas alturas de la película siga habiendo un problema tan elemental a la hora de ver contenido en streaming? Los especialistas consultados coinciden al señalar el origen del problema: la dinámica del sonido. Dicho de forma coloquial, es la diferencia entre el volumen más alto y el más bajo que se escucha en una grabación. Y es ahí donde está la razón por la que, cuando ves Netflix, no puedes alejarte demasiado el mando de la televisión.

No hay altavoz para tantos sonidos

"Cuando se mezcla el sonido de las películas, se hace pensando en el cine. Ahí la dinámica es completamente diferente a la televisión", explica Daniel Peña, director de Mubox Studio, que ha trabajado como editor o supervisor de sonido en títulos como Loving Pablo, 15 años y un día o Habitación en Roma, además de series como Doctor Mateo (Antena 3).

"En una sala, los sistemas de escucha te permiten escuchar desde un susurro a un grito, porque ahí la dinámica es muy grande. Es como si vas a un concierto de música clásica: vas a escuchar los matices de los instrumentos, por flojo que suenen, mucho mejor que en una grabación", desarrolla este profesional, que también ha tenido alguna experiencia desagradable como espectador: "Narcos ha sido la que más me ha llamado la atención, para mal. La acabé viendo con subtítulos en castellano".

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Foto: Reuters/Dado Ruvic.

Sea como sea, el director de Mubox destaca que es algo que ya ocurría hace 20 años con la comercialización de películas y series en DVD. "Ahora incluso veo menos diferencia", asegura. Así, Peña considera que lo lógico sería que se hicieran mezclas exclusivas para plataformas de streaming, pero subraya que "en España es raro y en EEUU es algo más habitual". "Aunque no es un proceso caro, no se complican. Se hace una conversión con pequeños ajustes para no desvirtuar mezcla original", remacha. Aquí también conviene poner de relieve que la diferencia de volumen acostumbra a ser mayor cuando se trata de un doblaje, donde los diálogos se incluyen sobre la pista de música y sonido ambiente original.

"Cuando tienes una escena con acción, hay que elevar música y efectos, porque se tiene que realzar para que tenga fuerza. Tienes que mantener los diálogos bajos para sorprender, porque, si realzas las voces desde el principio, luego ya no tienes margen para sorprender", expone Manolo Rodríguez, fundador del estudio SonoRec, con casi tres décadas de trayectoria, en los que han trabajado con programas como Cuarto Milenio (Cuatro) o Pesadilla en la cocina (LaSexta), además de series como García, ¿qué más? (HBO). "Es un error que yo mismo he cometido cuando empezaba, y supongo que muchos otros también", reconoce.

En este punto, también recuerda que en el cine están mezclados en formatos como 5.1 o 7.1. "Eso significa que está preparada para cinco o siete canales, pero hay que reconvertirla a dos cuando escuchamos en estéreo, que es lo que ocurre con el altavoz de la televisión. No está calculada la parte de mezcla que hay que poner en cada altavoz, y ahí se producen diferencias y pérdida de información", especifica.

"La mezcla de cine tiene un rango tan amplio que puedes hacer lo que te dé la gana. El único límite es lo que le gusta al director", apunta Paloma Huelin Izquierdo, montadora de sonido en La Bocina y supervisora de películas como 70 Binladens, Josefina o Mañana es hoy. "En una plataforma no debería existir la masterización de cine, porque el sonido e imagen que exportamos tiene que pasar por unos controles de calidad", indica.

Sobre este punto, hace hincapié en la infinidad de formas de ver películas o series por parte de los usuarios, algo que hace que vayan desde altavoces de la mejor gama a auriculares de poca fidelidad o, directamente, los altavoces de la televisión, ordenador, tableta o teléfono. "Eso por nuestra parte, como por parte de las plataformas, es algo incontrolable, ya que es imposible detectar todos los problemas que puedan surgir en cualquier emisor. Por ejemplo, si los altavoces son más grandes, hay más espacio para entre más sonido. En una televisión, son pequeños, y eso hace que el sonido salga muy comprimido", apunta. "A eso le añadimos que, como seres humanos, cada cual escucha de una manera completamente diferente".

¿Hay forma de arreglar esto?

En la Unión Europea, las mezclas de la televisión están reguladas por la normativa R128 desde hace dos décadas. "A finales del siglo pasado, había muchos problemas porque cada país se escuchaba de una forma, así que la regulación te indica unas medidas exactas, independientemente del producto que saques", apunta Huelin Izquierdo sobre esta cuestión.

De este modo, se pretendía generar cierta homogenización del sonido, pero también evitar ciertos abusos. Por ejemplo, evitar que los anuncios tengan un volumen disparatado respecto al resto de la parrilla, aunque para abordar ese asunto se necesitaron unos años más. "No se cumple muy a rajatabla, porque hay cadenas en la que se ven muchas diferencia entre los volúmenes. Yo he trabajado para programas de todas las cadenas y, en algunos casos, limitan el volumen para que haya más impacto de los anuncios", desliza Rodríguez, de SonoRec.

Foto: Foto: EFE/EPA/Neil Hall.

Huelin Izquierdo, por su parte, destaca que las plataformas tienen su propia normativa para el sonido. "Lo normal era usar R128 hasta entonces, pero Netflix sacó sus propias normas y ahí marcó un precedente, aunque los parámetros entre plataformas no difieren mucho. En el caso de Netflix, abren la mano en dinámica, y eso nos da a nosotros más libertad", apunta esta montadora.

"Las plataformas son muy exquisitas con la entrega de materiales y las especificaciones, pero me da la impresión de que luego les importa poco. No creo que el producto final esté lo suficientemente chequeado", lamenta por su parte Peña, de Mubox Studio, que recuerda que, desde hace años, se está intentando que el streaming siga una normativa como la de la televisión, pero cree que todavía queda tiempo para que llegue.

"Se hacen mezclas en estudios, con equipos especializados, pero luego la gente no lo va a escuchar así"

Y, mientras tanto, ¿hay algo que se pueda hacer para poder olvidarse del mando mientras ves Netflix? "Es algo que depende mucho del sistema de escucha. Si tienes un equipo como un home cinema en casa, el sonido funciona muy bien, porque pasa por un amplificador y eso asemeja la señal a la del cine", responde Peña, que reconoce que no es algo apto para todos los bolsillos y, enfatiza, "los estándares de calidad de experiencia han cambiado".

"Hay gente que ve series en el móvil y sin auriculares, ahí se pierde absolutamente todo el sonido", recuerda antes de dejar caer una última idea: "Los productores musicales suelen probar cómo se escuchan los discos que graban en el coche, porque es donde lo escucha mucha gente. Aquí se debería hacer algo similar. Se hacen mezclas en estudios, con equipos especializados, pero la mayoría de la gente no lo va a escuchar luego así".

Estás viendo una serie en Netflix, HBO o cualquier otra plataforma de streaming. En la escena solo hay un diálogo tranquilo, pero de repente aparece música o ruido a un volumen ensordecedor. Toca coger el mando y bajar el volumen. Cuando vuelve a darse una conversación, se escucha tan floja que hay que repetir el proceso a la inversa. Se trata de una escena que resulta familiar a cualquier usuario de estas aplicaciones que haya tratado de ver una serie o una película. Es algo que acaba tirando por tierra buena parte de la experiencia de usuario.

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