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El 'New York Times' alerta del “crepúsculo del toreo” en Cataluña
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LOS NACIONALISTAS SE UNEN A LOS ANTITAURINOS

El 'New York Times' alerta del “crepúsculo del toreo” en Cataluña

Los trajes de luces podrían dejar de brillar en Cataluña. El New York Times dio ayer la voz de alarma ante la iniciativa que pretende abolir

Foto: El 'New York Times' alerta del “crepúsculo del toreo” en Cataluña
El 'New York Times' alerta del “crepúsculo del toreo” en Cataluña

Los trajes de luces podrían dejar de brillar en Cataluña. El New York Times dio ayer la voz de alarma ante la iniciativa que pretende abolir las corridas de toros en esta región con un artículo en el que intenta desentrañar el trasfondo de un debate más candente que nunca. Para el diario estadounidense, el pasado domingo, en el que José Tomás congregó a 19.000 aficionados en la Monumental, significó el fin de una era. “La última esperanza del toreo” dio un nuevo broche de maestría. Quizá el definitivo; la tarde que ponía el candado a una plaza histórica en España.

 

El parlamento catalán podría aprobar próximamente un referéndum para prohibir las corridas de toros en la provincia. En los últimos años, el menguante interés de la sociedad catalana por esta tradición, combinado con la presión de los defensores de los derechos de los animales y, según el NYT, la de los nacionalistas catalanes ha dejado mutilado al toreo. Durante un tiempo, muchos seguidores le han restado importancia a esta intención, pero cada vez se hace más presente la sensación de que no volverán a verse morir toros en Cataluña.

"Eso es lo que pretenden las docenas de manifestantes que se congregaron pancartas en mano y con pintura roja en su ropa frente a la plaza antes de la faena de Tomás. Los defensores de los animales quieren la prohibición porque consideran la muerte del toro una tortura en forma de espectáculo", señala el diario.

El NYT asegura que, en este movimiento, junto a la ecologista también pesa la parte nacionalista: aquellos que están extendiendo la idea de que el toreo es un legado franquista promovido durante la dictadura como una imposición, junto al flamenco, como símbolo patriótico. Preguntados por el artículo, fuentes de la Asociación Defensa Derechos Animal (ADDA) critican que "a estas alturas se sigue identificando a España por la fiesta, el flamenco y poco más. Se ignora la pluralidad cultural de nuestro país y que, la mayoría de los españoles no está interesada en la tauromaquia o la rechazan".

 

Lo cierto es que la ciudad condal celebró entre 1920 a 1960 más corridas que en ningún otro punto de España. "Pero en los últimos tiempos, con el nacionalismo aupado al poder, las cosas han cambiado mucho. De hecho, la Monumental es la única plaza que se mantiene abierta en la comunidad catalana. Es el último baluarte de una práctica que muchos consideran patrimonio cultural español", sostiene el NYT. De hecho, este argumento es el más empleado por las dos partes para defender sus respectivas posturas.

Por un lado, los detractores del toreo, como ADDA, indican que “la supresión de las corridas y otros festejos taurinos no es un asunto político sino moral, porque está en juego la vida de muchos animales a los que se mata de la forma más cruel”. Pero por otro, quienes apoyan la ‘fiesta nacional’ se defienden con la baza de la cultura española, precisamente, ya que consideran que el país no debe perder su identidad ni sus tradiciones. “En un momento en el que Europa está llegando a ser más y más multicultural, Barcelona está empeñada en ser más pequeña y más catalana”. Así lo cree Robert Elms, un británico asentado desde hace varios años en la ciudad condal citado por el New York Times.

De esa misma opinión se muestra Paco March, barcelonés de nacimiento y columnista experto en toros del periódico La Vanguardia. Su ejemplo es aún más ilustrativo acerca de la mentalidad que se está instalando en su ciudad, cuando cuenta que "a mi hija de 15 años sus propios compañeros de clase le llamaron fascista por llevar la fotografía de un torero pegada en un cuaderno". March siente “rabia de que en nombre de la democracia, una minoría pueda dañar los derechos de otra minoría, que disfruta con un espectáculo legal que expresa verdades profundas sobre la vida y la muerte llevadas al extremo”.

La crisis económica también se hace notar

 

Pese que parece claro que la prohibición tiene el camino bastante despejado para ser aprobada, caeríamos en un error al pensar que el fin de las corridas se va a extender por todo el país. El artículo destaca la contrariedad española, ya que mientras tres cuartas partes de la población confiesa no tener ningún interés en el mundo del toreo, al mismo tiempo, se resisten a que alguien les diga lo que pueden o no pueden hacer, lo que pueden o no pueden ver. Es por eso que España hace oídos sordos a los llamamientos del Parlamento Europeo para que ponga fin al toreo. No será externa la causa que acabe con esta tradición, apunta el rotativo, sino una mezcla de diversos factores, la idiferencia del respetable y, sobre todo, la competencia de otros entretenimientos más baratos como el fútbol, que va unido a la crisis económica.

La ADDA vuelve a meter el dedo en la llaga, al asegurar que “en Cataluña hace años que la temporada es un desastre económico. El propietario de la Monumental tuvo que ceder la gestión a una empresa salmantina y reducir el número de corridas. Con todo, la plaza no se llena ni un tercio de su capacidad, ni con figuras del toreo”.

Ni siquiera el único faro que aún parece no tambalearse en el panorama taurino arroja algo de luz al futuro de la fiesta. A ojos de la ADDA “el fenómeno José Tomás ha sido una operación de propaganda muy bien orquestada, pero si la Monumental se llena con su actuación es porque la mayoría de los espectadores vienen de fuera de Cataluña y con invitación”.

"Más allá del dinero o el arte, este debate es demasiado complejo como para acabarse con un referéndum: ¿cómo regular lo que para unos es asesinar animales y para otros es matar la cultura de un país?", concluye el NYT.

Los trajes de luces podrían dejar de brillar en Cataluña. El New York Times dio ayer la voz de alarma ante la iniciativa que pretende abolir las corridas de toros en esta región con un artículo en el que intenta desentrañar el trasfondo de un debate más candente que nunca. Para el diario estadounidense, el pasado domingo, en el que José Tomás congregó a 19.000 aficionados en la Monumental, significó el fin de una era. “La última esperanza del toreo” dio un nuevo broche de maestría. Quizá el definitivo; la tarde que ponía el candado a una plaza histórica en España.

Cataluña The New York Times