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Hasta a las tecnológicas se les atraganta la vuelta a la oficina: cómo lo están solucionando
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Hasta a las tecnológicas se les atraganta la vuelta a la oficina: cómo lo están solucionando

Las empresas viven un punto de inflexión y las 'tech' son las que más lo sufren. De "el teletrabajo ha llegado para quedarse" se ha pasado al "estamos entusiasmados con volver"

Foto: Foto: VisitCalifornia.
Foto: VisitCalifornia.
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Aunque estamos ya camino de cumplir 18 meses de pandemia, hay algo que todavía no ha quedado nada claro. Empresas de todo el mundo y de todo tamaño no saben muy bien qué hacer con el teletrabajo a partir del mes de septiembre. La vacunación ha alcanzado ya la velocidad de crucero y muchos apuntan que la vuelta al cole en 2021 se hará con la inmunidad de rebaño debajo del brazo. Con esta situación en mente, se ha extendido la idea de que será el momento de desmontar esas estructuras que se activaron contrarreloj para poder dar el callo en remoto. Algunas de ellas, las menos, fueron sólidos sistemas fruto de la planificación. La gran mayoría fueron improvisados andamios que al final sirvieron para mantener las empresas en movimiento aunque nadie estuviese físicamente allí. Pero el regreso no es tan sencillo como desandar pasos hasta restaurar la vieja normalidad. Hay empleados que, después de demostrar que el trabajo puede salir adelante aunque la oficina estuviese desierta, directamente no quieren volver o al menos no en las condiciones previas al covid-19.

Las compañías se enfrentan entonces a un importante dilema. Aceptar estos deseos y perder algo de frescura en los flujos de trabajo o imponer la presencialidad, a sabiendas de que ello puede abrir una puerta para que se escape talento de la compañía. Ese es el brete en el que se han visto gigantes como Apple, que mantiene un importante pulso con parte de su plantilla. Hace algo más de un mes, se filtró un correo electrónico interno de Tim Cook en el que se anunciaba un plan mixto, en el que acudir a la oficina sería obligatorio los lunes, los martes y los jueves. Es decir, dos días de teletrabajo para la mayoría de la plantilla o dos semanas al año si el responsable de turno le daba su bendición.

Foto: Sundar Pichai, máximo responsable de Google y Alphabet. (Foto: Getty / David Paul Morris)

Eso provocó un conato de incendio que no tardó en extenderse. Parte de la plantilla, unos 2.800 trabajadores organizados en un grupo de Slack, publicaron una carta en la que mostraban su oposición a estas condiciones. "Esta política de trabajo y ubicación flexible de Apple, así como su comunicación, ya ha obligado a algunos compañeros a renunciar", afirma el texto. "Sin la oportunidad que brinda la flexibilidad, muchos nos vemos obligados a elegir entre una combinación entre nuestras familias, nuestro bienestar y estar preparados para hacer nuestro trabajo mejor o ser parte de Apple". El escrito también afirmaba que la empresa había "ignorado" a los partidarios de mayor flexibilidad en el retorno al centrar sus mensajes y la comunicación en los trabajadores que querían regresar a este modelo.

Todo ha funcionado, ¿por qué volver?

En este tiempo, la compañía ha organizado a distancia dos cumbres de desarrolladores (uno de sus eventos más importantes), ha lanzado dos generaciones de 'software', nuevos teléfonos, nuevos Macs, su propio procesador para ordenadores, nuevas tabletas, relojes, unos AirPods Max así como una nueva hornada de iPhones. "El año pasado, sentimos que realmente podíamos tener el mejor trabajo de nuestras vidas por primera vez, sin las restricciones de los problemas que imponen de manera inevitable los viajes diarios a las oficinas y el uso compartido en persona de estos lugares". Algo que, según su postura, habría ayudado a retener talento, derribar barreras de comunicación, facilitar la conciliación y, sobre todo, mantenerse sanos. Por eso defienden un modelo aún más flexible que lo que plantea la dirección de Cupertino.

placeholder Edificio del Apple Park en Cupertino. (Reuters)
Edificio del Apple Park en Cupertino. (Reuters)

La compañía, que antes de la pandemia no era especialmente partidaria del trabajo fuera de la oficina, parece que mantendrá sus planes. Si alguien quiere mayores beneficios, tendrá que aprobarse caso por caso, como adelantó el medio especializado 'TheVerge'. La razón no es otra que la dirección cree que la presencia física es fundamental para su futuro. "Creemos que la colaboración en persona es esencial para nuestra cultura y nuestro futuro", afirmó Deirdre O'Brien, vicepresidente de la compañía, en una grabación referida por dicha web. O´Brien también habría respondido que los lanzamientos llevados a cabo en 2020 que fueron un éxito "se construyeron sobre la base de años de trabajo que hicimos cuando estábamos todos juntos en persona".

Los gerifaltes de Apple no son ni mucho menos los primeros de una empresa que han querido romper el discurso de que el teletrabajo ha llegado para quedarse. En septiembre del año pasado, Red Hastings, co-CEO de Netflix, afirmó en una entrevista con el WSJ que no veía "nada positivo" en estas prácticas, especialmente a nivel internacional. Esperaba que seis meses después de la aprobación de la vacuna ya la mayoría de la gente estaría inmunizada y se podría regresar. El único cambio que el jefazo del 'streaming' vislumbraba era el de una semana laboral en la que de lunes a jueves tocaría calentar la silla en persona y el viernes se podría hacer desde casa o desde donde uno quisiera.

placeholder Reed Hastings, CEO de Netflix. (Reuters)
Reed Hastings, CEO de Netflix. (Reuters)

La cuestión es que este mensaje quedó en lo anecdótico, ya que no había indicios de cuándo podían estar listas las vacunas y la situación era mucho peor que ahora. No había posibilidad de debatir. Ahora, con las vacunas a pleno rendimiento y países que se acercan a la soñada inmunidad de rebaño, todas las tecnológicas se han visto obligadas a afrontar la realidad y abrir este melón que mezcla ideas sobre los modelos de negocio, sobre entornos sociales, culturales e incluso luchas filosóficas o políticas.

Los tres bandos: remoto, presencial y mixto

Mientras en España la mayoría de compañías ya llevan meses de vuelta en la oficina con más o menos frecuencia, lo cierto es que la mayor parte de las tecnológicas estadounidenses continúan con el plan de teletrabajo como al inicio de la epidemia, con oficinas cerradas y estructuras montadas a distancia. Y el agujero entre lo que piensan los empleados y lo que quieren hacer los gerentes es ya tan grande que se están creando bandos dependiendo de lo que decide una empresa u otra y se usan los planes de flexibilidad como un arma para captar o robar talento. Como explicaba hace unos días el empresario español, creador de sitios como Menéame, Daniel Seijo, el dilema de las empresas en esta situación es más que importante: "Permitir remoto y perder innovación o no permitirlo y que se te vaya la gente. Aunque seas Apple".

Seijo continuaba, en un hilo publicado en su cuenta de Twitter: "La pandemia nos ha hecho darnos cuenta de que la conexión excesiva y el trabajo excesivo no compensan. Bajar salario o ir a otra empresa puede penalizar el ego, pero no la felicidad. La derivada es que no todo el monte es orégano, quizá los empleados se vayan a una empresa en remoto, pero no necesariamente mejor que la anterior. Quizá la tentación de hacerla remota pura la vuelva disfuncional". Esto se acentúa en EEUU y en especial en Silicon Valley, donde cada compañía se enorgullece de tener el mejor talento y un cambio que no guste a la plantilla puede acabar con ese escalón que te diferencia del resto.

"Bajar el salario o ir a otra empresa puede penalizar el ego, pero no la felicidad"

Google es una de las compañías que todo el mundo escudriña cuando se trata de gestión laboral, pero ellos tampoco lo tienen fácil. Como dijo el propio Sundar Pichai en una entrevista con El Confidencial, "el trabajo necesita más flexibilidad que nunca". Su idea pasa por que el 60% de los empleados vuelva a la oficina de siempre tres días por semana y otros dos trabaje desde casa o el lugar que prefiera. Un 20% adicional aprovechará la oportunidad para moverse a otras oficinas del mundo y el 20% restante podría teletrabajar a tiempo completo. Pero esta idea ya ha suscitado críticas, ya que se barajan bajadas de salario por teletrabajar a tiempo completo y un ajuste dependiendo del lugar en el que resida el trabajador. California, el lugar del que proceden la mayoría de estas empresas, es uno de los lugares más caros del país, por eso mucha gente huyó cuando permitieron teletrabajar y ahora toca ajustar cuentas.

Las otras tres patas de los Gafam (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) tampoco lo tienen claro ni siguen el mismo patrón. Facebook se decanta por una idea similar a la de Google o Apple, quiere dar a todos sus empleados la posibilidad de teletrabajar el 50% del tiempo, pero el otro 50% les tocará ir a la oficina, salvo que la empresa acepte algún cambio en su caso. Su idea es reabrir la oficina en septiembre y estar a pleno rendimiento en octubre, y el primero que seguirá a rajatabla este plan es Mark Zuckerberg, que ha alabado el teletrabajo que ha descubierto durante la pandemia y se marcará como meta respetar el teletrabajo un 50% de su tiempo. Por último, están abriendo planes para poder trabajar en oficinas internacionales para todo el que quiera mudarse de su lugar actual y la compañía lo acepte. En este 2021, tendrán hasta 20 días hábiles para trabajar desde donde quieran por si les apetece probar, incluso si su puesto no es puramente tecnológico.

Microsoft y Amazon tienen un contexto algo distinto, ya que sus sedes no están en California sino en Seattle, por lo que sus planes se salen algo más de los casos anteriores. La primera ha sido uno de los gigantes que más han defendido el teletrabajo, y según sus últimos planes lo seguirá haciendo, mientras que el segundo mantendrá la idea de que es un lugar más 'duro' para trabajar que su vecino, pues solo permitirá dos días de teletrabajo, a no ser que haya aprobación personal. Esta guerra entre colosos es una muestra perfecta de lo que viene próximamente.

Aunque hace tiempo que Amazon superó a Microsoft en datos puramente competitivos, la empresa de Jeff Bezos sigue siendo peor vista por los empleados tecnológicos que el espacio de Satya Nadella, y este tipo de decisiones puede acabar con un reguero de trabajadores que se cambien de chaqueta. Es más, Amazon en primer momento optó por una vuelta total al trabajo presencial, pero tuvo que recular por la presión laboral.

placeholder Las esferas de Amazon, en Seattle.(Reuters)
Las esferas de Amazon, en Seattle.(Reuters)

Siguiendo con la lista de grandes tecnológicas, vemos que muchos como Uber o Adobe apuestan por el 50% (fomentando la llegada de algunos puestos al 100% en remoto y permitiendo teletrabajar desde otras oficinas internacionales), otros tantos se lanzan al 100% remoto o el "trabaja donde quieras", que es el caso de Twitter o Spotify (la empresa de origen sueco incluso permitiría elegir un 'coworking' y que ellos carguen con los gastos) y un último grupo en el que se incluyen nombres como IBM o Comcast, que en vez de dar ya un plan definido están esperando a ver qué ocurre después del verano. Hay un caso más, en el que están Oracle o HP, que ha decidido aprovechar el cambio de paradigma para mudar su sede a una región como Texas, mucho más barata y con menos impuestos que California. Allí, construyen ahora su próxima oficina teniendo ya en cuenta el trabajo 'flexible'.

Hasta cuatro formas de ver el futuro del trabajo que tras año y medio de pandemia muestra las dudas en torno a lo que vendrá. Eso sí, en la mayoría de ellas, se ve un claro choque entre jefes que creen que el contacto personal es esencial para la producción y la eficiencia y la opinión de los trabajadores que, encuestados, optan mayoritariamente por el trabajo híbrido o 100% a distancia.

Retos: desconexión y oficinas

Pero cualquiera de las opciones que se escoja plantea ciertos retos. Si uno elige el modelo 100% presencial, tendrá que hacer malabares para mantener la distancia social y unas medidas de seguridad que siguen siendo necesarias a día de hoy. Pero si uno elige un modelo completamente libre, también se plantean otros retos importantes a tener en cuenta. Uno de ellos es cómo establecer el umbral mínimo de presenciales, teniendo en cuenta que cada departamento y cada puesto tiene necesidades muy distintas.

"Le hemos dado la vuelta al concepto. Hemos planteado que todo el mundo tiene derecho al menos al 30% de teletrabajo. De ahí al 100% depende de cómo te configures las necesidades de tu trabajo. Pero imponer unos días mínimos de asistencia puede obligar a que se acabe viendo forzada", explica Alba Herrero, directora de RRHH de SAP para el Sur de Europa y África Francófona. Esta compañía alemana ha sido noticia en los últimos días después de anunciar que su filial española adoptaría un enfoque 100% flexible y basado en la confianza en la plantilla. "Nosotros lo estábamos preparando ya en 2019 y pretendíamos lanzarlo en marzo de 2020. Lo detuvimos porque entendíamos que iban a producirse cambios legislativos en la materia". Ahora la matriz, explica, se ha comprometido a que esto no sea cosa solo de unas filiales y está activando este modelo a nivel mundial. "A nosotros nos pilló con los deberes hechos".

Ahora que lo han puesto en marcha Herrero plantea actuaciones que deben llevar a cabo desde las empresas. "Hay que repensar las oficinas. No puedes ofrecer lo mismo que en casa. Hay que dar un valor añadido a estos lugares más allá del factor social", explica. "Nosotros estamos rediseñando nuestras sedes para ofrecer cosas que no tienen en remoto. Salas para la concentración, salas para trabajar en silencio, salas específicas para trabajo en grupo...", enumera.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Herrero explica que, además de todo el trabajo en el plano jurídico y de prevención de riesgos laborales en remoto, hay una importante tarea de concienciación en materia de desconexión digital. "Nosotros tenemos formaciones al respecto con la plantilla. Con los jefes y con los empleados. Tanto para hacer entender que a partir de cierta hora un responsable no puede estar mandando un mensaje de trabajo, pero también al revés", cuenta esta directiva. "Si hay un empleado que se pone a trabajar hasta las cuatro de la mañana porque no tiene otra cosa que hacer, también hay que detectarlo. Tenemos que transmitir la idea de la importancia de los descansos, de la desconexión...", insiste.

SAP es uno de los gigantes tecnológicos instalados en el mercado patrio que ya han puesto sobre la mesa su hoja de ruta para el nuevo curso. Pero no ha sido el único. Telefónica también ha anunciado su Plan Retorno, que lleva aplicando desde hace varias semanas. Aunque durante 2020 y parte de 2021 se permitió un 100% de teletrabajo dadas las circunstancias, ahora se ha establecido un marco en el que el trabajador solo tendrá que acudir seis días al mes a la oficina. El 70% restante lo hará bajo su criterio y sus necesidades. Indra, el grupo de tecnología y consultoría participado por el Estado, ha impulsado un modelo mixto que incluso le ha permitido cerrar una de sus sedes en Madrid tras 'reubicar' a 1.240 empleados en otras oficinas de la capital o Alcobendas, gracias a la menor necesidad de espacio físico debido al teletrabajo.

Aunque estamos ya camino de cumplir 18 meses de pandemia, hay algo que todavía no ha quedado nada claro. Empresas de todo el mundo y de todo tamaño no saben muy bien qué hacer con el teletrabajo a partir del mes de septiembre. La vacunación ha alcanzado ya la velocidad de crucero y muchos apuntan que la vuelta al cole en 2021 se hará con la inmunidad de rebaño debajo del brazo. Con esta situación en mente, se ha extendido la idea de que será el momento de desmontar esas estructuras que se activaron contrarreloj para poder dar el callo en remoto. Algunas de ellas, las menos, fueron sólidos sistemas fruto de la planificación. La gran mayoría fueron improvisados andamios que al final sirvieron para mantener las empresas en movimiento aunque nadie estuviese físicamente allí. Pero el regreso no es tan sencillo como desandar pasos hasta restaurar la vieja normalidad. Hay empleados que, después de demostrar que el trabajo puede salir adelante aunque la oficina estuviese desierta, directamente no quieren volver o al menos no en las condiciones previas al covid-19.

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