La nueva Ley de emprendedores convence a todos, pero llega tarde

El Consejo de Ministros aprobó el viernes, sin demasiadas sorpresas, el anteproyecto de la Ley de Emprendedores, una de las legislaciones más demandadas en los últimos años por la acuciante necesidad de ajustar las tuercas en el sistema que rige el funcionamiento de las pymes y autónomos ante el panorama de crisis, en cuya recuperación estas figuras están llamadas a tener un papel importante.

A partir de ahora, la ley entrará en un proceso de consulta pública donde los principales actores sociales, empresariales y políticos tratarán de mejorar el texto con nuevas demandas, hasta que entre en vigor el 1 de enero de 2014. No obstante, las líneas maestras están trazadas.

La nueva ley incorpora paquetes de medidas en tres direcciones. La primera tiene que ver con el fomento de la cultura empresarial, garantizando el derecho a una segunda oportunidad y eliminando trabas que influían en la generalización del miedo al fracaso. La segunda, tiene que ver con los incentivos fiscales propiamente dichos. La última línea de medidas busca atajar los problemas de las pequeñas empresas a la hora de exportar y encontrar nuevos mercados.

Con protección de los hogares frente a las deudas

En general, la nueva ley es una respuesta integral a reclamaciones muy pretéritas, que en otros países desarrollados, con una cultura empresarial más arraigada, hace tiempo que forman parte de la normalidad. No obstante, la mayoría de organizaciones y asociaciones que representan a los trabajadores autónomos y a las pequeñas empresas se muestran satisfechas, si bien lamentan que haya llegado demasiado tarde y reclaman medidas concretas para resolver el problema del crédito.

Todo llega tarde, sobre todo para los que ya han perdido su hogar. Nos hubiera gustado que se hubiese hecho en su momento, pero lo importante es que se han tomado medidas

La nueva figura jurídica del Emprendedor de Responsabilidad Limitada (ERL) nace con el propósito de que los nuevos emprendedores no respondan con sus bienes personales por las pérdidas de su actividad. Uno de los aspectos más celebrados de este punto tiene que ver con la protección de sus hogares ante las deudas, siempre que no superen los 300.000 euros.

"Todo llega tarde, sobre todo para los que ya han perdido su hogar. Nos hubiera gustado que se hubiese hecho en su momento, pero lo importante es que se han tomado medidas", explica a Teknautas Lorenzo Amor, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).