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¿Agentes rusos asesinando en plena UE? Berlín guarda silencio ante su 'caso Skripal'
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Asesinato en Berlín desde una bicicleta

¿Agentes rusos asesinando en plena UE? Berlín guarda silencio ante su 'caso Skripal'

Un excombatiente checheno y confidente de servicios secretos occidentales murió tiroteado en Berlín por un presunto agente con enlaces con los servicios secretos rusos

Foto: La canciller alemana Angela Merkel junto al presidente ruso Vladimir Putin en Paris. (EFE)
La canciller alemana Angela Merkel junto al presidente ruso Vladimir Putin en Paris. (EFE)

Un excombatiente checheno y confidente de servicios secretos occidentales tiroteado en pleno Berlín. Un detenido de identidad falsa y origen ruso cazado a la fuga. Mentiras. Silencios. Espías. Y la alargada sombra de Moscú. Pero a pesar de la acumulación de evidencias, el Gobierno alemán está evitando confrontar abiertamente al Kremlin, como sí hizo Londres tras el envenenamiento con Novichok del agente doble Serguéi Skripal, un escándalo con bastantes paralelismos. ¿Por qué guarda silencio Berlín?

El pasado 23 de agosto, Zelimkhan Khangoshvili murió tiroteado a quemarropa. En un parque céntrico de Berlín. A plena luz del día. Faltaban unos minutos para mediodía cuando este georgiano de 40 años cruzaba el parque Klein Tiergarten, a unos dos kilómetros de la Cancillería, camino de una mezquita cercana para la oración de los viernes. Entonces un hombre en bicicleta se le acercó por detrás y le descerrajó a corta distancia tres disparos con una Glock 26 de 9 milímetros con silenciador. Dos le impactaron en la cabeza. Khangoshvili murió en el acto. Su asesino se dio a la fuga.

Foto: Alexander Petrov y Ruslan Boshirov, los dos rusos identificados por Scotland Yard.

Khangoshvili temía por su vida, porque ya habían intentado matarle. Lo había dicho al solicitar asilo político en Alemania en 2017. No era un georgiano cualquiera. Tenía raíces chechenas, era de la minoría sunita del norte de Georgia y Moscú lo tenía en su particular lista negra por haber sido comandante de los rebeldes que combatieron a las tropas rusas en la segunda guerra de Chechenia, a principios de siglo en el Cáucaso. Rusia lo consideraba un terrorista y un enemigo del Estado; en Chechenia muchos lo festejaban como un héroe.

Pero ahí no queda la cosa. Al parecer Khangoshvili colaboraba con varios servicios secretos occidentales. Según el medio estadounidense 'The Daily Beast', había trabajado para la inteligencia georgiana detectando islamistas en su comunidad y desenmascarando a agentes captados en su país por el espionaje ruso, logrando incluso que uno de ellos se convirtiese en agente doble a su servicio. Pero además, había colaborado con otros servicios, como el estadounidense y el ucraniano, según el semanario alemán Der Spiegel.

Fuga frustrada

Mientras tanto, el asesino siguió en bicicleta una cuantas manzanas hasta llegar a un recodo del Spree, el río que cruza Berlín, un lugar que había elegido previamente. Allí se afeitó rápidamente la parte inferior de la perilla, dejándose tan solo el bigote, y se cambió de ropa. A continuación metió la maquinilla de afeitar, la pistola y la peluca que había llevado durante el crimen en una bolsa de plástico y tiró todo al río, donde también se deshizo de la bicicleta. Ya solo le faltaba escapar en el patinete eléctrico que había dejado aparcado algo más allá.

Pero el plan se le torció cuando estaba a punto de desaparecer tras un golpe en apariencia perfecto. Una pareja de adolescentes le vieron lanzando objetos al río, sospecharon y alertaron de inmediato por teléfono a la policía. Varios agentes que se encontraban en las cercanías lo detuvieron unos minutos más tarde. Desde entonces se encuentra en prisión preventiva, acusado de un presunto delito de asesinato. A la espera de que los investigadores conecten todos los puntos de esta compleja trama. Algo en lo que él no está colaborando en absoluto.

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Imagen del sospechoso, según la investigación de Bellingcat

El presunto asesino es un hombre de constitución rotunda, de 1,76 metros de altura y 90 kilos. Con el cráneo completamente rasurado y con una serpiente, un tigre y una corona tatuados en los brazos. Portaba en el momento de su detención un pasaporte ruso con el nombre de Vadim Andreevich Sokolov. El documento fue expedido desde una oficina del sistema de control de fronteras ruso, controlado por el FSB, los servicios secretos del interior. Según la policía alemana, la identidad del arrestado es falsa, pero el pasaporte no: el documento es auténtico. De hecho, investigaciones periodísticas posteriores han apuntado que no hay nadie en las bases de datos de población rusa con ese nombre.

Sokolov es un invento. Y bastante burdo, según Bellingcat, un medio transnacional que reveló las identidades de los agentes rusos que envenenaron al agente doble Skripal con gas nervioso Novichok en Salisbury el año pasado. Vadim Andreevich Sokolov aparece registrado por primera vez en 2015, cuando recibe su primer pasaporte con 45 años y solo obtiene número de identificación fiscal este julio, días antes de recibir un visado Schengen para volar a Francia (de hecho estuvo en París -e incluso en Varsovia- en los días previos al crimen).

Y la guinda. Bellingcat asegura haber establecido -gracias en parte a un software de comparación de imágenes- la verdadera identidad del asesino, algo que posteriormente ha confirmado la policía alemana. Se trata de Vadim Nikolaevich Krasikov, el hombre que en 2013 fue acusado de asesinar a tiros a un empresario ruso en Moscú. Desde una bicicleta. A corta distancia. También por la espalda. Y de un disparo en la cabeza. Pero, misteriosamente, Kravikov nunca fue juzgado. La orden de búsqueda internacional -cursada a través de Interpol- se retiró un año más tarde sin más explicaciones y el proceso judicial en su contra quedó en suspenso. Hasta hoy.

Tras las huellas de Moscú

placeholder Una protesta por el asesinato de Zelimkhan Khangoshvili en Georgia. (EFE)
Una protesta por el asesinato de Zelimkhan Khangoshvili en Georgia. (EFE)

"El hecho de que el Estado ruso concluyese las búsquedas nacional e internacional de Vadim Krasikov y que después le facilitase una nueva identidad falsa a esa misma persona es una convincente evidencia más de que el Estado ruso está involucrado en la planificación y facilitación, si no dio la orden, para el asesinato de un ciudadano extranjero en territorio alemán", concluye Bellingcat.

La Fiscalía General alemana, que había seguido con interés el caso desde la muerte de Khangoshvili, anunció la semana pasada que asumía el caso. Un tema de competencias. Mientras las fiscalías de los estados federados se encargan de los temas ordinarios, la General lleva los casos más sensibles, como los procesos por terrorismo. O los de crímenes en los que se ven involucrados actores a sueldo de otros estados. "Hay indicios fácticos suficientes que sugieren que el asesinato fue llevado a cabo en nombre de una agencia estatal de la Federación rusa o en nombre de la República Autónoma Chechena, parte de la Federación rusa", aseguró el fiscal general alemán, Peter Frank, al argumentar su decisión la semana pasada en una rueda de prensa.

"Hay indicios suficientes que sugieren que el asesinato fue llevado a cabo en nombre de una agencia estatal de la Federación rusa", aseguró el fiscal general alemán

Acto seguido, el Ministerio de Exteriores alemán declaró "persona non grata" a dos diplomáticos rusos que trabajan en la embajada de Berlín, obligándolos a abandonar el país de forma inmediata. Exteriores dio este paso ante la negativa de Moscú a colaborar para resolver lo ocurrido. "Hemos tomado esta decisión porque no hemos visto a Rusia apoyándonos en el esclarecimiento", aseguró la canciller, Angela Merkel.

Rusia, por su parte, ha negado la mayor. Dimitry Peskov, portavoz del presidente ruso Vladímir Putin, ha calificado la acusación alemana de "totalmente infundada". El presidente de la Duma (Parlamento ruso), Vyacheslav Volodin, habló de "rusofobia histérica" y el Ministerio de Exteriores ruso advirtió que se vería forzado a responder a la expulsión de sus diplomáticos.

Respuesta tibia

Pero, pese a las palabras, el Gobierno alemán ha sido muy renuente a la hora de dar pasos políticos decididos en este caso. A pesar de la gravedad de lo sucedido. De confirmarse, sería el primer asesinato en suelo alemán de un extranjero a manos de un agente ruso desde la II Guerra Mundial.

En comparación, tras el intento de asesinato de Skripal, Berlín expulsó a cuatro diplomáticos rusos a petición de Londres, en un movimiento coordinado con el resto de aliados de la OTAN. El Gobierno británico se aprestó a denunciar a los servicios secretos rusos cuando aún no se había cerrado la investigación de aquella acción, que guarda similitudes con el caso del georgiano abatido en el centro de la capital alemana.

Sería el primer asesinato en suelo alemán de un extranjero a manos de un agente ruso desde la II Guerra Mundial

¿Por qué, entonces, Berlín no actúa con mayor contundencia? Algunos apuntan al carácter de Merkel. La canciller es poco dada a los golpes en la mesa, a la política exterior a lomos de la testosterona y a los titulares llamativos. Prefiere los matices frente a las dicotomías, pese a que a veces quede en posiciones difíciles de explicar, ambiguas o, incluso, contradictorias. Su forma de ser le lleva a ir poco a poco y no tomar una decisión hasta estar totalmente segura, esperando casi hasta que ésta caiga por su propio peso. De hecho, este lunes abordó el tema Khangoshvili directamente con Putin aprovechando una bilateral en París sobre la situación en el este de Ucrania. Pero nada ha trascendido del encuentro.

También, argumentan desde otros sectores, puede tratarse de mero tacticismo económico por parte del Gobierno alemán. Las obras para culminar el polémico Nord Stream 2, el segundo gasoducto que va a conectar directamente Rusia y Alemania, están a apenas unas semanas de concluir. Y esa infraestructura vital para Berlín y la industria alemana ya está sufriendo mucho viento en contra (con la amenaza de sanciones por parte de Washington). Se trata de hasta 55.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año. Hay demasiado en juego. A nadie en Berlín y Moscú, dicen, le interesa tensar ahora las relaciones germano-rusas por un oscuro asesinato.

Un excombatiente checheno y confidente de servicios secretos occidentales tiroteado en pleno Berlín. Un detenido de identidad falsa y origen ruso cazado a la fuga. Mentiras. Silencios. Espías. Y la alargada sombra de Moscú. Pero a pesar de la acumulación de evidencias, el Gobierno alemán está evitando confrontar abiertamente al Kremlin, como sí hizo Londres tras el envenenamiento con Novichok del agente doble Serguéi Skripal, un escándalo con bastantes paralelismos. ¿Por qué guarda silencio Berlín?

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