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El precio del pescado fresco se dispara entre un 20 y un 40% por la sobrepesca y la polución
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LAS CAPTURAS DE PLAYA SERÁN PRONTO UN LUJO EN LAS MESAS

El precio del pescado fresco se dispara entre un 20 y un 40% por la sobrepesca y la polución

El Mediterráneo ha perdido el 50% de su fauna animal. Esto significa que especies que servían hace 30 años como manjares ya no existen debido a

Foto: El precio del pescado fresco se dispara entre un 20 y un 40% por la sobrepesca y la polución
El precio del pescado fresco se dispara entre un 20 y un 40% por la sobrepesca y la polución

El Mediterráneo ha perdido el 50% de su fauna animal. Esto significa que especies que servían hace 30 años como manjares ya no existen debido a la sobreexplotación pesquera, la contaminación de las aguas y otros factores. En definitiva, ya no podemos comer lo que queremos, sino lo que el mar puede ofrecer.  La consecuencia de esta situación que se prolonga provoca que el precio del pescado fresco de nuestras costas aumente y el de cultivo procedente de otros lugares del mundo y ultracongelado -que se suele vender en supermercados y grandes superficies comerciales- baje y gana cuota de mercado.

 

“El precio del pescado fresco que se vende en los mercados y en las pescaderías de Barcelona está por las nubes. Y seguirá aumentando en los meses de verano”, explica a El Confidencial Jaime Rodríguez, propietario de un comercio en el mercado del barrio de Les Corts, mientras recorre la lonja de pescado en el centro de distribución Mercabarna. En las últimas semanas, se está dando la evidencia de que los precios del pescado de playa están subiendo por dos motivos principales: la sobreexplotación de determinadas especies y el estricto control de la veda.

La escasez en el mercado ha provocado incrementos de precios del 20% en los últimos seis meses, mientras que, por otro lado, la UE establece cada vez mayores controles sobre determinadas especies en peligro de extinción, como el atún rojo. “El precio del pescado de playa, que no es el mismo en cuanto a gusto o calidad que el piscifactorías, está sometido a la ley de la oferta y la demanda de la lonja. No hay tantas capturas en el Mediterráneo, pero los clientes siguen demandando pescado fresco de playa y esto provoca un aumento de precios. Y quien quiera consumir pescado fresco y del Mediterráneo deberá mentalizarse que será mucho más caro que el resto, al menos un 20% o un 40% más”, explica Rodríguez.

Hacemos la prueba y recorremos tres mercados y cuatro pescaderías en diferentes distritos de Barcelona. Los precios pueden variar hasta un 10%, pero siempre son superiores que los precios de los mismos pescados de hace tan sólo una semana. Algunos ejemplos: el palangre del Norte tiene un precio en un mercado del distrito de Sarrià de 15 euros el kilo. La cola de rape, 35 euros el kilo en una pescadería de Sants; el lenguado de playa, 38 euros el kilo; la sardina, a 4 euros; el boquerón, a 4,90 euros; la gamba roja de playa, a 83 euros; el calamar, a 32 euros; el rodaballo, a 40 euros; y el atún rojo, a partir de 32 euros. “Es evidente que estas mismas especies compradas de cultivo y en un supermercado tienen un coste de hasta un 20% menor, pero no procede de caladeros españoles en muchos casos y el cliente que busca calidad deberá acostumbrarse en los próximos meses a pagar cada vez más por el pescado de playa”, asegura Bernardo Pérez, empleado de la lonja de pescado de Barcelona.

Sin embargo, el pescado y el marisco que proceden del Mediterráneo cada vez escasean más y uno de los factores que incrementa su precio es que al pescarse menos se suman los períodos de vedas para preservar la supervivencia de las especies. Es el caso de la gamba de Vilanova o del atún de las costas del sur de Cataluña, donde la Unión Europea y España han impuesto controles y períodos para la pesca en cerco frente a la pesca de la almadraba de los pescadores andaluces.

Más de 30.000 especies en el Mediterráneo

Los esfuerzos para restringir la pesca suelen presentar resistencia por parte de los pescadores, preocupados por las restricciones a su actividad para proteger determinadas especies y por el impacto sobre sus márgenes de negocio que finalmente deben repercutir en los precios que acaban pagando los consumidores. Según aseguran a este diario fuentes de Océana, ONG protectora de los mares, la contaminación sumada a la sobreexplotación por el aumento de la demanda en los últimos veinte años provoca que escasee el pescado fresco del Mediterráneo.

La biodiversidad de los siete millones de kilómetros cuadrados de las aguas que circundan al Viejo Continente alberga más de 31.000 especies marinas (por 230.000 catalogadas en el planeta). Sin embargo, desde hace varias décadas esta valiosa biodiversidad está siendo arrasada por la contaminación y las agresiones físicas a los ecosistemas. “Si a esto añadimos que el 88% de los stocks pesqueros están sobreexplotados, es lógico deducir que lo que urge son planes de gestión sostenibles y medidas que garanticen el uso razonable del medio ambiente marino”, sostiene Xavier Pastor, director de Oceana.

Para valorar estas restricciones y el estado real de las especies marinas del Mediterráneo un grupo de científicos franceses enrolados en una expedición de la sociedad National Geografic que recorre estos días de julio las costas de la Costa Brava, y que examina también las reservas de Cabrera y Formentera y la de Scandola. “La abundante riqueza de la vida marina que Cousteau filmó en 1946 ha desaparecido, en gran parte a causa del exceso de pesca”, señala Enric Sala, explorador que ha participado en el viaje.

Los datos que aporta son deprimentes: hace no más de 50 años, en el Mediterráneo había cientos de miles de focas monje, ahora no quedan más de 500 ejemplares. En el caso de los tiburones, las cifras aterran aún más: el 99% han desaparecido del mar azul que vio nacer la civilización. Y el coral rojo hace tiempo que dejó de existir. Las zonas protegidas no son un perjuicio para los pescadores, dice Sala, sino todo lo contrario. Fuera de las reservas, ha desaparecido entre un 50 y un 90% de la riqueza de los fondos mediterráneos. “Para los niños de ahora, la vida marina se limita a las medusas”. Y deja en el aire un pesimista lamento: "Ahora, el Mediterráneo es una cuenta corriente de la que todo el mundo extrae y nadie ingresa. Las reservas serían una cuenta de ahorro para más adelante".

El Mediterráneo ha perdido el 50% de su fauna animal. Esto significa que especies que servían hace 30 años como manjares ya no existen debido a la sobreexplotación pesquera, la contaminación de las aguas y otros factores. En definitiva, ya no podemos comer lo que queremos, sino lo que el mar puede ofrecer.  La consecuencia de esta situación que se prolonga provoca que el precio del pescado fresco de nuestras costas aumente y el de cultivo procedente de otros lugares del mundo y ultracongelado -que se suele vender en supermercados y grandes superficies comerciales- baje y gana cuota de mercado.

Precio objetivo