2009, el año en que la ciencia redescubrió los orígenes del ser humano

uedan pocos días para terminar un año cargado de noticias y la mayoría de ellas nos remiten a conflictos, crisis y asuntos tétricos. Sin embargo hay un campo que suele aportarnos conocimientos positivos sobre nosotros mismos, nuestro origen y el lugar que habitamos. Hablamos de la ciencia. Este 2009 ha estado plagado de grandes avances y descubrimientos que abren nuevas perspectivas sobre nuestra comprensión del mundo.

Como cada mes de diciembre la revista Science publica su resumen con lo más destacado del año y en esta ocasión el reconocimiento al mayor avance ha recaído en la reconstrucción del esqueleto completo del Ardipithecus, un ancestro del ser humano datado hace 4,4 millones de años. “Este trabajo cambia el modo en el que pensamos sobre la primitiva evolución de los humanos y representa la culminación de un trabajo colaborativo de 15 años”, destaca Bruce Alberts, editor jefe de la revista científica estadounidense, en un editorial de la publicación.

Pocos esqueletos completos de hominini más antiguos que la conocida Australopithecus Lucy había hasta el descubrimiento de Ardi. Gracias a él los científicos han podido concluir que los simios africanos evolucionaron ampliamente desde que compartimos el último ancestro común, tanto como lo hemos hecho nosotros mismos. Por tanto, ni los chimpancés ni los gorilas actuales sirven como modelo a la hora de buscar el último ancestro común ni para entender nuestra propia evolución.

La aparición de Ardi, nombre con el que ya se le conoce en la comunidad científica, ha despertado cierta controversia, natural por otra parte siempre que se hace público un avance. Algunos paleoantropólogos no están convencidos de que sea un ancestro del ser humano, pero aun así nadie duda de la importancia del hallazgo. Como afirma Alberts, “la ciencia sólo puede avanzar a través de un gran esfuerzo colaborativo, a través del cual los nuevos conocimientos mejoran los antiguos basándose en la lógica y las pruebas confirmables”.

Rayos gamma finalistas

Como finalista de esta clasificación nos encontramos con la apertura del cielo de rayos gamma, como definen en Science al campo que se presenta ante nosotros tras la detección de púlsares con el telescopio espacial de rayos gamma Fermi. El aparato, que fue lanzado por la NASA en junio de 2008, ha servido para que un equipo internacional descubra 16 púlsares –estrellas de neutrones altamente magnetizadas y de rápida rotación– y arrojar luz sobre sus singulares emisiones de rayos gamma.

Science continúa la lista de los grandes avances del año con una de las grandes quimeras de la ciencia, la búsqueda de la eterna juventud. “No es la fuente de Ponce de León”, señala la revista, pero la rapamicina, un componente de la secreción de una bacteria que vive entre las basuras de la isla de Pascua, se ha comprobado efectiva ampliando la longevidad en ratones. Es la primera vez que se consigue algo parecido en mamíferos. Fue publicado por Nature el pasado julio.

También destacan los avances en terapias genéticas. Un grupo de investigadores alemanes, franceses y estadounidenses descubrieron en este 2009 una estrategia que combina la terapia genética con la de células madre sanguíneas que podría ser útil para tratar diversas enfermedades, como la amaurosis congénita de Leber, la adrenoleucodistrofia y el síndrome del niño burbuja.

Agua en la Luna, Hubble y monopolos

El descubrimiento de agua en la Luna, que atrajo la atención de los medios de comunicación de todo el mundo, es otro de los avances destacados del año. También la reparación del telescopio Hubble, ocurrida en mayo y gracias a la cual el telescopio espacial ha cobrado una segunda vida con más resolución. Desde entonces ha ofrecido algunas de las imágenes más espectaculares de su historia.

En el campo de los materiales destacan los trabajos con el grafeno, que tras ser descubierto en 2004 está empezando a ser incorporado ya en aparatos electrónicos experimentales. IBM, por ejemplo, anunció en enero que sus investigadores habían construido transistores de grafeno que pueden activarse y desactivarse 26.000 millones de veces por segundo (26 GHz), dejando a los de silicio convertidos en tortugas de la información.

Otro descubrimiento relevante en el ámbito de la física durante 2009 ha sido el de los monopolos. Trabajando con unos extraños materiales cristalinos llamados ‘hielos de espín’, los científicos han conseguido crear ondas magnéticas que modelan el comportamiento de los llamados monopolos magnéticos, partículas fundamentales con un solo polo magnético. Estas elusivas partículas predichas en 1931 por Paul Dirac todavía no han podido ser encontradas.