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“Los refugiados de la marihuana”: padres que curan a sus hijos con cannabis
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UN MOVIMIENTO QUE HA IMPULSADO LA LEGALIZACIÓN

“Los refugiados de la marihuana”: padres que curan a sus hijos con cannabis

Zaki sufría cientos de ataques epilépticos hasta que un médico recomendó un tratamiento arriesgado: un aceite derivado del cannabis. El resultado fue inmediato. Su padre nos cuenta la experiencia

Foto: Abigail Guthrie (2º I) junto a su hermano Chris y miembros del equipo de una clínica que utiliza cannabis, en Seattle, Washington (Reuters).
Abigail Guthrie (2º I) junto a su hermano Chris y miembros del equipo de una clínica que utiliza cannabis, en Seattle, Washington (Reuters).

Durante diez años, Heather Jackson temió por la vida de su hijo, Zaki. Todos los días, Zaki enfrentaba el mismo suplicio. Aquejado con Síndrome de Doose, alejado de una vida normal, sufría cientos de ataques epilépticos. A veces, dejaba de respirar hasta que la convulsión cesaba. Y lo peor de todo era que no había una solución a la vista: Zaki probó 17 medicamentos, y ninguno eliminó sus ataques.

El calvario terminó cuando uno de sus médicos recomendó un tratamiento heterodoxo, nuevo y arriesgado: un aceite derivado del cannabis, con un alto nivel de cannabidiol (CBD), el componente químico de la planta con mayores aplicaciones médicas. El resultado fue inmediato: desde que Zaki comenzó a utilizar el aceite, no tuvo ataques.

“Mi hijo lleva 32 meses sin convulsiones. Pronto vamos a celebrar los tres años. Utiliza el aceite todos los días y no ha tenido un efecto secundario negativo alguno. De hecho, ha dejado los otros medicamentos”, comenta a El Confidencial Heather Jackson. “Para nosotros, ha sido un gran cambio. Ha permitido que mi hijo sane, pero también ha permitido que mi familia sane. Estamos viviendo una vida normal”, remata.

"Los refugiados de la marihuana”

Zaki y Charlotte Figi, una niña que sufre Síndrome de Dravet, fueron los dos primeros pacientes en utilizar este aceite, bautizado como Charlotte’s Web (en honor a Charlotte) para tratar sus epilepsias. El producto lo producen los hermanos Stanley, en Colorado, uno de los estados que han legalizado la marihuana. Fue tal el éxito de la noticia que pronto desató dos fenómenos: una pequeña ola migratoria de familias con hijos con epilepsia, que se mudaron a Colorado y fueron bautizados como los “refugiados de la marihuana”; y una seguidilla de legalizaciones en más de una docena de estados del país, algunos en el Sur, muy conservadores, que aprobaron leyes para permitir el uso del aceite ante la presión de los padres y abrieron una nueva vía para el uso de la hierba.

En algunos estados, incluso, las leyes llevan los nombres de niños. En Alabama, la norma fue bautizada “Ley Carly”, por Carly Chandler, una pequeña de tres años que inspiró la reforma. La página de Facebook de la Carly's Law tiene más de 10.500 seguidores. En Georgia, la iniciativa fue nombrada “Ley de Esperanza para Haleigh”, por Haleigh Cox, una niña de cuatro años e idéntica historia al resto. Su página en Facebook muestra el apoyo de más de 15.000 personas.

“Para los legisladores, sería muy difícil darle la espalda a una madre y su hijo enfermo”, explica a El Confidencial Amanda Reiman, directora de la Drug Policy Alliance, la principal organización que impulsa la reforma de la política de drogas en Estados Unidos. “Además, el CBD no es un componente psicoactivo y los legisladores pueden sentirse seguros de apoyarlo porque no creen que será objeto de abuso”, agrega.

A diferencia del tetrahidrocannabinol (THC), el componente químico más famoso de la planta, el CBD no “vuela”, es decir, no produce el típico efecto que buscan los usuarios recreativos del cannabis.

Hasta el momento, los estados que han aprobado leyes para permitir el uso de aceites de cannabis son Alabama, Florida, Georgia, Iowa, Kentucky, Misisipi, Misuri, Carolina del Norte, Oklahoma, Carolina del Sur, Tennessee, Utah, Virginia, Wisconsin, Idaho y Texas. La Legislatura de Louisiana debate actualmente si implementa la reforma o no.

El fenómeno de los padres que pujan por cambios en las leyes para poder darles marihuana a sus hijos ha abierto un nuevo camino para la legalización de la hierba, al hender una nueva rajadura en el dique de la Prohibición, incluso en rincones de Estados Unidos donde el giro histórico que ha comenzado a dar el país es visto con malos ojos por la mayoría de sus habitantes.

“Esto ocurre en estado sureños como Georgia o Tennessee, o en lugares conservadores, como Utah. Pueden pasar años antes de que dichos estados acepten permitir la marihuana medicinal con THC, y esta es una forma de ganar acceso lentamente sin tener que esperar para siempre a que llegue el progreso”, agrega Reiman.

¿Realmente es efectivo el tratamiento?

El avance ocurre a pesar de la falta de apoyo sólido de la comunidad científica. Algunos médicos respaldan el tratamiento, pero la Sociedad de Epilepsia de Estados Unidos (AES, según sus siglas en inglés), ha advertido que aún faltan evidencias sobre la efectividad de la marihuana para tratar la epilepsia, y que se desconocen los efectos que tendrá en los niños a largo plazo. Además, ha asegurado que el aceite no siempre ha sido exitoso. Un estudio reveló que en Colorado, donde se comenzó a aplicar el tratamiento, el aceite solo fue efectivo en un tercio de los niños.

Jackson, el padre de Zaki, critica el estudio: hace hincapié en que solo se realizó un seguimiento a 58 pacientes. La organización que lidera, Realm of Caring, fundada para ayudar a las familias a acceder al aceite, ya da asistencia a unas 3.600 personas. La mayoría de ellas son menores de 18 años. Y aun cuando el aceite resulte efectivo en solo un tercio de los casos, continúa Jackson, el “resultado es fenomenal” y significa que una persona que no ha tenido éxito con fármacos tradicionales tiene muchas más posibilidades con un extracto de cannabis.

Christopher Brown, portavoz de American for Safe Access, una organización que impulsa el acceso de pacientes a la hierba, reconoce que el uso de cannabis para el tratamiento de la epilepsia “es bastante nuevo y no ha sido tan investigado como otros usos médicos”.

Pero más allá de esa incertidumbre, Brown destaca el avance que estas leyes han proporcionado a la legalización de la marihuana: “Ahora, con estos cambios, un 85% de la población vive en un lugar donde se permite algún tipo de uso legal del cannabis”.

Durante diez años, Heather Jackson temió por la vida de su hijo, Zaki. Todos los días, Zaki enfrentaba el mismo suplicio. Aquejado con Síndrome de Doose, alejado de una vida normal, sufría cientos de ataques epilépticos. A veces, dejaba de respirar hasta que la convulsión cesaba. Y lo peor de todo era que no había una solución a la vista: Zaki probó 17 medicamentos, y ninguno eliminó sus ataques.

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