Lo que necesita España para que haya más 'startups': visibilidad, colaboración y fondos
La tasa de actividad emprendedora en España está por debajo de la de otros países de nuestro entorno. Esto es lo que se puede hacer para mejorarla
Según la última edición del estudio mundial de referencia, el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), la tasa de actividad emprendedora en España, que mide qué porcentaje de la población activa acaba de iniciar un proyecto o cuenta con una organización con menos de tres años y medio de vida, es del 6,1%: un dato superior al italiano (2,8%), pero a mucha distancia del de países tradicionalmente asociados al emprendimiento como Israel (12,7%) o Estados Unidos (17,4%).
Hay dos indicadores que dan pistas sobre nuestra disposición a emprender: solo el 36% de los españoles considera que es una buena oportunidad de negocio (en contraste con el 52% de la media europea), y el 55% es reacio a hacerlo por miedo al fracaso (algo que solo frena al 43% de los emprendedores europeos). Esto se complementa con el último 'Mapa del emprendimiento en España', elaborado por Spain Startup. En nuestro país, solo un 44% de los emprendedores tuvo clara su vocación, de modo que casi seis de cada 10 acabaron en el mundo ‘tech’ sin haberlo planeado.
El emprendedor español quizá no es el más vocacional, pero sí acaba siendo uno de los más pasionales y fieles a esa actividad: en concreto, Spain Startup calcula que el 63% de nuestros emprendedores lo son ‘en serie’. Es decir, que encadenan varios proyectos. María Benjumea, fundadora y CEO de Spain Startup-South Summit, coincide en ese buen momento del emprendimiento en España. “Contamos con un ecosistema de gran madurez, lo que se traduce en una apuesta real y decidida de los inversores nacionales e internacionales. En 2012, la inversión en las ‘startups’ españolas se situaba en 100 millones de euros; en 2020, alcanzó los 1.100 millones”.
La receta: financiación, visibilidad y colaboración
Con estos datos, cabe hacerse una pregunta: ¿qué frena el emprendimiento en España? Los emprendedores españoles interpelados por el GEM consideran un lastre la educación y formación emprendedora en etapa escolar, que puntúan con 2,7 puntos sobre 10 posibles, pero hay dos palancas poco ponderadas y, sin embargo, muy importantes: una mayor visibilidad social del emprendedor y una mayor colaboración entre emprendedores.
Resulta llamativo que solo un 42% de la población española conozca a personas que han emprendido, porque eso limita las posibilidades de que un joven encauce su carrera en un sector del que no tiene ningún conocimiento o referencia. Pero es que, además, el lanzamiento de una ‘startup’ en España depende mucho de la financiación a cargo del entorno social y familiar del emprendedor —en concreto, representa el 17% de sus fondos iniciales, y triplica en importancia a las ayudas públicas, que solo ascienden a un preocupante 5%—. Si no se visibiliza al emprendedor, por tanto, ni siquiera funcionarán esas redes de apoyo de ‘friends and family’ con que arrancar proyectos que algún día pueden alcanzar la escala de Glovo o Cabify.
"La colaboración entre ‘startups’ permite acelerar nuevas ideas y tecnologías ya rodadas por otros emprendedores"
Para Carles Marcos i Guàrdia, 'country manager' de Qonto en España, la otra piedra de toque para poner dos o tres marchas más a nuestro ecosistema emprendedor es la colaboración entre 'startups'. Al respecto, Spain Startup ofrece otro dato revelador: el 24% de nuestras empresas tecnológicas afirma necesitar soporte tecnológico. Un dato 10 puntos por encima de la media europea que deja claro, según Marcos i Guàrdia, “que la colaboración entre ‘startups’ resulta imprescindible por aquello de ‘predicar con el ejemplo’, pero también porque permite acelerar nuevas ideas y tecnologías ya rodadas por otros emprendedores”.
Desde Qonto, abogan por esta mentalidad y sus ventajas. La compañía, recientemente incluida en el índice Next40 de las tecnológicas europeas de mayor potencial y que ha levantado 136 millones de euros de financiación desde su creación en 2016, es un neobanco dirigido solo a empresas y autónomos, y tiene el ecosistema emprendedor como uno de sus principales clientes, en aplicación de esa filosofía de ‘startups ayudando a startups’.
“Un dolor de cabeza recurrente y, a menudo, una distracción para nuestros emprendedores es la gestión bancaria y financiera de sus compañías, de modo que, igual que están dirigiéndose al mercado para decir que tal o cual sector puede beneficiarse de la tecnología, deberían poner la tecnología financiera al servicio de sus negocios”, afirma el primer ejecutivo de Qonto en España.
En este sentido, la compañía desafía la concepción tradicional de la cuenta bancaria de las empresas como un ‘tarro de las esencias’ al que solo tenía acceso el director financiero, y permite que toda una organización pueda acceder a su operativa bancaria con distintos grados de operación y permisos. “Algunos podrán consultar saldos, otros hacer transferencias, y habrá quien solo pueda controlar sus propios gastos o digitalizar sus tiques, pero entre todos pasarán de una gestión opaca y vertical a un modelo más participativo”, señala Marcos i Guàrdia.
"Las 'startups' deberían poner la tecnología financiera al servicio de sus negocios"
La compañía propone además una estructura de costes fija “en lugar de sistemas enrevesados de comisiones”, o una función que permite crear de forma inmediata y sin coste cuentas asociadas a una cuenta principal “con un número de IBAN propio, y con las que distribuir, por ejemplo, los fondos en distintos compartimentos: el destinado a pagar gastos, el disponible para una delegación o país, etcétera”. En definitiva, “poner ideas muy generalizadas en la mentalidad y el ecosistema emprendedor, como la transparencia, la colaboración o la facilidad de uso, al servicio de la operativa bancaria y de la gestión financiera, para desafiar y renovar dos áreas importantísimas en la gestión de cualquier empresa que algunos creen todavía que solo pueden gestionarse por la ‘ventanilla única’ de los grandes bancos o de las gestorías”.
María Benjumea coincide desde la plataforma South Summit en que la colaboración entre 'startups' es imprescindible para hacer crecer una buena idea o proyecto, y un rasgo distintivo del ecosistema tecnológico. “La colaboración es el hábitat natural de las 'startups', acostumbradas a trabajar en proyectos con plazos ajustados que precisan del trabajo conjunto para alcanzar el éxito”, explica.
La asignatura pendiente: crear empresas
Otro ámbito donde la colaboración reforzada entre ‘startups’ puede impulsar extraordinariamente nuestro ecosistema es el de la creación de empresas. Según el informe 'Doing Business', del Banco Mundial, en España son necesarios 13 días para crear una empresa, en contraste con los ocho que se requieren en Alemania o los cuatro de Francia o Estados Unidos. Preguntados sobre si en su país es fácil crear un negocio, menos de un 40% de los emprendedores españoles encuestados por el GEM responde favorablemente, mientras que esa cifra supera el 70% en Italia, Reino Unido o los Países Bajos. Y, según la encuesta del Observatorio para el Emprendimiento de España, realizada durante los meses más duros de la pandemia, el 75% de los emprendedores de nuestro país demanda más medidas de apoyo a la creación de empresas.
"En Qonto, ya ayudamos a nuestros clientes a crear empresas mediante un sistema que requiere cuatro días, dos llamadas y una visita al notario", señala Marcos i Guàrdia, "y que evita tener que avanzar el capital social". "Estamos trabajando activamente para colaborar con la Administración con el fin de reducir todavía más esos tiempos, que nos parecen excesivos y desincentivadores para un emprendedor español que hoy tiene una idea y que, si no la saca inmediatamente al mercado, puede verse superado por sus homólogos en Francia, Alemania o Reino Unido", concluye.
Según la última edición del estudio mundial de referencia, el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), la tasa de actividad emprendedora en España, que mide qué porcentaje de la población activa acaba de iniciar un proyecto o cuenta con una organización con menos de tres años y medio de vida, es del 6,1%: un dato superior al italiano (2,8%), pero a mucha distancia del de países tradicionalmente asociados al emprendimiento como Israel (12,7%) o Estados Unidos (17,4%).