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En las profundidades de Donbass: la guerra de Ucrania hunde sus famosas minas
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el conflicto congela la minería

En las profundidades de Donbass: la guerra de Ucrania hunde sus famosas minas

Los bombardeos han paralizado la actividad en las galerías y están arruinando uno de los complejos mineros más importantes del mundo

Foto: Las minas de Chelyuskintsev, situadas a las afueras de Donétsk (A.P)
Las minas de Chelyuskintsev, situadas a las afueras de Donétsk (A.P)

El soniquete de las bombas de extracción de agua es hipnótico y soporífero al mismo tiempo. Este desagradable runrún rebota por las paredes de los túneles extendiéndose kilómetros y kilómetros en las profundidades de la tierra. Desde hace semanas este es el único sonido que se escucha en Chelyuskintsev, una mina situada a las afueras de la ciudad de Donétsk (este de Ucrania).Los golpes secos del metal de los picos resquebrajando el carbón se han ahogado. Las vagonetas rebosantes de mineral están paradas y oxidándose a la espera de que alguien les vuelva a dar uso. “En agosto, la artillería ucraniana destrozó varias instalaciones eléctricas. Las bombas de extracción dejaron de funcionar y los pozos se inundaron de agua”, denuncia Sasha Alexandrovic, uno de los capataces de la mina.

Pero no todos los compañeros de Sasha han vuelto a trabajar. De los 1.200 empleados, 108 se unieron a las fuerzas rebeldes para combatir contra el ejército ucraniano. “¿Ir yo a combatir? No. Se me pasó por la cabeza, pero mi sitio está aquí, trabajando en la mina. Es lo único que sé hacer”, confiesa Alexander, de 43 años y más de 20 trabajando en las profundidades de Donbass. Este minero, encargado de dar energía a los túneles y de movilizar las vagonetas con la que el carbón alcanza la superficie tiene varios amigos que dejaron el pico y la pala por el kalashnikov. “Han hecho bien. Yo los apoyo y les comprendo”, sentencia tajante.

En el exterior de la mina la situación es parecida. Calma. Mineros que van y vienen de un lado a otro, cabizbajos. Trabajadores que buscan estar ocupados arreglando lo que sea. Soldadores que aprietan el soplete tratando de unir dos trozos de vías. Los más afortunados se encargan de llenar de carbón los vagones de un tren de mercancías que dormita en una vía muerta de la mina. Otros, como Galina y Mikhailovna Voronok, simplemente permanecen de brazos cruzados. “El carbón es nuestro pan y nos lo quieren quitar. Hace meses que no cobramos, pero tenemos que seguir trabajando para volver a producir carbón para nuestra tierra: la República Popular de Donetsk”, afirman las dos mujeres casi al unísono. Su trabajo consiste en separar las impurezas y los desperdicios del carbón. Pero… ahora miran con nostalgia las cintas transportadoras que permanecen paradas.

La cuenca minera de Donbass abarca cerca de 23,000 km². Es una región rica en carbón y en hierro que se convirtió en vital para Rusia. En 1913 esta cuenca producía el 87% del carbón de toda Rusia y el 74% de toda la producción de mineral de hierro. Hoy en día, la región(que debe su nombre al acrónimo Donétsk y yacimientos de carbón) es la principal productora de hierro y acero de toda Ucrania y unode los principales complejos de industria pesada del mundo. “Y el Gobierno de Kiev lo sabe, y por eso trata de acabar con la economía de la región a golpe de bombardeo. Acabar con la minería es acabar con el sustento de miles de familias de la región y condenarlos a la hambruna. La guerra es una cosa asquerosa”, denuncia Vassily Antonovic, director de Chelyuskintsev desde hace cinco años.

Desde que dieron comienzo las hostilidades en el este de Ucrania (12 de abril de 2014) la artillería afín al Gobierno de Kiev ha alcanzado en seis ocasiones esta mina produciendo diferentes destrozos, arruinando edificios e instalaciones, e hiriendo a varios mineros que, en ese momento, se encontraban trabajando. “Han conseguido que la producción se reduzca considerablemente. De los 2,5 millones de toneladas de carbón que producimos anualmente, este 2014 no vamos a alcanzar el millón”, denuncia Antonovic. “Pero Kiev debe tener en cuenta que el carbón es un bien vital para ellos, al igual que para Rusia. Sin el carbón que se produce en las minas de la región del Donbass no podrán sobrevivir. Somos un lugar estratégico para las dos partes, y mientras, nosotros estamos en medio”, advierte el director de la mina.

Las siluetas de las raquíticas torres que suben y bajan a los mineros a las profundidades de Donbass son engullidas, poco a poco, por una espesa niebla. Viktor Nikolayevic camina con las manos metidas en los bolsillos hacia uno de los pozos de la mina. Este hombre lleva 40 años trabajando en diferentes minas de la región. Viktor mira hacia el infinito. Silente. Respira profundamente. “Tenemos que seguir trabajando. No nos queda más…”. Al minero se le quiebra la voz. Continúa su camino mientras compañeros suyos comienzan a abandonar la mina. Es el cambio de turno.

“Este conflicto ha afectado horriblemente a la mina y a sus trabajadores. Durante mes y medio nos ha sido imposible extraer el agua del interior de los túneles; las primeras estimaciones de nuestros ingenieros no son nada esperanzadoras y hasta febrero de 2015 no podrán evaluar el daño real en el interior de los pozos. Calculo que no volveremos a estar operativos al 100% hasta dentro de seis meses como mínimo”, se sincera Vladislav Marinets, ingeniero jefe de Chelyuskintsev.

Cuando es preguntado por el futuro de los trabajadores, quienes llevan meses sin cobrar sus salarios (al igual que él)se encoje de hombros y desvía la mirada. “Nos han arruinado la vida”, acierta a decir, a modo de despedida.Mientras el ingeniero jefe se lamenta por situación de la mina, en el interior cientos de hombres trabajan día y noche para tratar de bombear lo antes posible el agua que inunda las galerías. El futuro de la región de Donbass, y de las familias que viven de la minería, está en vilo.

El soniquete de las bombas de extracción de agua es hipnótico y soporífero al mismo tiempo. Este desagradable runrún rebota por las paredes de los túneles extendiéndose kilómetros y kilómetros en las profundidades de la tierra. Desde hace semanas este es el único sonido que se escucha en Chelyuskintsev, una mina situada a las afueras de la ciudad de Donétsk (este de Ucrania).Los golpes secos del metal de los picos resquebrajando el carbón se han ahogado. Las vagonetas rebosantes de mineral están paradas y oxidándose a la espera de que alguien les vuelva a dar uso. “En agosto, la artillería ucraniana destrozó varias instalaciones eléctricas. Las bombas de extracción dejaron de funcionar y los pozos se inundaron de agua”, denuncia Sasha Alexandrovic, uno de los capataces de la mina.

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