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Probamos el nuevo 'smartphone' plegable de Samsung: es más fácil amarlo que odiarlo
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ME HA HECHO RECUPERAR LA FE

Probamos el nuevo 'smartphone' plegable de Samsung: es más fácil amarlo que odiarlo

Tras lo frustrante que resultó mi convivencia con el Galaxy Fold, los coreanos dan la vuelta por completo al concepto logrando un producto más refinado y, personalmente, mucho más atractivo

Foto: Samsung Galaxy Z Flip. (M. Mcloughlin)
Samsung Galaxy Z Flip. (M. Mcloughlin)

Este martes, durante la presentación de Samsung, se produjo lo imposible. Por una partida doble. Por una parte, que durante un buen rato se dejase hablar del más que previsible naufragio del MWC de Barcelona que se dirige directo a encallar ante los zarandeos del debate público desatado por el coronavirus. Por otra que volviese a creer en que los terminales plegables merecen la pena. Y el responsable de ambas cosas es el mismo: el Galaxy Z Flip. Es el nuevo móvil con pantalla flexible de la compañía, el segundo que saca al mercado. Con el primero, el Galaxy Fold, pagaron la novatada. Una novatada que cuando pasó por mis manos logró acabar con mi paciencia en un tiempo récord (soy de mecha corta, lo reconozco) y, después de una semana con él, decidí que si eso era el futuro, yo me bajaba.

Foto: El Samsung Galaxy S20 Ultra tiene cien aumentos digitales en su cámara trasera. (M. Mcloughlin)

No quiero que este análisis sea un texto trufado de chascarrillos, espacios comunes y chistes fáciles pero es imposible evitarlos que el nombre da juego. Segundas partes nunca fueron buenas, excepto 'El Padrino 2'. El Fold es incomparable a la primera película de la saga, porque fue un experimento que llegó a las tiendas a medio cocer. Pero su sucesor ha elevado la calidad notablemente. Ha pasado de horizontal a vertical. Pero lo de darle la vuelta al concepto va más allá del tema de la orientación.

placeholder Samsung Galaxy Z Flip. (M. Mcloughlin)
Samsung Galaxy Z Flip. (M. Mcloughlin)

Esto ya no es un 'transformer'

Este nuevo 'smartphone' abandona la intención de ser un 'transformer' que hiciese las veces de móvil pero también de tableta. Ya lo intentaron con el anterior y el resultado fue que uno acababa utilizando mucho más la pantalla exterior (muy pequeña y con una experiencia) que el panel desplegado, porque no era fácilmente manejable con una mano y uno, al ir en metro, por ejemplo, podía sentirse desnudo con el WhatsApp, el Twitter o el mail de trabajo a toda pulgada. Era aparatoso en muchas situaciones. En definitiva, el concepto móvil, cuando se abría se perdía.

Aquí nos encontramos un teléfono tipo concha del siglo XXI. Cuando lo tenemos cerrado, disponemos de una minúscula pantalla de 1,1 pulgadas que nos servirá bien para consultar la hora notificaciones y avisos así como para tener una referencia visual cuando vayamos a tomar un selfie que, en este caso, se toma con la cámara principal que es la que queda en la parte exterior.

Samsung Galaxy Flip Z. (M. Mcloughlin)

No hace falta abrirlo para activar la cámara, basta con apretar dos veces el botón de desbloqueo, que también cuenta con lector de huellas, para activar esta función. Si te lo estás preguntando, tampoco hace falta desplegar el móvil para contestar una llamada. Eso sí, la forma cuadrada del Galaxy Z Flip puede hacer que resulte harto extraño llevárselo a la oreja para mantener una conversación.

6,7 pulgadas compactadas

Lo que ofrece este terminal, que aunque nos agrade aún tiene margen de mejora, es poder llevar un panel de 6,7 pulgadas en un formato realmente pequeño. Yo siempre me veo en la disyuntiva de que me gustan las pantallas grandes pero me molesta sentir un armatoste en el bolsillo del vaquero o de la chaqueta. Es cierto que cuando está cerrado mide 17,8 milímetros de grosor. Cuando se habla de un 'smartphone' puede resultar una barbaridad, pero no es más grueso que la cartera. El peso, con 183 gramos, se sitúa en una cifra muy agradable.

Samsung Galaxy Z Flip. (M. Mcloughlin)

La bisagra, que ahora se sitúa en el eje horizontal y no en el vertical, se integra mucho mejor en el diseño. Un diseño que se siente mucho más robusto. Ya no he padecido esos sudores fríos al abrirlo y cerrarlo. Es muy natural. Mucho más que el Fold pero mucho más también que el Razr de Motorola, un plegable que también apuesta por esta fórmula. Se nota que Samsung ha aprendido de las experiencias previas. Si no lo llega a hacer probablemente yo hubiese terminado de perder el interés en este tipo de teléfono.

Diseño robusto y mucho más cuidado

El exterior es de cristal templado, no es resistente al agua y no cuenta con jack para auriculares. Aunque hay elementos que recuerdan al primer modelo todo está más compacta. Más bonito. Las diferencias con el Razr no acaban únicamente en la seguridad que transmite su mecanismo. También en el agarre de los laterales cuando está cerrado. Aquí es mucho más cómodo y natural. Ocurre lo mismo con la bisagra. El mecanismo no sobresale por ningún lado mientras que las esquinas, en el caso del modelo de Motorola, quedan al descubierto.

Samsung Galaxy Z Flip. (M. Mcloughlin)

Como decimos, desplegado, contamos con una pantalla de 6,7 pulgadas AMOLED con resolución Full HD+ con una densidad de 421ppp y un formato 21.9:9, es decir, muy alargado. Lo mejor es que se puede sostener fácilmente con una mano. Para llegar a la parte superior es más que probable tengas que hacer uso de la otra pero para contestar un Whatsapp o ir navegando por una web puedes manejarte fácilmente. A la hora de reproducir vídeos, como podéis ver en la fotografía, completa con dos franjas negras en los lados, rellena la pantalla y evitar cortes. En general la experiencia es muy fluida, se siente rápido al abrirlo y cerrarlo.

Foto: Foto: M. Mcloughlin

Una de las cosas más interesantes es que se aguanta en prácticamente todos los ángulos. Esto te permite utilizarlo en 90 grados o más, apoyarlo y hacer una videconferencia fácilmente. Cuando optas por esta posición, la pantalla se divide en dos. La superior funciona de principal mientras que la que está apoyada sirve como teclado, disparador de la cámara... No hemos hablado del pliegue. Lo que en el Fold era un incoveniente -si no lo mirabas de frente llamaba mucho la atención- aquí pasa mucho más desapercibido. Hay veces, muy pocas en esta primera toma de contacto, que se percibe, pero ni de lejos es tan exagerado.

Un teléfono completo

Poco más queda que contar de este terminal. Funciona con Android 10 bajo la capa de personalización de Samsung, cuenta con un procesador de siete nanómetros de ocho núcleos y ocho gigas de memoria RAM. El almacenamiento interno se dispara hasta los 256GB y no se puede andar ampliando por microSD. La única ranura es para una nanoSIM y si quieres utilizar dos, la segunda debe ser una tarjeta virtual. Cuenta con batería de 3.800 mAh, que debería dar para todo el día teniendo en cuenta que tenemos un panel Full HD+, a la mínima que cuidemos un poco ciertos aspectos. La carga rápida, inalámbrica se dan por descontado y llega, en este caso, con la función de carga reversible. No habrá versión 5G y el LTE será de categoría 16 y no 20, lo que supone hasta 1Gbps de bajada y 150mbps de bajada.

Galaxy Z Flip. (M. Mcloughlin)

Cuenta con solo tres cámaras. Una de selfie, solo disponible cuando está el teléfono desplegado, que viene con un sensor de 10 megapíxeles, f/2.2 y 80 grados de ángulo de visión. En la parte exterior está la cámara principal que viene con doble pieza. Por una parte, una lente de 12 megapíxeles, f/1.8 y estabilizador óptico de imagen que se complementa con un gran angular de 12 megapíxeles y 123 grados de ángulo de visión.

Reduce cámaras y precio

El número de cámaras no es lo único que ha reducido este Galaxy Flip Z. Aunque sigue siendo alto, Samsung también ha hecho un recorte importante al precio. 1.500 euros. Supone una caída de una cuarta parte respecto al anterior modelo. Obviamente no va a ser un súperventas pero sí que va a llegar a más gente que su predecesor. Otra señal importante de que Samsung ha avanzado es que será un lanzamiento mucho más corto que el anterior modelo. Estará disponible en las tiendas el próximo viernes, 14 de febrero, y no será un proceso diferido de varios meses como el pasado año.

El Galaxy Z Flip es un avance para llegar a más gente pero también tendrá sus detractores. Los que no le ven ningún sentido a los terminales plegables, en primer lugar. Pero también a aquellos que preferían seguir profundizando en la vía del Fold, a los que les toca esperar.

placeholder Foto: M. Mcloughlin.
Foto: M. Mcloughlin.

Obviamente los plegables tienen mucho camino que recorrer. Samsung ha solventado muchos problemas y retos que se le planteaban, consiguiendo sin lugar a dudas el mejor modelo flexible que se puede ver en el mercado. Sin embargo, todavía tiene que resolver otro aspecto. Nuevamente la pantalla de fuera se le queda pequeña. En el anterior terminal, el Fold, pretendía dar una experiencia similar a la pantalla de cualquier móvil y era evidente que no lo logró.

En este caso han optado por un minimalismo extremo en el que tenemos una pequeñísima porción de pantalla para consultar la hora y notificaciones puntuales. El próximo reto de Samsung, ineludible, es que nos permite respuestas rápidas sin tener que desplegar el próximo Galaxy Flip.

Este martes, durante la presentación de Samsung, se produjo lo imposible. Por una partida doble. Por una parte, que durante un buen rato se dejase hablar del más que previsible naufragio del MWC de Barcelona que se dirige directo a encallar ante los zarandeos del debate público desatado por el coronavirus. Por otra que volviese a creer en que los terminales plegables merecen la pena. Y el responsable de ambas cosas es el mismo: el Galaxy Z Flip. Es el nuevo móvil con pantalla flexible de la compañía, el segundo que saca al mercado. Con el primero, el Galaxy Fold, pagaron la novatada. Una novatada que cuando pasó por mis manos logró acabar con mi paciencia en un tiempo récord (soy de mecha corta, lo reconozco) y, después de una semana con él, decidí que si eso era el futuro, yo me bajaba.

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