Huertas (Mapfre): "Digitalizar las pymes ayudará a atajar la economía sumergida"
A medida que se digitalicen, las pequeñas y medianas empresas ganarán músculo financiero con nuevos canales de venta y disminuirá el número de actividades no declaradas
Entre enero y septiembre del año pasado, 204.800 negocios y 327.000 autónomos cerraron sus puertas o se dieron de baja en el Régimen Especial. El severo confinamiento, sumado a las sucesivas restricciones a la economía, supuso un mazazo para la mayoría de los sectores, pero fueron las empresas más pequeñas —aquellas que tienen entre uno y cinco empleados— las que más sufrieron esta embestida. Según destaca el estudio ‘Coyuntura demográfica de empresas’, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), existe “una alta correlación entre el número de asalariados y la probabilidad de supervivencia”. Así, las pymes con menos de seis trabajadores mostraron los indicadores de supervivencia más bajos durante la pandemia (entre un 78% y un 85%), frente al 2% de las empresas con más de 100 trabajadores.
La falta de músculo de las pymes españolas, que suponen el 99,8% del tejido empresarial español, junto a la necesidad de reducir el número de pequeñas empresas que desarrollan parte de su actividad en la economía informal, fue uno de los aspectos debatidos durante el tercer encuentro del ciclo ‘Conversaciones en torno a la digitivación’, organizado por El Confidencial y Sage. Antonio Huertas, presidente del Grupo Mapfre, y Luis Pardo, CEO de Sage España y Portugal, participaron en este debate, durante el cual se analizó la transformación económica que supondrán para las pymes españolas los fondos Next Generation UE y su impacto en la digitalización de sus negocios.
La falta de músculo de las pymes
“Además de que las pequeñas empresas se suban al carro de la digitalización y la transformación creativa, es importante incrementar su protección”, dijo Antonio Huertas, presidente del Grupo Mapfre. “Después de la última crisis, nos dimos cuenta de que a las pymes les faltaba músculo, por eso es importante garantizar su cadena de trabajo, desarrollo y crecimiento para reducir su incertidumbre. También es necesario que bajemos el nivel de informalidad de nuestra economía. La digitalización supondrá un impulso para atajar parte de la economía sumergida —que alcanza entre el 15% y el 20% del PIB español—. A medida que transformemos esos sectores que caminan por terrenos mucho más grises a la hora de facturar, se van a ver obligados a poner negro sobre blanco sus balances", destacó Huertas.
Esa informalidad y la economía sumergida suponen una doble penalización para cualquier actividad: las cotizaciones no abonadas a la Seguridad Social precarizan más el empleo y la desprotección de los trabajadores, además de la competencia desleal que implican para el resto de empresarios.
“El 70% de las pymes españolas reconoce que la digitalización es el principal reto al que se enfrentan para desarrollar su actividad, pero solo el 15% de ellas prevé incrementar la inversión en nuevas tecnologías. Esto es la mayor incoherencia e irresponsabilidad que puede hacer una pequeña empresa”, señaló Luis Pardo, CEO de Sage España y Portugal. Según el INE, el 23% de las compañías con más de 50 empleados hace un uso regular del 'cloud computing', mientras que la cifra cae hasta el 9% en el caso de las compañías con menos de 10 empleados. Lo mismo sucede con el análisis de datos mediante 'big data', el cual solo emplea el 3% de las microempresas.
Para tratar de subsanar estas deficiencias, de los 140.000 millones que España recibirá de Bruselas entre 2021 y 2026, “el 37% estará destinado a sostenibilidad y digitalización, y un tercio de estas transferencias, que son 20.000 millones, llegará entre 2021 y 2023”, recordó el CEO de Sage España y Portugal. Automatizar procesos, mejorar la productividad y desarrollar nuevos canales de venta para competir en un mercado global serán los principales retos de las pymes en este ámbito.
"Es necesario que todos estos avances tecnológicos favorezcan la diversificación, pero también la inclusión" (Pardo)
No serán las únicas ayudas. La estrategia España Digital 2025, que recibirá un gran impulso gracias a esos fondos europeos, contempla entre sus objetivos el Plan de Digitalización de Pymes 2021-2025, cuya meta es que las micropymes diversifiquen sus canales de venta y el 25% de su negocio proceda del comercio electrónico en 2025. Actualmente, el peso del 'e-commerce' de las pymes en el volumen total de ventas es de un 9%, frente al 11% de la media europea. Este programa también prevé acelerar la implantación de la inteligencia artificial y el 'big data' en las empresas para que el 25% de ellas disponga de estas herramientas en cuatro años.
Huertas destacó que las pymes deberían adoptar las nuevas tecnologías por “una cuestión de supervivencia”. “La competitividad cada vez se juega en campos más pequeños. Hay que aspirar a tener márgenes más reducidos para que el precio refleje realmente el valor del producto”, explicó.
El cliente, en el centro
Además de representar al 99,8% del tejido empresarial, las pymes suponen el 65% del PIB y emplean al 66% de la población activa en España. Otra de las cualidades destacadas de las pymes y autónomos en el negocio asegurador es que “están en medio de la relación con el cliente. Los talleres, los gruistas, médicos, clínicas… Todos estos proveedores tienen que actuar inmediatamente cuando el cliente lo necesite, y eso es posible gracias a la digitalización y la simplificación de procesos”, señaló el presidente del Grupo Mapfre, quien apostó por la creación de un “modelo híbrido” en el que la digitalización y la automatización no sustituyan completamente el trato con los clientes.
La importancia de poner a los consumidores y las personas en el centro de los procesos digitales “forma parte del humanismo digital, que impulsa las tecnologías poniendo en el centro a las personas”, añadió el CEO de Sage España y Portugal. Sin embargo, Pardo destacó que solo el 25% de las pymes considera que la digitalización aportó grandes beneficios a la productividad de sus negocios durante la pandemia, en un momento en que si no hubiesen tenido estas herramientas tecnológicas algunas hubiesen estado literalmente sin actividad. “Esto demuestra que las pymes tienen mucho camino que recorrer en su digitalización”, destacó.
"Es necesario un modelo híbrido en el que la digitalización y la automatización no sustituyan el trato con los clientes" (Huertas)
“No es solo la brecha digital. La realidad es que tenemos muchas brechas sociales: de género, de edad (sénior y jóvenes), salarial...”, aclaró el presidente del Grupo Mapfre. Además, para atajar estas desigualdades, "también es importante poner el foco en cómo desarrollar el talento que está fuera de los sitios tradicionales como las universidades o los centros más vinculados a las empresas”, expuso.
“Es necesario que todos estos avances tecnológicos favorezcan la diversificación, pero también la inclusión. Que nadie se quede atrás. Los autónomos y las pymes no pueden quedarse fuera de esta transformación, y tampoco las personas con riesgo de exclusión social o las personas más mayores”, añadió Pardo, quien aprovechó para destacar el “cambio de mentalidad empresarial” desde los modelos tradicionales verticales y jerarquizados hasta las organizaciones más horizontales y dinámicas en la actualidad. “Es un cambio de clic (digitalización) y de chip (mentalidad)”, puntualizó el CEO de Sage España y Portugal.
Entre enero y septiembre del año pasado, 204.800 negocios y 327.000 autónomos cerraron sus puertas o se dieron de baja en el Régimen Especial. El severo confinamiento, sumado a las sucesivas restricciones a la economía, supuso un mazazo para la mayoría de los sectores, pero fueron las empresas más pequeñas —aquellas que tienen entre uno y cinco empleados— las que más sufrieron esta embestida. Según destaca el estudio ‘Coyuntura demográfica de empresas’, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), existe “una alta correlación entre el número de asalariados y la probabilidad de supervivencia”. Así, las pymes con menos de seis trabajadores mostraron los indicadores de supervivencia más bajos durante la pandemia (entre un 78% y un 85%), frente al 2% de las empresas con más de 100 trabajadores.