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15 días con la Surface 6 Pro: la tablet que me hizo olvidar mi portátil (durante un rato)
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15 días con la Surface 6 Pro: la tablet que me hizo olvidar mi portátil (durante un rato)

Es probablemente el '2 en 1' más destacado del mercado. A favor, potencia y portabilidad. Sin embargo, los marcos de su pantalla, los puertos y el precio te harán pensarte esta compra

Foto: Foto: Michael Mcloughlin.
Foto: Michael Mcloughlin.

Llevo casi una década viendo ir y venir todo tipo de tabletas desde que apareció en escena el iPad y Steve Jobs dijo aquello de que los ordenadores, cuando pasase el tiempo, iban a ser camiones. Que se utilizarían para tareas pesadas. Sí, rescato demasiado recurrentemente esta predicción pero es que es muy ilustrativa. Desde entonces llevo intentando autoconvencerme de que puedo trabajar solventemente con uno de estos equipos. Pero siempre hay algo que me chirría y me hace volver a mi rutina. Es como ir en patinete eléctrico por la ciudad y dejar la bici en casa.

Foto: Foto: Carmen Castellón.

Pues bien ha habido un convertible, a caballo entre la tableta y el portátil ultraligero, que ha conseguido que no sienta ese mono irremediable e irresistible por recuperar mi ordenador. Hablo de la Surface 6 Pro de Microsoft. He pasado 15 días con este equipo y esto es lo mejor y lo peor de trabajar con ella.

Más de lo mismo

placeholder Foto: Michael Mcloughlin.
Foto: Michael Mcloughlin.

La Surface 6 Pro es más de lo mismo. En el concepto y en el diseño. Hay chapa y, sobretodo, pintura. Pero es más de lo mismo. El diseño es prácticamente calcado al de su predecesor. Su piel está adornada por una piel metálica (el magnesio es el ingrediente principal) ligeramente áspera, como pulida. Ahora, además del color gris que le ha caracterizado desde sus comienzos, ha abrazado el negro, como también ha hecho el Surface Laptop 2. Y, sinceramente, luce francamente bonito. En la parte trasera solo encontramos el logotipo de Microsoft (en un acabado 'glossy' que es un imán para las huellas) y la cámara principal, situada en el borde superior. Lo mejor, la pinza. Esa solapa que ocupa un tercio de la espalda del dispositivo y que sirve para montar un caballete y sujetarlo sin necesidad de fundas. Esta es una de las mejores soluciones del mercado para esto.

Chapa y pintura...negra. Los cambios estéticos de la Surface 6 Pro son mínimos. Y sobran marcos

De frente también nos encontramos la misma disposición de los elementos que en la anterior generación. Y el mismo pecado. Una pantalla táctil LCD de 12,3 pulgadas. El problema no es que no sea OLED. Lo cierto es que en calidad de imagen, salvo que el brillo se queda algo corto en exteriores, cumple notablemente, tanto en ángulos de visión, colores y nitidez gracias a su resolución de 2736 píxeles por 1284 píxeles.

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Foto: M. Mcloughlin.

La pega aquí es que llega con demasiados marcos. Lo mires con los ojos que lo mires es así. teniendo en cuenta el precio del equipo, No es que uno no se pueda manejar a la hora de trabajar con ese panel, pero si la superficie de pantalla fuese mayor y apurase más la frontal, la experiencia para escribir, ver una serie o para navegar ganaría mucho.

Sobre el armazón poco más que comentar. Pesa unos 770 gramos y su grosor es de apenas 8,2 milímetros. Por una parte, decir que los altavoces estéreo (1.6 W, Dolby Audio Premium) están en los laterales de la pantalla y el sonido, siendo francos, es más que aceptable. Tiene todo el sentido colocarlos ahí debido a cómo consumimos contenido. La cámara delantera (que en realidad podríamos decir que es la principal) cuenta con 5 megapíxeles y está situada en el borde superior. Tiene calidad de sobra para mantener conferencias por Skype y es compatible con Windows Hello, el sistema de reconocimiento facial de Microsoft. A falta de un lector de huellas, es la mejor alternativa.

Un teclado muy correcto pero endeble

Una de las cosas que más marcan una buena o una mala experiencia con un portátil es un teclado. Los hermanos mayores de la Surface Go 6 Pro, tanto el Laptop 2 como el SurfaceBook 2 cumplen muy bien este aspecto. Aquí, al tratarse de una tableta, no viene incluido, sino que hay pasar por caja. A diferencia del lápiz digital (que es más prescindible), la 'Type Cover' es imprescindible para exprimir al máximo este dispositivo.

Con esta funda te manejarás bastante bien. Se puede teclear con bastante soltura y el impacto y respuesta de cada una de las teclas es de lo más logrado en el mundo de los equipos ultraportátiles. Tiene un 'trackpad' incluido. Aquí el resultado no es tan fino y, aunque dispones de un espacio generoso, acabarás interactuando con tu dedo sobre el panel táctil.

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Foto: Michael Mcloughlin.

Está disponible en plástico gomoso, el modelo básico, y también con acabado 'alcantara' (esa capa que al tocarlo recuerda a una moqueta), aunque es más caro y corre el riesgo de mancharse más. Se adhiere al cuerpo de la Surface con los clips magnéticos de la parte inferior.

El teclado tiene un mecanismo, como podéis ver en la foto, que permite elevarlo ligeramente, recordando a los que podemos tener en un equipo de escritorio.También puedes optar por extender el pliegue completamente y que esté pegado a la superficie. Cualquiera de las opciones es muy cómoda para usarlo en una mesa o en una barra.

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Foto: M. Mcloughlin.

Pero no tanto cuando tienes que trabajar sobre tus rodillas. Si lo utilizas en esta posición se moverá demasiado. Le falta consistencia en esta situación. Podrás trabajar pero no es lo más cómodo, más aún cuando te corre urgencia.

Sin embargo, sigue siendo la mejor opción. Estirarlo completamente es un disparate y escribir con el teclado digital hace que cada texto o mail de más de dos líneas sea un parto complicado. Si mejoran esto de cara a futuras ediciones, sin que suponga un aumento de precio, ganarán mucho.

Potencia de sobra

Una de las señas de la Surface Pro, desde su origen ha sido el del rendimiento. Aquí tenemos unos motores de primera línea. En el caso de la sexta generación, podemos elegir entre los procesadores Intel i5 o i7 de octava generación que se pueden complementar con 8 o 16 GB de RAM.

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Foto: Michael Mcloughlin.

La gráfica es también de la misma marca, concretamente una UHD 620. Esto le coloca en el mismo panorama que el Surface Laptop 2: si lo quieres para editar vídeo con recursos en 4K o darle a videojuegos de última generación, de esos que exigen un estómago de acero, no es tu equipo.

Sin embargo, el 98% de los usuarios no tendrán problemas y tendrán más que suficiente con esta carta de servicios en sus tareas habituales. Durante la prueba el equipo apenas se ha calentado. No dispone de ventilación y el único aumento de temperatura significativo se produjo en los compases iniciales tras descargar varios programas de la Windows Store e instalarlos uno tras otro.

Sobre la batería decir que es uno de los puntos que más satisfecho me ha dejado. La razón es porque con la versión que he probado (el modelo i5) me ha dado, manteniendo el brillo a raya, para pasar una jornada laboral sin estrecheces. Hablamos de un rango que va desde unas ocho hasta nueve horas y media, cifra mágica que no he llegado a superar, dependiendo de las cargas de trabajo que le metas. La memoria interna va desde los 128 GB hasta 1TB, aunque teniendo en cuenta el incremento de precio, igual te manejas bien con una versión más reducida (también las hay de 256 y 512) y tirando de un disco duro externo.

Un error marca de la casa

Se queda corto en los puertos. Hay que tener en cuenta que es una inversión importante y este aspecto es fundamental, más ahora que el gremio de la electrónica de consumo está en plena transición del USB tipo A y el USB tipo C. Siempre suelo criticar que se apueste por uno solo de estos estándares y no se combinen ambas conexiones.

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Foto: Michael Mcloughlin.

En este caso se vuelve a despreciar el tipo C. Cada vez son más los fabricantes que optan por este estándar y cualquier equipo informático de primera línea debería tener alguno de estos puertos. Pero la historia es que tampoco se incluye un ThunderBolt 3. Cuenta con un USB tradicional, un lector para tarjetas microSD y un mini DisplayPort, que siendo sinceros, no es especialmente útil para el común de los mortales. Además, hay que tener en cuenta que el conector para cargarlo es un formato propietario, el Surface Connect. Eso te obliga a que si piensas que tu jornada puede ser ligeramente más larga, te lo tengas que llevar contigo.

Ni USB tipo C ni Thunderbolt 3. A estas alturas de la película, esto es lo más flojo de esta Surface


Sobre el software, comentar que en esta ocasión la Surface 6 Pro no viene con Windows Pro, sino con la edición Home de Windows 10, por defecto. Si por algún casual necesitas actualizarlo, puedes pagar por pasar a esa versión completa del sistema operativo, pero son contados los perfiles que lo requieran. Solo en entornos profesionales muy determinados. Nuevamente para la mayor parte de las tareas que vamos a ejecutar en el día a día esta versión de Windows cubre nuestras necesidades vitales. Si tienes dudas sobre cómo es utilizarlo en modo tableta o modo ordenador, debes saber que cuando extraes el teclado te salta un aviso, preguntándote si quieres cambiar la interfaz. En ambos casos es bastante intuitiva y no supone ningún cambio traumático.

¿Merece la pena?

El ser humano es un animal de costumbres. Y muchos son harto cabezones cuando se intenta cambiar aspectos del flujo de cómo trabajamos o los equipos con los que se manejan día a día en la oficina. Ese es el mayor problema para la llamada ‘era PostPC’: encontrar una alternativa recurrente y sólida al ordenador a la hora de currar. La Surface 6 Pro lo consigue en parte por meter Windows 10 tal y como lo conocemos en los portátiles.

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Foto: M. Mcloughlin.

Esto es algo que Apple no hace con el iPad Pro, que sigue funcionando con iOS, a pesar de tener capacidades para mover MacOS sin problema. De las tabletas con Android que intentan hacer olvidar tu portátil mejor ni hablamos porque son las más retrasadas en este aspecto y todo depende del buen hacer de los fabricantes.

Aunque como he dicho ofrece potencia y recursos de sobra como para olvidar mi equipo de trabajo, la Surface 6 Pro tiene algunos deberes pendientes para mejorar la experiencia como aumentar la superficie útil de pantalla o actualizar los puertos. Son aspectos que si no los remedia es probable que la competencia le pueda dar caza.

Su otro gran obstáculo es el precio. Es alto de por sí y más aún si se tiene en cuenta que hay que desembolsar 149,99 euros por la funda por teclado. Sin ella, la Surface Pro 6 es una tableta, muy potente, pero una tableta al fin y al cabo. Si además quieres el pack completo, hablamos de otros 109 euros por el lápiz digital. 260 euros a sumar a los 1049 euros de partida por el modelo básico. En Amazon, por ejemplo, puedes encontrar el modelo con i5, 8GB de RAM y 128GB de memoria por 1145 euros con el teclado incluído. Una inversión mayúscula que debería estar exenta de casi cualquier duda en caso de que nos animemos a hacernos con una de ellas.

Lo bueno, lo malo y la duda

- Lo bueno: bateria para todo el día, la funda con teclado y músculo de sobra. 

- Lo malo: los puertos y los marcos. 

- La duda: el precio sigue siendo una inversión mayúscula. El teclado y el lápiz óptico hay que comprarlo por separado. 

Llevo casi una década viendo ir y venir todo tipo de tabletas desde que apareció en escena el iPad y Steve Jobs dijo aquello de que los ordenadores, cuando pasase el tiempo, iban a ser camiones. Que se utilizarían para tareas pesadas. Sí, rescato demasiado recurrentemente esta predicción pero es que es muy ilustrativa. Desde entonces llevo intentando autoconvencerme de que puedo trabajar solventemente con uno de estos equipos. Pero siempre hay algo que me chirría y me hace volver a mi rutina. Es como ir en patinete eléctrico por la ciudad y dejar la bici en casa.