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Bután, paraíso en el Himalaya y creador del Día Internacional de la Felicidad
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Bután, paraíso en el Himalaya y creador del Día Internacional de la Felicidad

Cada 20 de marzo desde 2013 se celebra el Día Internacional de la Felicidad, una iniciativa aprobada por la ONU para fomentar la integración de la felicidad en las políticas públicas

Foto: Monasterio de Taktsang Palphug, en Bután
Monasterio de Taktsang Palphug, en Bután

Cada 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad. Naciones Unidas, consciente de que la búsqueda de la felicidad es un objetivo humano fundamental, lo decretó en su resolución del 28 de junio de 2012 y desde 2013 se celebra este día en todo el mundo. Cinco años dedicándole un día a sensibilizar, concienciar, llamar la atención sobre la felicidad en el mundo; cinco años señalando que existe un problema sin resolver: que la felicidad sigue sin orientar las políticas públicas. O al menos no lo hace en todo el mundo. Donde sí ocurre es en Bután, un país aislado, allá en la frontera entre China e India, en pleno Himalaya: éste fue el país que impulsó la creación de un día internacional que reconozca la necesidad de fomentar la felicidad en el mundo.

Bután, de hecho, reconoce desde principios de los setenta el valor de la felicidad nacional por encima de los ingresos nacionales: lo hace con un índice como el de Felicidad Nacional Bruta (FNB), que prioriza sobre el Producto Interno Bruto (PIB). En su estudio sobre cómo Bután puede medir y desarrollar esta FNB define la felicidad como una "experiencia subjetiva de afecto positivo". "Como emoción, la felicidad es intangible, salvo por su experiencia directa. El comportamiento feliz indica presencia de felicidad, pero no es la felicidad en sí misma". Esta definición es la que plantea ciertas dudas a la hora de identificar y realizar las métricas de la felicidad.

No obstante, lo divide en diferentes aspectos que son más o menos fácil de evaluar: salud, desarrollo personal, entorno social, vida social y diversiones, ambiente físico, relaciones interpersonales íntimas, finanzas y profesión o carrera profesional. La filosofía del desarrollo nacional de la Felicidad Nacional Bruta de Bután es un trabajo de Dasho Karma Ura, graduado en la Universidad de Oxford y con un Máster en Filosofía y Economía de la Universidad de Edimburgo.

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"La gente se siente feliz cuando ven algo ético", explica Karma Ura en una entrevista a 'The New York Times'. "Cuando piensas que has hecho algo correcto, algo valiente, cuando puedes recargarte a ti mismo constantemente como un actor significativo". "Tenemos que encontrar nuevas maneras de organizar nuestras direcciones y nuestras energías hacia la paz y la armonía", señala. Karma Ura explica que su desarrollo de las métricas de la felicidad no tiene nada que ver con las matemáticas, sino con la comprensión de las inmediatez y la intimidad de las experiencias de las personas, que considera que lleva a un país a estar más cerca de medir el progreso real. Y pone el ejemplo de la calidad del aire: "Quizás el aire está muy poco contaminado en todo el país, esto lo sabemos en Bután, pero en algunos puntos se respira mal aire. No es cuestión de medir la calidad del aire, sino cómo se siente uno con la calidad del aire que tiene a su alrededor".

A pesar de tener un indicador de la felicidad en su sistema de gestión política, Bután no se encuentra entre los países más felices del mundo. De hecho, está relativamente lejos de ser uno de los mejores países —se encuentra en la posición 97 de los 156 incluidos en el último informe de la ONU—, solo cinco puestos por encima de Venezuela.

placeholder Bután, en el puesto 97 del índice de felicidad de la ONU
Bután, en el puesto 97 del índice de felicidad de la ONU

En realidad una cosa no descarta la otra: el hecho de que Bután no sea uno de los países más felices del mundo no quiere decir que no se preocupe por la felicidad de su población. Y en eso es en lo que destaca el país. Cada cinco años, Bután publica su encuesta de felicidad en la que mide todas las variables antes mencionadas: en la última encuesta, publicada en 2015, la puntuación del país en cuanto a felicidad era de 6,88 sobre 10; a la pregunta ¿Cuánta felicidad experimentaste el día de ayer?, los butaneses dieron, de media, una puntuación de 7,23 sobre 10; entretanto, el nivel de felicidad deseado era de 8,69 sobre 10.

La felicidad del Reino, ¿hacia Europa?

La felicidad es una prioridad absoluta para los reyes de Bután e, incluso, su Constitución la posiciona en el primer artículo de su texto: “Solemnemente juramos fortalecer la soberanía de Bután, asegurar la bendición de la libertad, garantizar la tranquilidad y realzar la unidad, felicidad y bienestar del pueblo eternamente”.

placeholder El principe Gyalsey, primer hijo de los reyes y heredero al trono de Bután | EFE
El principe Gyalsey, primer hijo de los reyes y heredero al trono de Bután | EFE

En febrero de 2008, el entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, solicitó la creación de una comisión para medir el desarrollo económico y el progreso social después de conocer —y no aprobar— las estadísticas sobre economía y sociedad. El objetivo de esa comisión iba a ser identificar las limitaciones del PIB como un indicador de desarrollo económico y progreso social, considerar qué información adicional se podría necesitar para la producción de otros indicadores relevantes del progreso social y evaluar la viabilidad de otras herramientas de métrica alternativas. La investigación realizada por la comisión mostró que es posible recolectar datos significativos y fiables sobre situaciones subjetivas, como la evaluación cognitiva de la vida, la felicidad o la satisfacción.

Así, en su informe presentaron diferentes recomendaciones, entre ellas la de aplicar estas métricas de bienestar, tanto objetivo como subjetivo, para poder tener información clave sobre la calidad de la vida de las personas. "Las estadísticas oficiales deberían incorporar cuestiones para entender la evaluación de la vida persona, las experiencias hedónicas y las prioridades de la población", dijo la comisión.

En 2010, el 'premier' británico, entonces David Cameron, anunció que su Gobierno comenzaría a medir el bienestar de los ciudadanos, más allá de las riquezas, a través de una 'encuesta de felicidad'. Para que éste fuera un índice realmente fiable el Gobierno pidió a la Oficina Nacional de Estadísticas de Reino Unido que elaborara una serie de preguntas que sirvan para medir la sensación subjetiva de los británicos respecto a su calidad de vida. Desde 2013, el Gobierno británico publica, dos veces al año —una en marzo y otra en septiembre—, una encuesta que evalúa 41 indicadores para determinar si ha habido mejoras con respecto al anterior estudio.

Cada 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad. Naciones Unidas, consciente de que la búsqueda de la felicidad es un objetivo humano fundamental, lo decretó en su resolución del 28 de junio de 2012 y desde 2013 se celebra este día en todo el mundo. Cinco años dedicándole un día a sensibilizar, concienciar, llamar la atención sobre la felicidad en el mundo; cinco años señalando que existe un problema sin resolver: que la felicidad sigue sin orientar las políticas públicas. O al menos no lo hace en todo el mundo. Donde sí ocurre es en Bután, un país aislado, allá en la frontera entre China e India, en pleno Himalaya: éste fue el país que impulsó la creación de un día internacional que reconozca la necesidad de fomentar la felicidad en el mundo.

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