He vivido una semana con Ubuntu (y logré sobrevivir para contarlo)
En plena crisis del PC nos encontramos que, paradójicamente, las versiones más amables de Linux tienen mucho futuro por delante. Una opinión subjetiva sobre este sistema operativo
Doy clases de fotografía en una Escuela de Arte en la que hay varios equipos que utilizan software libre. Entre otras cosas porque Linux logra exprimir hasta el límite a los viejos ordenadores. Algo que es importante para muchos centros educativos teniendo en cuenta los recortes presupuestarios de estos últimos años.
Utilizando uno de los ordenadores de la escuela eché un vistazo en las propiedades del sistema. Me percaté de que aquella máquina era una pieza de museo: ¡estaba trabajando con un PC equipado con un procesador Pentium 4! Para hacerse una idea de lo que eso significa basta con decir que el último procesador de esa clase se fabricó hace ocho años.
Sin embargo, aquel viejo ordenador funcionaba con una fluidez admirable a la hora de navegar por internet y usar herramientas de ofimática. De hecho, lo hacía incluso mejor que el portátil de gama básica equipado con Windows 10 que compré hace seis meses. El sistema operativo que logró revivir a esa vieja máquina era Ubuntu, la distribución más popular con diferencia de Linux.
Un Pentium 4 con Ubuntu parecía funcionar mejor que el portátil de gama básica equipado con Windows 10 que compré hace seis meses
No hay nada tan siniestro para un usuario medio de informática que tener que teclear líneas de código para hacer cosas tan básicas como instalar o desinstalar un programa. Algo que hasta hace no demasiado era una de las cosas a las que uno se veía obligado con demasiada frecuencia en Linux. Yo mismo había utilizado distribuciones de este sistema hace tiempo, pero tiré la toalla pronto. Sentí que iba a perder demasiado tiempo en el intento.
Sin embargo, ver a ese viejo PC funcionar con tanta desenvoltura gracias a la décima versión de Ubuntu me llevó a darle una nueva oportunidad a Linux. Por lo general trabajo con un Mac Mini de 2014. Lo utilizo para navegar por internet, escribir, escuchar música, y clasificar y editar con Photoshop Lightroom mi cada vez más ingobernable colección de fotos. También tengo instalado Windows 10, que utilizo ocasionalmente.
No estoy demasiado contento con las últimas versiones de los sistemas operativos de Apple y Microsoft. Mi Mac no es de los más potentes ni de lejos que existen hoy, pero me exaspera que ambos sistemas tarden una eternidad en cargar en él. Sí, el ordenador no cuenta con un disco SSD, pero un equipo con un procesador Intel Core I5 y 8 gigas de memoria RAM debería bastar para que Spotlight en El Capitan no funcionase de una forma tan extremadamente lenta, a pesar de tenerlo lo más optimizado que soy capaz. También Cortana debería permitirme buscar un archivo con más rapidez.
Más fácil de lo que parece
Quise averiguar lo que podía hacer por mi Ubuntu utilizándolo como único sistema operativo durante una semana. El primer problema con el que me topé es que, aunque no hay que ser un ingeniero informático para instalarlo en un Mac, la operación tenía sus riesgos. Entre otras cosas porque por algún oscuro motivo Apple no permite que Bootcamp, la herramienta que instala Windows en el Mac, sea compatible con Ubuntu.
Decidí que era más sensato ponerlo a prueba primero con una máquina virtual. Para ello utilicé el programa Parallels. Esta operación la había hecho en ocasiones anteriores con Windows 8 y el resultado había sido penoso: el sistema funcionaba demasiado lento. Al fin y al cabo la virtualización hace que un sistema operativo funcione como otro programa más en otro sistema operativo. Así que al final mi prueba de Ubuntu fue un tanto extraña. Pues durante los días que lo utilicé primero tenía que cargar Mac OS X para ejecutarlo.
Para mi sorpresa, tras instalar Ubuntu todo funcionaba bien, demasiado bien incluso. ¡El buscador de Ubuntu era más rápido que el Spotlight de Mac!
Para mi sorpresa, tras instalar Ubuntu la primera impresión que tuve es que todo funcionaba bien, demasiado bien incluso. ¡El buscador de Ubuntu era más rápido que el Spotlight de Mac! Tras esa primera impresión lo primero que hice para saber cómo iban a funcionar las cosas fue reproducir vídeos de YouTube con la máxima resolución posible.
Con Chrome logré, con alguna que otra interrupción, cargar vídeos con resolución 4K. Pero al reproducir vídeos con resolución 1440p y 1080p a 60 fps descubrí atónito que Ubuntu era capaz de reproducirlos con total fluidez. No está nada mal para un sistema operativo que se está ejecutando dentro de otro sistema operativo.
La siguiente prueba consistió en instalar y desinstalar programas. Probé varios descargados del centro de software de Ubuntu, una suerte de AppStore en la que hay programas libres y aplicaciones comerciales. Puse a prueba varios programas de tratamiento de fotos trabajando con archivos RAW de gran tamaño y la cosa tampoco funcionó nada mal.
Mi último experimento para determinar la rapidez del sistema fue editar un pequeño vídeo con el programa OpenShot. Volvió a sorprenderme la fluidez con la que podía hacerlo. Pero lo que más me asombró es que, cuando instalé el navegador Chrome, este funcionaba tan rápido como el que se ejecuta de forma nativa en Mac.
Como normalmente escribo con el editor de textos de Google Docs sólo eché un vistazo a los programas del paquete Libre Office, que viene incluido por defecto en Ubuntu 14.04. No pintaban nada mal. Intenté abrir un par de hojas de cálculo y archivos de Word realizados con Office sin detectar ninguna incompatibilidad.
Tampoco tuve quebraderos de cabeza con el hardware. Aunque soy consciente de que en realidad en ese aspecto estaba jugando con ventaja. No tuve que enfrentarme a ningún problema con los drivers del ordenador ni de ninguno de los periféricos que tengo conectados a él por la sencilla razón de que Parallels crea controladores virtuales.
Inevitable teclear código
Aunque la comunidad de desarrolladores que está detrás de Ubuntu ha creado un enorme número de controladores de hardware, es fácil que en algunos PC determinados componentes sencillamente no funcionen. Algo que también puede suceder en Mac OS X o en Windows, pero en menor medida. Los problemas con el hardware pueden son un inconveniente sobre todo si deseamos comprar un ordenador, instalar Ubuntu en él y descubrimos que una parte no funciona.
En mi modesto portátil Asus, comprado hace pocos meses y en el que Windows 10 funciona demasiado lento, no me atreví a cargar Ubuntu al comenzar la prueba porque en los foros especializados anunciaban que tendría problemas. Muchos ordenadores con Windows actualmente ponen difícil disponer de un arranque dual que nos permita elegir al encenderlos el sistema operativo que deseamos utilizar.
Otro de los problemas que he detectado en Ubuntu es que sigue siendo necesario en alguna que otra ocasión teclear código en el terminal del sistema. Aunque si no queremos hacer cosas demasiado extrañas con el sistema es muy probable que nunca sea necesario teclear ni una sola línea de código. La excepción a esta regla es Spotify.
La falta de versiones de programas comerciales para Ubuntu me recordó al problema de los teléfonos que usan Windows respecto a Android e iOS
Es una auténtica locura que la plataforma musical más importante del mundo oblique a teclear código para poder ejecutarse en Linux. Chrome tampoco está disponible en la tienda de Ubuntu y hay que descargarlo desde la web, pero al menos no es necesario teclear nada para instalarlo. Por otra parte es cierto que la operación para instalar Spotify se limita a tener que copiar y pegar el código que aparece en la web en la aplicación terminal, pero aún así esto puede asustar a más de uno.
Mis problemas con la falta de versiones de programas comerciales para Ubuntu me recordaron a las que existen en los teléfonos que usan Windows respecto a Android e iOS. Con mucha frecuencia hay que recurrir a aplicaciones desarrolladas por terceros que no ofrecen las mismas características que los que existen para Windows o Mac OS X.
Por ejemplo, fui incapaz de sincronizar automáticamente archivos con Google Drive. Algo que por cierto si he podido hacer con total sencillez en el caso de Dropbox. Pues la empresa dispone de una versión de su programa para ordenadores con Ubuntu que además está disponible en la tienda del sistema. Otra cosa que me ha parecido problemática ha sido que algunos programas tengan comportamientos extraños.
Paradójicamente el que más me desconcertó ha sido un programa comercial: Corel After Shoft Pro 2. Tras instalar una versión de prueba al actualizarlo, tal y como el propio programa me sugirió, sencillamente dejó de funcionar. Otra cosa que tampoco me ha sido posible realizar ha sido descargar las fotos de mi iPhone conectándolo por cable al ordenador. Por lo que he podido leer, ahora mismo Ubuntu no reconoce ningún dispositivo con iOS 9.
A pesar de todo la última versión de Ubuntu me ha gustado bastante. Utilizarlo es muy sencillo, sobre todo si uno ha utilizado ya Mac OS X. Ambos sistemas tienen claras similitudes porque ambos se basan en UNIX y además parecen inspirarse mutuamente. La curva de aprendizaje es bastante rápida, en un par de días me había adaptado bien al sistema.
Ubuntu además cuenta con opciones tan interesantes como un gestor de cuentas de internet similar al de Mac y numerosas opciones de personalización. Por si eso fuese poco el sistema se actualiza cada poco tiempo y es bastante seguro. De hecho, es conocido que no existen antivirus para Linux.
Así que finalmente me decidí a intentar instalarlo en mi modesto portátil de Asus. La operación me llevó un par de horas, no exentas de tensión, en las que tuve que realizar modificaciones del gestor de arranque del sistema siguiendo las instrucciones que encontré en foros.
El resultado en cualquier caso ha merecido la pena. Cuando compré ese ordenador lo hice con la intención de disponer de un portátil que me permitiese poco más que navegar por internet y escribir en él. Pero incluso para hacer ambas cosas me parecía demasiado lento, tanto con Windows 8 como con Windows 10. Tras la instalación de Ubuntu el sistema carga mucho más rápido ahora e incluso puedo atreverme a hacer tareas más avanzadas de las que había planeado.
Suficiente para tareas básicas
Ubuntu es el sistema más indicado para los que necesiten realizar tareas básicas con su ordenador y además quieran ahorrar dinero. Chrome OS por ejemplo no está en absoluto a la altura de Ubuntu. Tampoco es descabellado utilizar Ubuntu o alguna otra distribución de Linux en tareas avanzadas si nos adaptamos a un determinado programa y estamos seguros de que el hardware que utilicemos es compatible y lo suficientemente potente.
Ubuntu es el sistema más indicado para los que necesiten realizar tareas básicas con su ordenador y además quieran ahorrar dinero
En esta web se ofrece un listado de ordenadores certificados para trabajar sin problemas con el sistema. Dell es el fabricante que más equipos tiene. Aunque navegando por internet es sencillo saber si los componentes de otras máquinas, como los de un viejo ordenador, pueden también funcionar sin problemas con el sistema. También es importante informarse de si es sencillo o no instalar Windows y Ubuntu en la misma máquina.
Hay que tener en cuenta que existen aplicaciones muy profesionales para Linux, como es el caso del editor de vídeo Lightworks o Maya, el programa de modelado 3D. Dos aplicaciones que precisamente requieren de una gran potencia de cálculo para trabajar. Algo que es el punto fuerte de Ubuntu.
En el caso de que el ordenador que queramos hacer funcionar sea un modelo antiguo la mejor opción sería optar por Xubuntu, una variante de Ubuntu especialmente adaptada para funcionar en viejas máquinas. Incluso es posible cargar Linux en un viejo Mac con procesador Power PC.
Doy clases de fotografía en una Escuela de Arte en la que hay varios equipos que utilizan software libre. Entre otras cosas porque Linux logra exprimir hasta el límite a los viejos ordenadores. Algo que es importante para muchos centros educativos teniendo en cuenta los recortes presupuestarios de estos últimos años.