Es noticia
¿Por qué Xi Jinping quiere aún más poder? Un titubeo en China puede hundirlo todo
  1. Mundo
Análisis de GZERO Media

¿Por qué Xi Jinping quiere aún más poder? Un titubeo en China puede hundirlo todo

La revisión histórica de Xi influenciará todo en China, desde su política exterior a lo que se enseñe en escuelas o muestre en televisiones y películas

Foto: El presidente Xi Jinping en el museo del Partido Comunista Chino (Reuters/Carlos García)
El presidente Xi Jinping en el museo del Partido Comunista Chino (Reuters/Carlos García)

"Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado"

Ese eslogan presentaba la siniestra estrategia del Partido para mantenerse en el poder mediante la reescritura de la historia en la novela clásica de George Orwell, '1984'. Y eso es lo que el Partido Comunista Chino pretende ahora hacer en China, donde el 'Gran Hermano' Xi Jinping ya supervisa un estado autoritario de tecno-vigilancia que en muchas cosas incluso supera la intrusión a la vida privada de sus ciudadanos de la distopía futurista orweliana.

Foto: Una prueba del sistema de reconocimiento facial en China. (Reuters)

El núcleo duro del Partido Comunista Chino (PCCh) acaba de terminar en Pekín esta semana su reunión anual a puerta cerrada. Pero en esta ocasión es diferente tras anunciar un elemento particular en la agenda del encuentro: una resolución oficial para revisar la narrativa histórica de China durante su mandato, para reflejar la idea de Xi de la "correcta" interpretación de la historia del Partido y, por extensión, de China.

La resolución salida de este encuentro no será otro anodino documento interno que solo obsesionará a los 'frikis' del PCCh. La revisión histórica de Xi influenciará todo en China, desde su política exterior a lo que se enseñe en escuelas o muestre en televisiones y películas, pasando a lo que construirá el mayor crimen de deslealtad al Partido durante una generación, si no más.

De Mao a Den a Xi. Sabíamos ya que Xi es el líder chino más influyente desde Deng Xiaoping, y quizá desde Mao Zedong. Antes de Xi, solo ellos han sido capaces de reescribir el arco narrativo del Partido en función a sus propios términos durante los 100 años de historia del PCCh.

Mao lo hizo en 1945 para convertirse en el líder indiscutido del Partido, ganó entonces una guerra civil y todas las decisiones pasaron por él durante tres décadas. Deng lo hizo en 1981, para denunciar los excesos de Mao en el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, y justificar así las arriesgadas reformas que más tarde convirtieron a China en un gigante económico.

Pronto Xi estará para siempre a su nivel. Al dibujar una línea directa histórica hacia él desde Mao y Deng, la resolución dará a Xi la máxima credibilidad ante el PCCh que necesita para guiar a China en la dirección que quiere.

Foto: Xi Jinping. (EFE)
TE PUEDE INTERESAR
El mito de Xi: la vida de mil espejos del hombre más poderoso del mundo
Enrique Andrés Pretel Carlos Barragán

En 2021, Xi juega con el pasado de China -y presente- para dirigir su futuro. Se ha elegido a sí mismo como el heredero natural del peso histórico de Mao y Deng, sin romper con la línea de ninguno de los dos y cogiendo también algo de ambos.

Hay un dicho que dice que Mao hizo a China levantarse (una frase por la que es famoso y que sin embargo nunca pronunció) y que Deng hizo a China rica. El próximo paso es para Xi construir sobre sus legados para hacer a China "fuerte", una superpotencia por derecho propio.

¿Por qué Xi necesita hacer algo así si ya es de hecho muy poderoso? Después de todo, ha eliminado toda disidencia dentro del PCCh, la ha emprendido contra los gigantes tecnológicos que se estaban enriqueciendo demasiado, ha levantado los límites de los mandatos presidenciales y ahora tiene a los niños chinos estudiando "su pensamiento".

En el corto plazo, sin embargo, Xi no puede permitirse ni un titubeo mientras se embarca en sus grandes planes para transformar China. Si nadie cuestionó a Mao o a Deng cuando estaban en la cúspide de su poder, Xi tiene que asegurarse que nadie se atreverá a desafiarlo si dice, por ejemplo, que la economía china tiene que crecer un poquito menos para convertirse en una sociedad más igualitaria. O cuando el Partido decide si el año que viene Xi puede "presentarse" para un -sin precedentes- tercer mandato como presidente.

Lo que es más, Xi sabe que como un líder "transformador", no necesitará ni siquiera un título formal para seguir siendo el jefe cuando, en algún momento, deje la presidencia. Un detalle divertido: en la década de 1990, Deng tenía más influencia entre bambalinas como líder de la Asociación China de Puentes que Jiang Zemin como presidente.

Aun así, lo que hemos aprendido de la reciente historia de China es que reescribir el pasado puede tener consecuencias no deseadas. Cada vez que el Partido ha reescrito su historia, ha iniciado los engranajes de otras corrientes que casi quebraron su control del poder. El Gran Salto Adelante de Mao causó la peor hambruna de la historia y las reformas económicas de Deng condujeron a un movimiento prodemocrático que sacudió el PCCh hasta el tuétano hasta que fue brutalmente suprimido en las calles de Tiananmen en 1989.

Sea lo que sea que tenga en mente el omnipotente líder chino para el futuro inmediato, muchas cosas pueden acabar saliendo mal. Un mal cálculo con Taiwán, un choque financiero si el sector inmobiliario colapsa o fallar en su estrategia de cero-covid puede ser un tiro por la culata, y Xi está en la línea de fuego.

"Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado"

Xi Jinping