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Las hostias chinas acorralan a las monjas carmelitas
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LOS ASIÁTICOS LAS VENDEN UN 40% MÁS BARATAS

Las hostias chinas acorralan a las monjas carmelitas

El negocio de las obleas sacramentales, medio de subsistencia para numerosas congregaciones de religiosas en España, a punto de caer en manos de empresas globales

Foto: Dos religiosas, con el bastón de Santa Teresa. (EFE)
Dos religiosas, con el bastón de Santa Teresa. (EFE)

"No podemos competir, simplemente no podemos competir. Nosotras las hacemos artesanalmente, todas las mañanas, hacemos los batidos de harinas y las horneamos; es imposible que las vendamos más baratas que una fábrica gigante". Son palabras de Gema Juan, madre priora de la congregación de las Carmelitas Descalzas de Puzol, en Valencia, donde ven peligrar el modelo de negocio del convento: las hostias sagradas.

En los últimos años, siempre ligado al descenso en el consumo de los dulces y textiles artesanales, muchos conventos por toda España han reorientado la producción de sus hornos hacia las obleas sacramentales -fragmentos de pan ácimo prensado que representan el cuerpo de Cristo en el ritual católico- para surtir a las parroquias. Sin embargo, la llegada de nuevos actores globales está reventando el mercado: "Hemos perdido el 66% de la producción diaria porque las tiendas de productos religiosos y los sacerdotes compran a fabricantes chinos, italianos o polacos, que las venden hasta un 40% más baratas", dice Juan, que ya dio la voz de alerta en 'El Mercantil Valenciano'.

En Alicante la demanda de hostias artesanales se ha despeñado un 66%

El convento de Puzol, que en su mejor época producía entre 25.000 y 30.000 obleas diarias, continúa siendo el principal fabricante del producto en la región. Hoy, a duras penas superan las 10.000 unidades por jornada, y para abaratar el producto necesitarían, precisamente, mucho más volumen, algo inalcanzable para las trece religiosas que allí conviven. "Hemos hecho un llamamiento a la comunidad religiosa porque, si esto sigue así, las previsiones dicen que no nos podremos mantener", explica la madre priora, que desde 2014 ha contemplado, impotente, cómo se despeñaba la demanda.

Desde el cercano convento de Altea confirman la tendencia bajista: "Muchos sacerdotes de la región vienen a hacer retiros y se llevan bolsas de hostias de Puzol, pero cada vez menos. Damos por hecho que las están comprando en otros sitios", explican. Algo semejante sucede en Málaga, donde las hermanas carmelitas han detectado a unos empresarios que compran producto en internet y lo distribuyen por las parroquias de pueblos y ciudades pequeñas. "No sabemos si se las compran a los chinos, pero desde luego no a nosotras", detallan, aunque afirman que su producción, en torno a las 20.000 obleas diarias, se ha mantenido sin mayores problemas.

No importa la calidad

Este periódico ha contactado con tiendas sacras de Madrid, Barcelona y Valencia y la conclusión es demoledora: a excepción de los establecimientos que tienen relación estrecha con conventos productores, la mayoría adquiere las hostias en comercios online como HolyArt, de capital italiano, que proveen todo tipo de materiales para la eucaristía, desde casullas y estolas hasta figuras para retablos.

"Las tiendas 'online' y los mayoristas nos permiten reaccionar a las fluctuaciones de la demanda"

"Son mucho más baratas y serán peores, no lo niego, pero no es un producto por el que se reciban muchas quejas. Por hablar en plata, la calidad no importa demasiado, es un producto simplísimo. Nadie pregunta si son industriales o artesanales", explica el responsable de una tienda en Madrid. Las parroquias urbanas, normalmente alejadas de los conventos, se surten en este tipo de establecimientos, donde además encuentran especialidades, como las obleas libres de gluten para feligreses celíacos, estimados en más de medio millón de españoles. Estas hostias, para cumplir con los mínimos que establece la Conferencia Episcopal -tienen que llevar un porcentaje de harina para ser consideradas pan- son distribuidas en las asociaciones de celíacos a los sacerdotes que las demandan y tampoco se producen en conventos.

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Existen dos tipos de oblea, las de 12 y las de 14 centímetros. Las primeras son para los feligreses y las más grandes para el sacerdote, que tiene que mostrárselas a la congregación. "Las iglesias grandes y las catedrales ahora solo compran las grandes; si las compro por internet, puedo reaccionar a las fluctuaciones de la demanda, pero si voy a un convento me tengo que atener a las que hayan cocinado ya, es mucho más complicado", dice el responsable de una tienda en el centro de Barcelona. Ninguno de los consultados quiere que trascienda su nombre ni el de su establecimiento por temor a las represalias, en forma de hipotético veto, de los religiosos.

De confirmarse la tendencia, un nuevo negocio podría irse a pique para las religiosas españolas, después de que la mayoría haya descartado la producción de dulces, licores o textiles bordados por ser poco o nada rentables. Las hostias son uno de sus últimos reductos, especialmente para las Carmelitas, que apelan a la conciencia de los religiosos para sobrevivir: "No podemos decirle nada a las tiendas, pero sí les pedimos a los sacerdotes que apuesten por nosotras", rematan desde Puzol.

"No podemos competir, simplemente no podemos competir. Nosotras las hacemos artesanalmente, todas las mañanas, hacemos los batidos de harinas y las horneamos; es imposible que las vendamos más baratas que una fábrica gigante". Son palabras de Gema Juan, madre priora de la congregación de las Carmelitas Descalzas de Puzol, en Valencia, donde ven peligrar el modelo de negocio del convento: las hostias sagradas.

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