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La franja de tierra que no deja dormir a Evo Morales
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la salida al mar, tema estrella de su campaña

La franja de tierra que no deja dormir a Evo Morales

La popularidad de Morales cae en picado, sobre todo por su candidatura a las presidenciales de 2019. Ha convertido la cuestión de la salida al mar de Bolivia en el tema estrella de su campaña

Foto: El presidente de Bolivia Evo Morales durante un desfile en La Paz, Bolivia, el 22 de marzo de 2018. (Reuters)
El presidente de Bolivia Evo Morales durante un desfile en La Paz, Bolivia, el 22 de marzo de 2018. (Reuters)

Una bandera de casi 200 kilómetros de longitud fue desplegada el pasado 10 de marzo entre las ciudades bolivianas de La Paz y Oruro. Salvó montañas y valles, serpenteando el escarpado paisaje del país sudamericano. El promotor de tan majestuoso despliegue fue el presidente Evo Morales. Su objetivo: reivindicar ante el mundo una salida al océano Pacífico para su país, demanda que se ha convertido en el centro de su polémica campaña electoral de cara a las presidenciales de 2019. “Hoy día nuevamente es un hecho histórico, inédito, que seguramente nunca se vuelva a repetir en el mundo”, señaló Morales.

Dio así el pistoletazo de salida a la última fase del proceso de alegatos orales en la demanda que su país interpuso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. Su objetivo es conseguir que Chile acceda a negociar un acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico, espacio perdido hace 134 años.

El proceso empezó en 2013. La posición de Bolivia, único país sudamericano, junto a Paraguay, sin costa, es clara: Chile está obligada a negociar su salida soberana al mar y la CIJ debe sentar al país vecino en la mesa de negociaciones. También es meridiana la postura de Santiago: si Chile ha mantenido diálogo en el pasado con Bolivia fue por buena voluntad y no por obligación pendiente alguna. Para la mayoría de políticos y juristas del país austral, la cuestión del acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico fue saldada en un acuerdo firmado por las dos naciones en 1904.

"El mayor acto populista del mundo"

Lo que no esperaban es que fuese el mismo presidente Morales quien encabezase la delegación boliviana que viajó a La Haya a mediados de marzo para defender la posición de su país. El movimiento es inédito en demandas de la misma naturaleza. Las críticas desde Chile no tardaron en llegar. “Lo que hizo fue convertir la corte en un comando de campaña, porque estaba todo televisado para Bolivia”, dijo el exdiputado chileno Jorge Tarud, uno de los más acérrimos críticos al proceso abierto por el país vecino.

“Le estaban hablando a Bolivia, no le estaban hablando a la corte”, añadió el político, que ya había calificado el ‘banderazo’ del 10 de marzo como “el acto populista más grande del mundo” de cara a la campaña electoral del presidente boliviano.

Polémica reelección

Lo cierto es que la presidencia de Morales no pasa por un buen momento. Sus índices de aceptación han caído en picado, a pesar de que su país sigue siendo el que más crece de Sudamérica. Ha influido decisivamente su intención de presentarse a las presidenciales de 2019, a pesar de que en febrero de 2016 perdió un referéndum con el que pretendía modificar la Constitución para que se permitiese la reelección indefinida, prohibida por la Carta Magna.

Morales no cejó en su empeño, a pesar del golpe recibido en el plebiscito. Un polémico fallo del Tribunal Constitucional le permitió, el pasado diciembre, reelegirse indefinidamente, invalidando el artículo de la Constitución que se lo impedía. La corte aludió al derecho de todos los bolivianos a presentarse a elegir y ser elegido. Morales fue acusado de intervencionismo en el sistema de Justicia, y su popularidad cayó. Muchos ven ahora su empeño por la salida de Bolivia al mar como su acto principal de campaña.

“El tema marítimo siempre ha sido utilizado políticamente. Los presidentes que han estado en problemas han acudido a la salida al océano para lograr cohesionar y mandar mensajes de unidad nacional”, destaca el analista político boliviano Gustavo Pedraza.

“A algunos les ha ido mejor y a otros peor. A Morales le está yendo muy bien. En su peor momento, mientras su popularidad es inferior al 25% de apoyo, cuando siempre había estado alrededor del 50% o 60%, ha acudido al tema. Hay mucha propaganda interna, mucho uso del simbolismo y los canales de TV y la prensa están cubriendo lo que pasa en La Haya al detalle. Prácticamente todos los problemas que había antes de los alegatos se han puesto en segundo plano. Se han olvidado”, añade el experto.

Seis de cada diez bolivianos creen que Morales está utilizando el litigio con Chile para su reelección, según una encuesta del diario ‘El Deber’.

placeholder Evo Morales acompañado de su equipo legal durante una comparecencia en La Haya. (Reuters)
Evo Morales acompañado de su equipo legal durante una comparecencia en La Haya. (Reuters)


Más de un siglo de diferencias

El presidente boliviano no lo tendrá fácil para convencer a la CIJ, a pesar del despliegue realizado. Los alegatos finales de ambos países en La Haya no se han movido con respecto a los iniciales. Resumen siglo y medio de diferencias, con una guerra de por medio. Bolivia tenía acceso al mar cuando fue creada, en 1825, tras su independencia de España: controlaba la región de Antofagasta, que lindaba al norte con Perú y al sur con Chile.

Santiago tenía, bien entrado el siglo XIX, grandes intereses comerciales en las tierras de sus vecinos. Su economía se basaba en la exportación de lo producido por las empresas salitreras en territorio norteño. Bolivia decidió subir los impuestos a dichas exportaciones en 1878, dando lugar a la invasión de Chile, al considerar el país austral que sus vecinos habían violado un pacto de 1874 en el que La Paz se comprometía a no elevar las tasas durante 25 años.

Morales reclama la apertura de un corredor soberano de 10 kilómetros de ancho en el norte de Chile, que se niega para evitar futuras demandas

Pocos meses después estalló la Guerra del Pacífico, que se extendería hasta 1884, y en la que Bolivia y Perú fueron aliados contra Chile. Santiago ganó la batalla. Bolivia perdió 120.000 kilómetros cuadrados de su territorio y 400 kilómetros de costa. Las relaciones entre ambos estados mejoraron con el tratado de 1904, en el que Chile otorga a perpetuidad a Bolivia holgados derechos de libre tránsito comercial a través de su territorio. También el acceso a los puertos de Arica y Antofagasta. La Paz mantiene desde entonces puestos aduaneros en ambas localizaciones, donde cobra sus propios impuestos. Santiago llegó incluso a construir un ferrocarril que une la capital boliviana y Arica.

Para Chile es suficiente, pero no para Bolivia. Varios de sus gobernantes han reivindicado durante años un acceso al mar. La Paz cree que el pacto de 1904 fue firmado en el contexto de una posición dominante de Santiago como ganador de la guerra. La Constitución boliviana de 2009 obliga, de hecho, a desconocer ese tratado, y declara como objetivos “permanentes e irrenunciables” solucionar la cuestión marítima de forma negociada.

El presidente Morales reclama la apertura de un corredor soberano de 10 kilómetros de ancho para Bolivia en el norte de Chile, algo que en el país vecino no están dispuestos a aceptar, no sólo por no ceder de forma puntual parte de su territorio, sino para evitar futuras demandas. Santiago teme que lo que realmente quieran los bolivianos sea recuperar toda la región de Antofagasta. Ambos países rompieron sus relaciones diplomáticas en 1978. Mantienen, eso sí, delegaciones a nivel consular. No parece que las relaciones vayan a mejorar tras los últimos acontecimientos.

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Posibilidades de Bolivia

La población de ambos países sigue muy de cerca las deliberaciones de La Haya. Tanto en Chile como en Bolivia existe optimismo con respecto a la decisión de la CIJ. “Hay una elevada confianza en el Gobierno boliviano y en la ciudadanía acerca de la solidez de los argumentos jurídicos, las justificaciones históricas y la demanda de Justicia, después de más de un siglo de intentos fallidos para recuperar la cualidad marítima que tuvo en el momento de nacer como república. Llevar a Chile ante un Tribunal ya es un éxito”, cree Carlos Cordero, catedrático boliviano de la Universidad Mayor de San Andrés.

La Paz ha recabado apoyos internacionales en su afán por conseguir el acceso al Pacífico. Su postura ha sido fomentada en España por Pablo Iglesias: “La salida al mar no sólo es justicia para Bolivia sino para toda América Latina”, dijo en noviembre el líder de Podemos.

En Chile piensan todo lo contrario. Ven como una posibilidad remota una victoria boliviana en La Haya. “La gran mayoría de los chilenos cree que no hay temas legales pendientes con Bolivia. Muchos quieren buscar una salida favorable para ambos países, pero la gran mayoría se opone a la iniciativa boliviana de llevar el caso a La Haya”, explica el politólogo chileno Patricio Navia.

Navia cree que una resolución favorable al país vecino generaría una reacción en Chile: “El camino que eligió Bolivia es equivocado. Si la corte obliga al país a sentarse a negociar, la opinión pública chilena se opondrá con fuerza a cualquier concesión de Bolivia. Había más chance de avanzar antes de este juicio que ahora”.

Los dirigentes del país austral cerraron filas en defensa de la soberanía chilena con un vídeo difundido por el Ministerio de Exteriores, en el que aparecen los expresidentes del periodo posterior a Pinochet. Pero no todos los políticos del país apuestan por no dar concesiones a Bolivia. Un pequeño grupo, en el que se cuentan los congresistas izquierdistas Camila Vallejo -conocida líder estudiantil- y Tomás Hirsch, así como Jorge Sharp, alcalde de Valparaíso, abogan por ceder el corredor marítimo al país vecino.

“Es absurdo discutir este tema cuando los gobiernos chilenos le han regalado a unas pocas familias el mar de nuestro país de por vida, por lo tanto es bastante hipócrita que hoy se estén rasgando las vestiduras al respecto”, señaló Hirsch.

placeholder La diputada y exdirigente estudiantil Camila Vallejo durante una protesta para exigir un plebiscito que impulse una nueva Constitución. (EFE)
La diputada y exdirigente estudiantil Camila Vallejo durante una protesta para exigir un plebiscito que impulse una nueva Constitución. (EFE)

Perú también tiene mucho que decir

En Bolivia, un país que, por cierto, sigue teniendo Armada, creen que un corredor soberano al mar favorecería la economía nacional. “Somos un país que sigue siendo pobre y subdesarrollado, comparativamente hablando. Tener un puerto con soberanía podría generar un impulso que, sumado a otras actividades, podría mejorar nuestra calidad de vida”, cree el experto Cordero. La Paz espera impulsar sus exportaciones de Gas Natural y minerales si se llega a un acuerdo.

Cualquier decisión, eso sí, atañe también a Perú, aliado de Bolivia en la Guerra del Pacífico, y que también perdió parte de su territorio tras la victoria chilena. Lima pactó con Santiago que deberá ser consultado en el caso de la cesión a La Paz de cualquier territorio que fuese peruano antes del conflicto. “Perú demostró en reiteradas oportunidades su interés en la resolución definitiva del problema y apoyó a Bolivia en prácticamente todos los espacios internacionales donde el país expuso el tema”, comenta Ludwig Valverde, presidente del Colegio de Politólogos de La Paz.

La decisión final del tribunal de La Haya se espera para finales de 2018. Morales conocerá probablemente el fallo antes de las presidenciales del año próximo.

Una bandera de casi 200 kilómetros de longitud fue desplegada el pasado 10 de marzo entre las ciudades bolivianas de La Paz y Oruro. Salvó montañas y valles, serpenteando el escarpado paisaje del país sudamericano. El promotor de tan majestuoso despliegue fue el presidente Evo Morales. Su objetivo: reivindicar ante el mundo una salida al océano Pacífico para su país, demanda que se ha convertido en el centro de su polémica campaña electoral de cara a las presidenciales de 2019. “Hoy día nuevamente es un hecho histórico, inédito, que seguramente nunca se vuelva a repetir en el mundo”, señaló Morales.

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