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La cumbre de Copenhague se encuentra con obstáculos en la recta final de su preparación
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EL ENCUENTRO TENDRÁ LUGAR A PARTIR DEL 7 DE DICIEMBRE

La cumbre de Copenhague se encuentra con obstáculos en la recta final de su preparación

Hace unos tres años, la conciencia mundial empezó a dirigir su mirada hacia un fenómeno que en poco tiempo se hizo familiar. El calentamiento global estaba

Foto: La cumbre de Copenhague se encuentra con obstáculos en la recta final de su preparación
La cumbre de Copenhague se encuentra con obstáculos en la recta final de su preparación

Hace unos tres años, la conciencia mundial empezó a dirigir su mirada hacia un fenómeno que en poco tiempo se hizo familiar. El calentamiento global estaba en boca de todos, y la concienciación se materializaba en un Oscar a Al Gore que, en parte, había contribuido a llamar la atención global sobre esta “verdad incómoda”.  Hoy, a poco más de tres semanas de la cumbre de Copenhague (del 7 al 18 de diciembre), que debe servir de relevo a Kioto, con el monstruo de la crisis acechando, surgen las dudas sobre la posibilidad de lograr un acuerdo que involucre a todos los países de una manera vinculante.

Algunos  datos conocidos en las últimas semanas, han hecho caer la sombra del pesimismo sobre los resultados que pueda dar la cumbre. Uno de los países que han ayudado a crear desánimo ha sido la propia España.  El lunes, se conocía que el país, uno de los líderes mundiales en energías renovables, había decidido la compra de derechos de emisión de gases de efecto invernadero a Polonia, por un valor de 25 millones de euros. La compra, no era la primera, ya que España ya ha acudido a otros Estados europeos como Hungría, Letonia o República Checa.

Desde WWF, Mar Asunción, responsable del programa de cambio climático de la organización en España, afirma a El Confidencial que “falta coherencia en las políticas españolas”. “En vez de fomentar el uso de las energías renovables parece que nos da miedo avanzar demasiado”, asevera.

Otro de los puntos que han oscurecido esta semana el previo de la reunión de Copenhague, ha sido el informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que el martes pronosticó que la demanda de de energía aumentará un 40% en 2030. Según los datos manejados por la organización dirigida por Nobuo Tanaka, el barril de petróleo volverá a pasar el umbral de los 100 dólares en 2020, para llegar a los 115 en 2030. El consumo de oro negro tendrá un ritmo de crecimiento del 1%, por lo que de los 85 millones de barriles consumidos en 2008, pasaremos a 105 en 2030.

La AIE también habla de los países en vías de desarrollo. Aparte de coronar a China como el país más contaminante del mundo, la Agencia prevé que India y China serán, en el futuro, responsables del 50% de la demanda de energía. Y es que los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y su crecimiento tendrán un gran protagonismo en la cumbre.

La Agencia prevé que India y China serán, en el futuro, responsables del 50% de la demanda de energía

“Hay una postura más proactiva en los países en desarrollo” de cara a Copenhague, afirma Mar Asunción. “China está dando muestras de que se va a involucrar” y ya busca realizar “acciones para disminuir el incremento de emisiones de CO2”,  continúa la responsable de WWF agregando que “los problemas vienen de los países desarrollados”. Para muestra, nos da el botón de las toneladas de dióxido de carbono emitidas por individuo y año. Mientras que China emite 3,5, Estados Unidos, 20.

Desde este grupo de países y desde sus hermanos menos afortunados, la cumbre sigue preparándose con toda seriedad. De esta manera, el gigante chino, que subraya que ha invertido 29.000 millones de dólares este año en la lucha contra el calentamiento, afirma que “hará sus obligadas contribuciones para hacer frente al cambio climático”, eso sí, “siguiendo el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas”. Por su parte, Brasil tampoco descuida sus deberes y asiste al nuevo Kioto con nuevos compromisos. La deforestación del pulmón de la Tierra, la Amazonia, se verá reducida en un 80%.

La Unión Europea, con los deberes hechos

Las miradas también se entrecruzan a un lado y otro del Atlántico. Estados Unidos, segundo país más contaminante del mundo según los datos de la AIE, afirmó tras la Congreso del Clima de Barcelona, prólogo de Copenhague,  que “habrá acuerdo real” en la capital de Dinamarca, mientras que la UE afirma que llega con su cuaderno de deberes completado.

El representante de Estados Unidos en Barcelona, Johnatan Pershing, afirmó que su país “está comprometido en la lucha contra el cambio climático”. Para ello, pidió la implicación de “todos los países que concentran el 90% de las emisiones de dióxido de carbono”, enumerando “Japón, Europa, Brasil, India, China…”.

Por su parte, la Unión Europea afirma que llega a Copenhague con los objetivos de Kioto cumplidos.  El comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas, afirmó que “el objetivo a nivel colectivo será alcanzado”, aunque hay países que a nivel individual no lo han logrado. La UE se comprometió en Kioto a reducir un 8% sus emisiones en 2012 con respecto a los datos registrados en 1990.

Uno de los países que deben cumplir todavía con lo marcado es España, que no sólo disminuye, sino que aumenta sus emisiones. Según la responsable de Greenpeace en España de la campaña contra el cambio climático, Aída Vila, “España va a Copenhague con los deberes sin hacer” y piensa “en el cumplimiento de Kioto basándose en la compra de los derechos de emisión”.

¿Bosques en el mar o en el desierto?

En estas últimas semanas, al tiempo que aumentan las noticias sobre la cumbre, florecen las informaciones en las que se abordan diversas soluciones. Entre las que se han llegado a barajar se encuentra la posibilidad de plantar bosques en desiertos o hacer reverdecer la vegetación de los océanos.

Por su parte, el sueño de la reducción de emisiones también implica a África. De esta manera, el continente llega a Copenhague con la esperanza de que la cumbre dé un espaldarazo a su proyecto de ‘gran muralla verde’. Este muro de vegetación recorre el África subsahariana para evitar el avance del desierto. La idea surgió en 2004 y pretende conseguir un muro de 7.000 kilómetros en el que se acumulen la vegetación y las cuencas de agua.

Sin embargo, para Greenpeace y WWF, uno de los elementos invitados por sorpresa a la cumbre es la crisis económica global. Ambas organizaciones coinciden en que dependiendo de cómo se trate, la crisis “puede ser una oportunidad”. De esta manera, mientras que Mar Asunción alaba que “se haya frenado el tren del consumismo”, Aída Vila piensa que España podría matar dos pájaros de un tiro con la recesión. El país “tendría que tirar del sector de las renovables”, sentencia.

Pero, sin duda, la medida reclamada por ambas organizaciones para que la cumbre tenga éxito es conseguir un “acuerdo jurídicamente vinculante”.

Hace unos tres años, la conciencia mundial empezó a dirigir su mirada hacia un fenómeno que en poco tiempo se hizo familiar. El calentamiento global estaba en boca de todos, y la concienciación se materializaba en un Oscar a Al Gore que, en parte, había contribuido a llamar la atención global sobre esta “verdad incómoda”.  Hoy, a poco más de tres semanas de la cumbre de Copenhague (del 7 al 18 de diciembre), que debe servir de relevo a Kioto, con el monstruo de la crisis acechando, surgen las dudas sobre la posibilidad de lograr un acuerdo que involucre a todos los países de una manera vinculante.