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Llegan los test rápidos de coronavirus: qué son, cómo funcionan y qué ventajas tienen
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Llegan los test rápidos de coronavirus: qué son, cómo funcionan y qué ventajas tienen

Las 640.000 unidades que ha adquirido el Gobierno son más rápidas, más baratas y no requieren un nivel alto de cualificación en comparación con los test PCR usados hasta ahora

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Algo importante va a cambiar en la crisis del coronavirus en España: la capacidad de realizar muchos más diagnósticos y mucho más rápido. Hasta ahora, todos los casos confirmados se han detectado gracias a una técnica compleja denominada PCR (las siglas en inglés de reacción en cadena de la polimerasa), que requiere equipos sofisticados, personal cualificado y varias horas de trabajo. Como no es el momento de desperdiciar recursos, se han aplicado criterios bastante restrictivos para decidir en qué casos se aplicaban estas pruebas, tanto, que la mayoría de ellas dan positivo, porque solo se hacen cuando es muy probable.

Sin embargo, ahora llegan los test rápidos. Como si fueran una prueba de embarazo, en pocos minutos y con pocos recursos, permiten saber si una persona está infectada. El Gobierno ha adquirido los primeros 640.000 procedentes de China y Corea del Sur, aunque su intención es hacerse con unos seis millones.

¿En qué consisten estos test?

Estas nuevas pruebas rápidas realizan un diagnóstico directo del virus, pero no detectan su material genético, como hace la PCR, solo proteínas que el virus tiene en su exterior. Por eso, la prueba es mucho más sencilla y rápida. Esto implica que no es tan fiable, pero sí lo suficiente, en opinión de los expertos.

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Al igual que para la PCR, se obtiene una muestra nasofaríngea, es decir, secreciones de la parte superior de la garganta, por detrás de la nariz. A partir de ahí, ocurre algo muy parecido a los test de embarazo que se realizan con orina. La muestra se lleva a un kit o casete compuesto por una tira reactiva, una especie de papelito que contiene anticuerpos que reaccionan ante la presencia de los antígenos o proteínas característicos del virus. El proceso solo tarda unos 15 minutos, según explica a Teknautas Miguel Ángel Llamas, biólogo molecular, profesor asociado de la Universidad Complutense de Madrid y CEO de Empireo, empresa de diagnóstico molecular.

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Foto: Reuters.

Existe otro tipo de test rápidos, los serológicos, que son los que detectan anticuerpos y requieren una muestra de sangre. “Cuando nuestro cuerpo reacciona contra una infección, genera anticuerpos para luchar contra ella, detectarlos es el signo de que el virus ha estado presente”, comenta el experto. Este tipo de test puede ser igual de rápido y sencillo y también está disponible, pero tiene un inconveniente, y es que podría dar falsos negativos. Los anticuerpos tardan siete días en aparecer, así que es posible que el test no detectara a algunos enfermos. Aun así, valdría la pena, porque “los síntomas suelen aparecer al cuarto día y los anticuerpos, al séptimo. Esto deja una ventana de solo tres días en los que podría haber falsos negativos. Un paciente con síntomas y un test de anticuerpos negativo podría hacerse después una PCR, ocurriría en pocos casos, no más del 10%”, explica. Sin embargo, el Gobierno ha apostado por los test antigénicos evitando ese problema.

¿Qué ventajas tienen?

Lo más importante es que estos test reducen el tiempo necesario para ofrecer un diagnóstico y multiplican la capacidad de realizar pruebas. “Para hacer una PCR, necesitas cuatro horas de trabajo y solo puedes incluir 24 muestras a la vez en una máquina”, comenta el experto. Además, el personal que se requiere es altamente cualificado, ya que se trata de una técnica muy delicada y, de no ejecutarse a la perfección, puede dar errores. De los test rápidos podría encargarse cualquier miembro del personal sanitario, aunque por ley deben ser médicos o enfermeros. En cualquier caso, no requieren una cualificación alta.

Otro factor importante es que son muy baratos. “Lo que más cuesta es el personal, los equipos y las instalaciones. En este caso, el personal que se necesita es mínimo y el tiempo que le tiene que dedicar es muy pequeño”, apunta el experto. “Para la prueba de PCR se necesitan tres kits: uno para purificar el material genético, cuando lo tienes lo pasas a otro kit que transforma el ARN en ADN para poder estudiarlo, y finalmente se hace la PCR a tiempo real”, señala. Al final, sale por unos 100 euros cada prueba. En el caso del nuevo test de antígenos, es una única prueba que podría variar entre los 20 y los 30 euros una vez contabilizado todo el gasto, incluyendo el personal.

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La seguridad es otra ventaja, ya que se limita el manejo de la muestra. Solo es necesario depositarla en el dispositivo y luego tirarlo al contenedor preparado para ello. Si se tratase de los test serológicos, la seguridad aún sería mayor, puesto que la sangre no contiene el virus, solo los anticuerpos que se han generado para combatirlo.

¿Por qué no se ha hecho hasta ahora?

Hasta ahora no ha sido posible contar con los test rápidos, sencillamente, porque no existían. La técnica más rápida y sencilla es la PCR, lista en cuanto se secuenció el material genético del virus. Después, una vez que se han obtenido muestras de un número significativo de pacientes, se pueden sacar al mercado los test de anticuerpos. Por último, “los test de antígenos son los últimos en salir al mercado. No es lo mismo secuenciar el material genético u obtener los anticuerpos que estudiar cada una de las proteínas que se encuentran en el exterior del virus y ver exactamente qué estructura tienen para detectarlas”, señala el experto.

Obtener un kit que tenga una sensibilidad y una especificidad adecuadas es todo un reto. El hecho de haber adquirido ya miles de ellos demuestra que las autoridades españolas “se están dando toda la prisa del mundo”, reconoce Llamas. De hecho, a su empresa llegan ofertas de varias casas comerciales de kits rápidos, “pero de momento todas son de anticuerpos, los de antígenos no han salido”.

¿A quién se le harán estas pruebas?

En cualquier caso, el hecho de que estén disponibles estos nuevos test rápidos no quiere decir que se puedan aplicar a todo el mundo de manera indiscriminada. “Hay que hacerlos a personas con sintomatología. Podrían aplicarse a quienes no tienen síntomas, pero esto no sería tan eficaz como la PCR”, señala Llamas.

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Foto: Reuters.

En ese sentido, el Gobierno ya ha adelantado que su intención es dar prioridad al personal sanitario y a las residencias de ancianos. En los últimos días, se ha hecho evidente la desprotección de quienes combaten la epidemia en los hospitales, que suponen un gran porcentaje de los contagios, y que, para colmo, si enferman pueden propagar más la enfermedad y colapsar más el sistema. También existe una gran alarma ante la situación de los geriátricos, que concentran a la población más vulnerable y gran parte de las muertes.

¿Cuál será el futuro del diagnóstico?

Echando la vista un poco más allá, nuevos sistemas de PCR más ágiles y automatizados también podrían ofrecer nuevos enfoques en el diagnóstico. Por otra parte, los test rápidos pueden tener utilidad más allá del momento concreto, sobre todo los serológicos. A largo plazo, hacer un estudio epidemiológico con pruebas de anticuerpos que evidencien qué tanto por ciento de la población ha pasado la infección puede ser una magnífica herramienta de planificación sanitaria. “La prueba de anticuerpos te dice que has estado enfrentado en algún momento al virus, porque puede haber finalizado la infección y los anticuerpos se mantienen, como pasa con las vacunas”, señala el experto.

Ese test no se haría a toda la población, pero, con una muestra significativa de miles de personas, serviría para ver en qué medida se ha expandido el virus y quién puede estar inmunizado. Con ello, se podrá planificar cómo combatir la infección de coronavirus que vuelva el próximo invierno si la epidemia acaba por tener un carácter estacional. “A lo mejor un 70% de la gente lo pasamos sin darnos cuenta y los modelos epidemiológicos servirán para saber lo que hay que hacer”, comenta Llamas.

Algo importante va a cambiar en la crisis del coronavirus en España: la capacidad de realizar muchos más diagnósticos y mucho más rápido. Hasta ahora, todos los casos confirmados se han detectado gracias a una técnica compleja denominada PCR (las siglas en inglés de reacción en cadena de la polimerasa), que requiere equipos sofisticados, personal cualificado y varias horas de trabajo. Como no es el momento de desperdiciar recursos, se han aplicado criterios bastante restrictivos para decidir en qué casos se aplicaban estas pruebas, tanto, que la mayoría de ellas dan positivo, porque solo se hacen cuando es muy probable.

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