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Prohibido hablar sobre el iPhone
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Prohibido hablar sobre el iPhone

Apple disfruta de uno de los mayores chollos que pueden darse en el mundo empresarial y el marketing: no necesita invertir en publicidad. Esta afirmación tan

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Prohibido hablar sobre el iPhone

Apple disfruta de uno de los mayores chollos que pueden darse en el mundo empresarial y el marketing: no necesita invertir en publicidad. Esta afirmación tan contundente se cumple a pies puntillas, y es que basta con que se convoque una rueda de prensa desde Cupertino para que la excitación corra por la red de forma desbocada y empiece la pléyade de rumores a inundar todos los blogs y páginas especializadas. Es sin duda, el efecto Apple. Fíjense que, de hecho, Movistar no ha necesitado invertir un solo euro en publicidad anunciando la llegada del iPhone -lo ha hecho a posteriori- y ello no ha sido óbice para que se montaran unas colas de escándalo en las principales tiendas del país.

Yendo aun más lejos, en realidad no hace falta que la firma de Steve Jobs emita ninguna nota de prensa, sino que basta con que la comisión que regula las comunicaciones en Estados Unidos, la conocida FCC, registre algún producto de la casa para que se arme un guirigay de aquí te espero y a partir de ese momento sean todo dimes y diretes desde Silicon Valley y allegados.

Pese a todo, un sector numeroso y creciente en la red está dispuesto a aguarles la fiesta a los creadores del iPhone y es que, hartos del bullicio y sobre todo, no dispuestos a participar en un juego que cobra tintes de irracionalidad y que sólo beneficia a una empresa, han decidido boicotear toda información proveniente de Apple y que no esté directamente vinculada al lanzamiento de un producto.

En nuestro país, el exponente más claro de este boicot (o rebelión, si se quiere) lo presenta el exitoso marcador social Menéame, donde los usuarios votan las noticias (meneos) de forma que suben a los primeros puestos aquellas que reciben más votos. Un sistema justo y democrático, pero en el que un sector de usuarios ha decidido penalizar todas aquellas noticias que hablen del iPhone con votos negativos y calificándolas de "cansinas".

Este boicot tiene aspectos positivos y otros que no lo son tantos. Positivos en cuanto a que ejercen un contrapeso ante la desaforada e irracional pasión que despierta el iPhone, donde puede ser noticia hasta la primera raya del terminal, pero también tiene sus aspectos negativos en el sentido de que posiblemente se condenen noticias que posiblemente tengan más interés del calculado y por contener la marca "iPhone" estén condenadas al ostracismo.

Algunos usuarios han protestado mediante comentarios y es que, al parecer las noticias negativas referentes al iPhone sí que pasan la cyber-censura con lo cual muchos interpretan que más que una crítica al contenido, es un ataque a la marca o un síntoma de macofobia. Vivimos la tecnología con tanta pasión, que muchas veces no podemos evitar la transferencia de sentimientos sobre, a fin de cuentas, un cúmulo de simples hierros y chips.

Apple disfruta de uno de los mayores chollos que pueden darse en el mundo empresarial y el marketing: no necesita invertir en publicidad. Esta afirmación tan contundente se cumple a pies puntillas, y es que basta con que se convoque una rueda de prensa desde Cupertino para que la excitación corra por la red de forma desbocada y empiece la pléyade de rumores a inundar todos los blogs y páginas especializadas. Es sin duda, el efecto Apple. Fíjense que, de hecho, Movistar no ha necesitado invertir un solo euro en publicidad anunciando la llegada del iPhone -lo ha hecho a posteriori- y ello no ha sido óbice para que se montaran unas colas de escándalo en las principales tiendas del país.

Yendo aun más lejos, en realidad no hace falta que la firma de Steve Jobs emita ninguna nota de prensa, sino que basta con que la comisión que regula las comunicaciones en Estados Unidos, la conocida FCC, registre algún producto de la casa para que se arme un guirigay de aquí te espero y a partir de ese momento sean todo dimes y diretes desde Silicon Valley y allegados.

Pese a todo, un sector numeroso y creciente en la red está dispuesto a aguarles la fiesta a los creadores del iPhone y es que, hartos del bullicio y sobre todo, no dispuestos a participar en un juego que cobra tintes de irracionalidad y que sólo beneficia a una empresa, han decidido boicotear toda información proveniente de Apple y que no esté directamente vinculada al lanzamiento de un producto.

En nuestro país, el exponente más claro de este boicot (o rebelión, si se quiere) lo presenta el exitoso marcador social Menéame, donde los usuarios votan las noticias (meneos) de forma que suben a los primeros puestos aquellas que reciben más votos. Un sistema justo y democrático, pero en el que un sector de usuarios ha decidido penalizar todas aquellas noticias que hablen del iPhone con votos negativos y calificándolas de "cansinas".

Este boicot tiene aspectos positivos y otros que no lo son tantos. Positivos en cuanto a que ejercen un contrapeso ante la desaforada e irracional pasión que despierta el iPhone, donde puede ser noticia hasta la primera raya del terminal, pero también tiene sus aspectos negativos en el sentido de que posiblemente se condenen noticias que posiblemente tengan más interés del calculado y por contener la marca "iPhone" estén condenadas al ostracismo.

Algunos usuarios han protestado mediante comentarios y es que, al parecer las noticias negativas referentes al iPhone sí que pasan la cyber-censura con lo cual muchos interpretan que más que una crítica al contenido, es un ataque a la marca o un síntoma de macofobia. Vivimos la tecnología con tanta pasión, que muchas veces no podemos evitar la transferencia de sentimientos sobre, a fin de cuentas, un cúmulo de simples hierros y chips.

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