Kim Jong-un 'fulmina' a su jefe de economía por la galopante crisis de Corea del Norte

La crisis por el coronavirus está afectando a todo el mundo y pocos son los países que no se han visto afectados por la pandemia, tanto a nivel sanitario como económico. Pero el covid-19 ha logrado también algo inesperado: que el Gobierno de Corea del Norte, el país más hermético del planeta, reconozca que está atravesando una de las peores crisis de su historia.

Su líder, Kim Jong-un ha despedido a uno de los ejecutivos más destacados de su ministerio de economía, un funcionario al que apenas había nombrado hace un mes y al que acusa de no haber presentado ideas innovadoras para salvar su maltrecha economía. Corea del Norte estaría atravesando uno de los momentos más complicados de su historia reciente.

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Las razones son varias, pero entre todas han provocado una tormenta perfecta para este país asiático. Primero, el cierre de la frontera con China, su principal aliado comercial, que ha provocado un descenso del 75 por ciento en su volumen comercial durante 2020. A ello se le suma la escasez de materias primas, que llevó a las fábricas a su peor nivel de producción en una década, y el aumento de los precios de los alimentos importados.

Una situación difícil

La agencia de espionaje de Corea del Sur habría tenido acceso al informe que Kim Jong-un leyó este jueves ante el comité central del Partido de los Trabajadores. Según publica Al Jazeera, el líder norcoreano se habría visto obligado a admitir públicamente que los planes que se habían puesto en marcha durante los últimos cinco años no habían tenido éxito.

Corea del Norte podría enfrentarse a la tormenta perfecta en el plano económico

El pasado mes de enero, se presentó un nuevo plan quinquenal, pero en un mes apenas ha evolucionado y ha provocado la ira de Kim Jong-un, que decidió fulminar de su cargo a uno de sus principales asesores económicos. El líder norcoreano reconoció que el gobierno había fallado en la gestión económica y que sus planes eran inviables ya que no aportaban "puntos de vista innovadores".

Entre las denuncias de Kim Jong-un están unos objetivos agrícolas irrealmente altos, por las escasas materias primas y maquinaria disponible, y objetivos eléctricos demasiado bajos, sin ver la urgencia que tiene el país y que podría llevar a paralizar el trabajo en la minería y la industria. El líder norcoreano habría señalado que "el gabinete ecnómico no pudo desempeñar un papel de liderazgo en la elaboración de planes económicos clave y reunió casi mecánicamente las cifras redactadas por los ministerios".