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La supernova impostora que confundió a los astrónomos durante más de un siglo
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Eta Carinae no erupcionó una vez, sino tres (al menos)

La supernova impostora que confundió a los astrónomos durante más de un siglo

En el siglo XIX, una estrella incrementó su brillo para luego desaparecer. Lo que parecía una supernova resultó no serlo cuando la estrella volvió a aparecer décadas después

Foto: Eta Carinae y la nebulosa Homúnculo que la envuelve
Eta Carinae y la nebulosa Homúnculo que la envuelve

Los astrónomos que observaban los cielos del hemisferio sur a mediados del silgo XIX fueon testigos de un fenómeno que les llamó la atención y dejaron recogido en sus archivos. Durante varios años, una estrella hasta entonces anodina, bautizada como Eta Carinae, fue volviéndose poco a poco más brillante, eclipsando prácticamente a todas las que se hallaban a su alrededor, para posteriormente comenzar a aplacarse hasta volverse demasiado tenue como para ser detectada a simple vista.

Foto: Ilustración de la supernova superluminosa ASASSN-15lh vista desde un exoplaneta situado a unos 10.000 años luz de distancia en su galaxia anfitriona. / Beijing Planetarium/Jin Ma

¿Habían sido los astrónomos de la época testigo de algún tipo inusual de supernova, de la muerte de una estrella en una explosión gigantesca? Esa teoría dejó de ser plausible cuando a principios del siglo XX, Eta Carinae comenzó a brillar de nuevo cada vez más. "Eta Carinae es lo que llamamos una supernova impostora. Se volvió muy brillante a medida que quemaba mucha materia, pero seguía estando ahí", explica Megan Kiminki, estudiante de doctorado de la Universidad de Arizona y coautora de una reciente investigación para averiguar qué pasa con esta misteriosa estrella.

La Gran Erupción del siglo XIX y la posterior evolución de la estrella la convirtieron en un fenómeno famoso entre los astrónomos. En la actualidad, una nube con forma de reloj de arena llamada nebulosa Homúnculo envuelve a la estrella. El gas y el polvo que la componen fueron expulsados en aquel momento con una fuerza descomunal.

No fue una erupción, sino tres

Kiminki y su equipo han analizado cuidadosamente imágenes de la estrella captadas por el telescopio Hubble de la NASA, y así han descubierto que aquella Gran Erupción fue solo la última de una serie de violentas explosiones protagonizadas por la estrella desde el siglo XIII. Según sus datos al observar la composición y la velocidad de expansión de la nebulosa Homúnculo, los científicos calculan que hubo al menos dos grandes erupciones antes del siglo XIX, una en el XIII y otra en el XIV.

Las conclusiones provienen de la comparación de una serie de fotografías tomadas durante décadas, gracias al interés que la estrella lleva décadas despertando entre los astrónomos. Al observarlas en conjunto, Kiminki pudo trazar el movimiento de unas 800 masas de gas expulsadas a lo largo del tiempo y derivar el posible momento en que fueron eyectadas. El resultado eran fechas que señalaban a unos 600 y unos 300 años antes de la datación de la Gran Erupción. Además, la geometría en que se movían esas masas era distinta a la de la nebulosa, en la que las eyecciones provienen de los polos de la estrella y son simétricas respecto al eje de rotación.

"Descubrimos que una de las erupciones anteriores era también simétrica, pero en un ángulo totalmente distinto. Lo más sorprendente fue que la erupción más antigua había sido claramente hacia un solo lado, lo que sugiere que hubo dos estrellas involucradas, porque sería muy inusual que una estrella expulsase material solamente hacia un lado".

No es una estrella, sino dos

El problema es que la nebulosa impide una observación clara de la estrella, y que su luz tarda 7.000 años luz en llegar hasta nosotros, así que mucho puede haber ocurrido en ese tiempo ("Eta Carinae podría haberse convertido realmente en supernova y no lo sabríamos hasta dentro de 7.000 años").

Saber que erupcionó al menos tres veces indica que es un proceso recurrente, ya que sería muy raro que cada ocasión fuese provocada por un motivo diferente

Aún así, los astrónomos tienen algunas conjeturas, como por ejemplo que en realidad Eta Carinae no es una estrella, sino un sistema binario de dos estrellas masivas que orbitan una alrededor de la otra cada cinco años y media. Las dos son mucho mayores que nuestro Sol ("si lo sustituyeses por la mayor de ellas, que tiene entre 90 y 100 veces su masa, ocuparía perfectamente hasta la órbita de Marte", explica Kiminki) y al menos una de ellas se encuentra cerca del final de su vida.

Pero lo que ocurre en el interior de Eta Carinae sigue siendo un misterio. "No sabemos qué pasa ahí, pero saber que erupcionó al menos tres veces nos indica que lo que fuese, es un proceso recurrente, ya que sería muy raro que cada ocasión fuese provocada por un procedimiento diferente", explica Kiminki. Saber esto es como tener una pieza más del puzzle final, pero también un paso más para entender cómo mueren las estrellas masivas. Al parecer, señalan los astrónomos, se niegan a apagarse en silencio y desaparecer en la oscuridad.

Los astrónomos que observaban los cielos del hemisferio sur a mediados del silgo XIX fueon testigos de un fenómeno que les llamó la atención y dejaron recogido en sus archivos. Durante varios años, una estrella hasta entonces anodina, bautizada como Eta Carinae, fue volviéndose poco a poco más brillante, eclipsando prácticamente a todas las que se hallaban a su alrededor, para posteriormente comenzar a aplacarse hasta volverse demasiado tenue como para ser detectada a simple vista.

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