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Un fondo opaco al servicio de Abu Dabi: qué hay detrás del nuevo centro de IA de Granada
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Petrodólares para hacerse un hueco en IA

Un fondo opaco al servicio de Abu Dabi: qué hay detrás del nuevo centro de IA de Granada

Tras el acuerdo del Gobierno con un centro de inteligencia artificial de Emiratos Árabes Unidos, varios investigadores españoles han dado un portazo al Ejecutivo, criticando duramente la alianza. ¿Qué hay detrás de este proyecto?

Foto: La secretaria de Estado de Digitalización, Carme Artigas, impulsora del centro de IA en Granada. (EFE)
La secretaria de Estado de Digitalización, Carme Artigas, impulsora del centro de IA en Granada. (EFE)

El pasado marzo, el Gobierno anunció a bombo y platillo un convenio con un "centro líder y pionero" en inteligencia artificial (IA) y computación avanzada. Bajo los arcos almohades del Palacio Cuarto Real de Santo Domingo, en Granada, la secretaria de Estado para la Digitalización y la IA, Carme Artigas, puso su firma junto a la de Horst Simon, científico estadounidense y director de ADIA Lab, centro con sede en Abu Dabi, capital de Emiratos Árabes Unidos (EAU). Era el comienzo de uno de los acuerdos tecnológicos del Gobierno más polémicos de los últimos años.

Simon ha sido hasta ahora la cara visible en España de este centro fundado hace apenas seis meses. Una entidad que, a pesar de los generosos calificativos dedicados en la nota de prensa difundida por el Ejecutivo español, es prácticamente desconocida en el ámbito internacional de la ciencia de datos y que esconde tras sus siglas a uno de los mayores fondos de inversión estatales del planeta, el Abu Dhabi Investment Authority (ADIA).

Foto: EC Diseño.
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El acuerdo contempla que varias universidades españolas trabajarán conjuntamente con ADIA Lab en cinco líneas de investigación. Todas se coordinarán desde la sede de ADIA Lab Europe, ubicada en Granada, en un gesto que se ha leído como compensación hacia la ciudad nazarí tras quedarse sin la sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (Aesia), que fue a parar a A Coruña tras un polémico proceso.

Esta inversión extranjera ha provocado un auténtico terremoto en el campo de la IA española. En marzo, horas después de hacerse público el acuerdo, tres miembros del consejo asesor creado por el Gobierno para impulsar un uso "ético y seguro" de estas tecnologías presentaron su dimisión, basando su decisión precisamente en motivos éticos.

placeholder La secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, y el director general de ADIA Lab, Horst Simon (d).(EFE)
La secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, y el director general de ADIA Lab, Horst Simon (d).(EFE)

"No entiendo que debamos aceptar una joint venture en investigación con un fondo directamente controlado por el Gobierno de EAU, conocido por su falta de respeto a los derechos humanos. Especialmente cuando uno de los objetivos que tenemos en España y Europa es el desarrollo de una IA ética", explica a El Confidencial Carles Sierra, uno de los expertos que abandonaron este órgano constituido en 2020, apenas unos meses después de la llegada de Artigas a la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (Sedia).

La eticista y filósofa especializada en tecnología Lorena Jaume-Palasí y el director del Instituto de IA Experiencial de Northeastern University, el chileno-español Ricardo Baeza-Yates, los otros dos miembros salientes del consejo, usaron argumentos similares en una carta publicada en El País. "Esta alianza no hará de España un país más puntero en IA. (...) Esta alianza solo pone a los EAU en el mapa de la competición europea y cuestiona la credibilidad con la que la Sedia afirma querer impulsar el desarrollo ético de la IA", advirtieron.

"No entiendo que firmemos una 'joint venture' en investigación con un fondo controlado por el Gobierno de EAU"

Tal y como recordaron varias ONG y entidades sociales tras el acuerdo, el uso represivo de la IA por parte del Gobierno de EAU es una de las grandes preocupaciones que sobrevuelan este convenio. Organismos como Amnistía Internacional han acusado de forma reiterada a las autoridades emiratíes de utilizar tecnología avanzada para vigilar a su población, hostigar a opositores y reprimir derechos.

Uso de la IA en EAU

Kristian Ulrichsen, investigador en Medio Oriente del Rice University's Baker Institute for Public Policy y autor de varios libros sobre el país y la región, concuerda con este análisis. "Dentro de EUA, hay intentos ambiciosos de predecir comportamientos y usar la IA y el big data para intentar identificar si se va a producir un delito o si alguien va a empezar a protestar contra las autoridades. Este es parte del enfoque del Gobierno ante cualquier forma de oposición o disidencia", apunta este especialista en conversación con El Confidencial.

placeholder El príncipe heredero de Abu Dabi, el jeque Mohamed bin Zayed al Nahyan (c), pasa revista a la guardia de honor. (EFE)
El príncipe heredero de Abu Dabi, el jeque Mohamed bin Zayed al Nahyan (c), pasa revista a la guardia de honor. (EFE)

Este uso punitivo se extiende también al control de las fronteras y de los ciudadanos de otros países asiáticos que llegan a este rico Estado del Golfo en busca de trabajo, apuntan los informes de las organizaciones que vigilan el cumplimiento de los derechos humanos en la zona. "Utilizando un discurso de modernización y gobernanza electrónica, los datos biométricos de la población se comparten entre ministerios, así como con grandes empresas de telecomunicaciones del sector privado", advierte Ulrichsen, quien recuerda que muchos de estos usos, ya normalizados en EAU, estarían absolutamente prohibidos en Europa.

Consultados al respecto, portavoces de la Sedia defienden el acuerdo argumentando que no contradice los principios de transparencia, responsabilidad y respeto a los derechos que el Gobierno español dice promulgar. "Las líneas que se desarrollan en el convenio con ADIA Lab siguen los principios que defienden la Sedia y el Gobierno de España, ya que precisamente consisten en desarrollar programas en torno a la ética y la IA o la sostenibilidad, entre otros asuntos", explican por escrito a este diario.

La propia Carme Artigas se ha visto obligada a defender que "no hay ningún conflicto ético" en firmar un acuerdo de colaboración e inversión con un país como EAU. "Esto es una financiación, no para un Gobierno, no para un centro, sino para los científicos españoles", aseguró en una entrevista reciente. "Una cosa son las relaciones diplomáticas, otra el activismo y otra la ciencia".

placeholder El investigador Ricardo Baeza-Yates. (Wikimedia Commons)
El investigador Ricardo Baeza-Yates. (Wikimedia Commons)

Ricardo Baeza-Yates, uno de los expertos internacionales que abandonaron el consejo asesor de la Sedia, muestra su total desacuerdo con el argumento esgrimido por Artigas. "Si uno mira la historia de la humanidad, muchos desastres han ocurrido precisamente por la separación de diplomacia, ciencia y activismo, sin medir las consecuencias", responde este científico, poniendo como ejemplo tecnologías que se acabaron usando para fines muy diferentes de los que fueron creadas, como la energía atómica. "No se puede separar la ética de la ciencia y la política. No se puede pensar como si fueran compartimentos estancos, porque en la práctica no lo son", apunta este investigador.

"Creo en la investigación como puente que une a los pueblos. En el caso de los regímenes totalitarios, estoy a favor de apoyar a sus ciudadanos para que se desarrollen personalmente mediante becas y ayudas de todo tipo, pero no en firmar acuerdos de inversión con sus gobiernos", apunta por su parte Sierra, director del Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial del CSIC (IIIA-CSIC) y presidente de la European Association for Artificial Intelligence (EurAI).

Petrodólares para crecer en la IA

Pero ¿cuál es entonces el interés real de ADIA y de las autoridades de EAU para aliarse con España en el campo de la IA? Ulrichsen apunta a un intento de ganar "legitimidad y prestigio internacional" en un ámbito que se ha convertido en una prioridad para la dinastía familiar que gobierna este país desde su creación. "Han identificado la IA como el próximo avance tecnológico disruptivo, la próxima frontera. Y quieren estar a la cabeza", señala. Una estrategia en la que son válidas tanto las instituciones como las empresas y los fondos de inversión.

El origen de ADIA se remonta de hecho a la década de 1970, cuando el primer presidente de EAU, Zayed bin Sultan Al Nahyan, creó un fondo soberano para sacarles todo el jugo posible a los beneficios obtenidos con el petróleo. A pesar de que no hay cifras oficiales (a diferencia de otros grandes fondos internacionales, ADIA nunca ha informado en detalle sobre sus activos), las estimaciones del sector sitúan el valor total de su cartera de inversión entre los 993.000 y los 790.000 millones de dólares. Una cifra que lo consolida como el tercer mayor fondo soberano del planeta.

placeholder Tahnoun bin Zayed Al Nahyan (izquierda), hermano del presidente del país, asesor en seguridad nacional y responsable del fondo ADIA, se reúne con Erdogan. (Reuters)
Tahnoun bin Zayed Al Nahyan (izquierda), hermano del presidente del país, asesor en seguridad nacional y responsable del fondo ADIA, se reúne con Erdogan. (Reuters)

Desde marzo, al frente de ADIA está Tahnoun bin Zayed Al Nahyan, hermano del actual presidente de EAU y una de las figuras clave para entender la creciente influencia internacional de este país del Golfo. "Se está convirtiendo en una figura increíblemente poderosa en EAU, en el ámbito de la seguridad nacional, pero también como una pieza clave en los fondos soberanos del país. Con él al mando, se observa un alineamiento mucho más estrecho entre las inversiones y unos objetivos geopolíticos, económicos y estratégicos cada vez más amplios", explica Ulrichsen.

El capital procedente de los países árabes del golfo Pérsico y de su industria del petróleo y gas lleva años invirtiéndose en Europa. En el caso de EAU, su abanico de apuestas millonarias va desde las energías renovables a las startups tecnológicas, pasando por los grandes clubes de fútbol, entre ellos, el reciente finalista de la Champions League, el Manchester City, acusado por la Premier League de irregularidades financieras.

Un fondo al antojo de la familia real

Una fuente próxima al convenio entre ADIA y el Gobierno español sostiene que en los próximos meses ADIA Lab firmará nuevas alianzas con otras universidades y gobiernos de Europa. Es decir, la pica en Granada es solo el primer paso de las autoridades emiratíes para ampliar su influencia en Europa.

A día de hoy, es difícil prever cuáles serán los siguientes movimientos del fondo emiratí y la potencia inversora de su aventura española. En parte, por la opacidad que rodea la actividad del fondo, en torno al que apenas hay datos públicos. Según ha informado el Gobierno español, ADIA Lab, por ahora, aportará cinco millones de euros para financiar el convenio. Aunque se presupone que esta inversión se incrementará en los próximos meses, desde la Sedia han rechazado dar una previsión de la financiación externa con la que contará el centro en Granada.

Otro problema para conocer cuáles serán los siguientes pasos de ADIA en este campo tiene que ver con cómo funcionan internamente las instituciones de EAU. "Esto es lo que ocurre cuando tienes un Estado controlado por una familia y algunos de sus miembros son tan poderosos que tienen la capacidad de mover recursos del Estado de un brazo a otro, sin apenas supervisión", señala Ulrichsen, quien recuerda que "no existe un proceso institucional establecido que determine las decisiones".

El pasado marzo, el Gobierno anunció a bombo y platillo un convenio con un "centro líder y pionero" en inteligencia artificial (IA) y computación avanzada. Bajo los arcos almohades del Palacio Cuarto Real de Santo Domingo, en Granada, la secretaria de Estado para la Digitalización y la IA, Carme Artigas, puso su firma junto a la de Horst Simon, científico estadounidense y director de ADIA Lab, centro con sede en Abu Dabi, capital de Emiratos Árabes Unidos (EAU). Era el comienzo de uno de los acuerdos tecnológicos del Gobierno más polémicos de los últimos años.

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